Hay quienes buscan desprestigiar al Ejército, advierte Cienfuegos
El presidente Enrique Peña Nieto, flanqueado por el diputado Silvano
Aureoles, el general Salvador Cienfuegos, el almirante Vidal Francisco
Soberón y el senador Miguel Barbosa, durante la participación de Vicente
Fernández en el Día del Ejército, en el Campo MarteFoto Marco Peláez
Jesús Aranda y Rosa Elvira Vargas
Periódico La Jornada
Viernes 20 de febrero de 2015, p. 3
Viernes 20 de febrero de 2015, p. 3
El titular de la Secretaría de la Defensa Nacional
(Sedena), general Salvador Cienfuegos Zepeda, salió en defensa de los
soldados acusados de violar derechos humanos, al señalar que ‘‘en
ocasiones se nos ha señalado, sin agotar los cauces legales o sin
pruebas serias, para tratar de desprestigiarnos y con ello dañar la
confianza en nosotros depositada’’.
Al hablar ayer en la ceremonia por el Día del Ejército, en el Campo
Marte, el general Cienfuegos reconoció que ‘‘existen situaciones
sensibles que han despertado el pensar y sentir de la sociedad’’, como
la exigencia de todos, sin excepción, de respetar la ley y las
decisiones judiciales.Meses después de que soldados participaron en la matanza de 22 presuntos secuestradores en Tla-tlaya, estado de México, y de que militares fueran acusados de estar vinculados con la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Norrmal de Ayotzinapa, el divisionario aseguró: ‘‘Siempre seremos nosotros los más interesados en que cualquier incidente que involucre la participación de personal militar sea investigado a fondo y se esclarezca plenamente.
‘‘Pongamos las cosas en claro’’, aseveró ante el presidente Enrique Peña Nieto, representantes de los poderes Legislativo y Judicial, integrantes del gabinete y cientos de soldados y marinos de todos los rangos. ‘‘deben ser las autoridades judiciales competentes las que determinen las responsabilidades que conforme a derecho procedan.
‘‘Por nuestra parte –subrayó– la Secretaría de la Defensa Nacional velará para que los integrantes de la institución reciban un juicio justo cuando, en cumplimiento de sus misiones, se vean sujetos a un proceso legal.
‘‘En el gen institucional de las fuerzas armadas, en la conciencia de cada soldado o marino, no existe el afán de violentar los derechos de las personas, de violentar el estado de derecho.’’
Cienfuegos dijo: ‘‘Con respeto nos adherimos al sentir de toda familia que ha sufrido la pérdida de algún ser querido, sentimiento que se suma a la pérdida de cada mexicano, que incluye a nuestros compañeros de armas’’, quienes murieron o resultaron con lesiones incapacitantes en cumplimiento de su deber ‘‘y en defensa de la sociedad. Mantenemos el compromiso irrenunciable de actuar con transparencia, respetamos las determinaciones legislativas judiciales y promovemos el respeto a los derechos humanos’’, sostuvo.
‘‘Somos un ejército surgido del pueblo, para el pueblo y con el pueblo’’, dijo. Añadió que es un ‘‘Ejército de instituciones; del deber, no del querer; de la nación, no de facción; de la soberanía, no de la ideología’’.
En la ceremonia por el 102 aniversario del Ejército, la Sedena y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano firmaron un convenio para otorgar créditos de vivienda –el monto destinado aumentó de 50 millones a 578 millones de pesos en 2015, para beneficiar a 26 mil soldados–, así como un acuerdo para subsidiar a los soldados que arriendan vivienda hasta por mil 406 pesos y apoyo para el mejoramiento de vivienda con tasas máximas de 8 por ciento de interés.
El presidente Peña encabezó la inauguración del monumento por el Centenario del Ejército Mexicano, en el Campo Marte.
Son garantes ‘‘de la paz y seguridad interior’’
Rosa Elvira Vargas y Jesús Aranda
En una nueva reivindicación pública de las fuerzas armadas mexicanas,
el presidente Enrique Peña Nieto colocó la honorabilidad del Ejército y
de la Marina ‘‘por encima de cualquier sospecha o duda’’.
En la cuarta fecha de febrero para las efemérides castrenses,
el mandatario, su gabinete y los titulares de los poderes Legislativo y
Judicial asistieron a la conmemoración del Día del Ejército, en el Campo
Marte.
Los soldados de México, ‘‘comprometidos y valerosos’’, han pasado ‘‘lista de presentes’’ en la lucha contra el crimen organizado y encuentran como mayor recompensa y máxima aspiración garantizar la soberanía nacional, la integridad del territorio, la vigencia de las instituciones y la protección del pueblo, dijo Peña Nieto.
‘‘No han dudado –añadió– en contribuir al mantenimiento de la paz y la seguridad interior’’, ni escatimado esfuerzos para proteger los recursos ‘‘naturales y forestales’’ o para salvaguardar a la población en casos de desastres o accidentes de gran magnitud.
Y todos en México han constatado ‘‘su respaldo a las mejores causas de nuestra sociedad y sus invaluables contribuciones a la construcción del país’’.
Fue un festejo que pasó de lo solemne a lo vernáculo. De la inauguración de un ‘‘monumento magno’’ conmemorativo del Centenario del Ejército Mexicano –cumplido hace dos años–, obra del arquitecto Agustín Hernández Navarro y de ingenieros militares, a las canciones de Vicente Fernández.
El presidente Peña hizo un panegírico de los soldados del país, a quienes caracterizó como ‘‘personas de carne y hueso, con alma, mente y corazón; con sueños y esperanzas, que ponen lo mejor de sí para cumplir con las misiones que tienen encomendadas’’.
A diario, ‘‘salen sin temor a enfrentar aquello que amenace a nuestra gente, ya sea la violencia del crimen organizado o la misma fuerza de la naturaleza’’.
Para dar el contexto histórico del Ejército Mexicano, al inaugurarse el monumento, el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, aseguró: la vocación militar es tan grande ‘‘que está en su esencia la búsqueda de la paz y la cristalización de la libertad y la justicia social’’.
Peña Nieto, quien también había puntualizado que ‘‘portar el uniforme de la patria es un privilegio reservado para sus mejores hijos’’, habló de la retribución del gobierno –‘‘por gratitud y recompensa’’– a los soldados con subsidios para la renta de casas y créditos a tasas preferenciales para construir o remodelar sus viviendas.
Vicente Fernández, con 75 años a cuestas recién cumplidos, fue el plato fuerte para solaz de los presentes. Se le programaron cinco canciones iniciales frente a la concurrencia de unas 3 mil personas. Entre las primeras interpretaciones dedicó al presidente Coincidir, de Alberto Escobar, porque alguna vez el mandatario se la pidió y entonces no figuraba en su repertorio.
De pronto, al concluir la cuarta melodía, el cantante pidió al jefe del Ejecutivo que se acercara hasta donde él cantaba para despedirse de los presentes, lo cual rompía todo el programa, porque Peña Nieto... aún no dirigía su discurso.
Habló el mandatario y, una vez concluida la ceremonia formal, los militares convidados –desde tropa hasta generales– escucharon un concierto completo de Fernández. La Sedena no quiso testimonios periodísticos de este hecho y echó a los reporteros de la gran carpa cuando ya el mariachi y la voz del cantante entonaban la canción más pegadora para estos uniformados: El adiós del soldado.
Fuente
Los soldados de México, ‘‘comprometidos y valerosos’’, han pasado ‘‘lista de presentes’’ en la lucha contra el crimen organizado y encuentran como mayor recompensa y máxima aspiración garantizar la soberanía nacional, la integridad del territorio, la vigencia de las instituciones y la protección del pueblo, dijo Peña Nieto.
‘‘No han dudado –añadió– en contribuir al mantenimiento de la paz y la seguridad interior’’, ni escatimado esfuerzos para proteger los recursos ‘‘naturales y forestales’’ o para salvaguardar a la población en casos de desastres o accidentes de gran magnitud.
Y todos en México han constatado ‘‘su respaldo a las mejores causas de nuestra sociedad y sus invaluables contribuciones a la construcción del país’’.
Fue un festejo que pasó de lo solemne a lo vernáculo. De la inauguración de un ‘‘monumento magno’’ conmemorativo del Centenario del Ejército Mexicano –cumplido hace dos años–, obra del arquitecto Agustín Hernández Navarro y de ingenieros militares, a las canciones de Vicente Fernández.
El presidente Peña hizo un panegírico de los soldados del país, a quienes caracterizó como ‘‘personas de carne y hueso, con alma, mente y corazón; con sueños y esperanzas, que ponen lo mejor de sí para cumplir con las misiones que tienen encomendadas’’.
A diario, ‘‘salen sin temor a enfrentar aquello que amenace a nuestra gente, ya sea la violencia del crimen organizado o la misma fuerza de la naturaleza’’.
Para dar el contexto histórico del Ejército Mexicano, al inaugurarse el monumento, el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, aseguró: la vocación militar es tan grande ‘‘que está en su esencia la búsqueda de la paz y la cristalización de la libertad y la justicia social’’.
Peña Nieto, quien también había puntualizado que ‘‘portar el uniforme de la patria es un privilegio reservado para sus mejores hijos’’, habló de la retribución del gobierno –‘‘por gratitud y recompensa’’– a los soldados con subsidios para la renta de casas y créditos a tasas preferenciales para construir o remodelar sus viviendas.
Vicente Fernández, con 75 años a cuestas recién cumplidos, fue el plato fuerte para solaz de los presentes. Se le programaron cinco canciones iniciales frente a la concurrencia de unas 3 mil personas. Entre las primeras interpretaciones dedicó al presidente Coincidir, de Alberto Escobar, porque alguna vez el mandatario se la pidió y entonces no figuraba en su repertorio.
De pronto, al concluir la cuarta melodía, el cantante pidió al jefe del Ejecutivo que se acercara hasta donde él cantaba para despedirse de los presentes, lo cual rompía todo el programa, porque Peña Nieto... aún no dirigía su discurso.
Habló el mandatario y, una vez concluida la ceremonia formal, los militares convidados –desde tropa hasta generales– escucharon un concierto completo de Fernández. La Sedena no quiso testimonios periodísticos de este hecho y echó a los reporteros de la gran carpa cuando ya el mariachi y la voz del cantante entonaban la canción más pegadora para estos uniformados: El adiós del soldado.
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