En la Renegociación del TLCAN SINDICATOS DEMANDAN SU INCLUSIÓN
*23 años de “libre comercio” afectó a trabajadores, al medio ambiente y al desarrollo de los pueblos.
*Los tratados de libre comercio no cumplieron con las promesas y expectativas.
*Necesario un modelo de integración entre los países que garantice la participación democrática de la sociedad. Secretario de Prensa del Sindicato Unico de Trabajadores de la Indutria Nuclear (SUTIN),
Colaborador Voluntario de Frecuencia Laboral,
Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com
La
activación del mercado interno y el respeto a los derechos de los
trabajadores, empezando por empleo digno y salario suficiente en los
tres países, fue la conclusión del Encuentro de Organizaciones Sociales
de Canadá, Estados Unidos y México, que se realizó con la participación
de representantes de agrupaciones populares, estudiantiles, campesinas y
sindicales de México.
En el encuentro hubo coincidencia en que el
Tratado de libre Comercio con Amperica del Norte (TLCAN) no ha
beneficiado a nuestros pueblos, sino a las grandes empresas
transnacionales, afectando incluso a la pequeña y mediana empresa, por
lo que hay un balance negativo.
Actualmente los gobiernos de Estados Unidos,
México y Canadá están proponiendo la renegociación de dicho tratado,
pero quienes lo están haciendo son los mismos que lo impusieron y se han
estado aprovechando de él.
Los participantes de organizaciones
sindicales de México de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), de la
Nueva Central de Trabajadores (NCT), de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE), Mineros y de la Coordinadora
Nacional de Sindicatos Universitarios, de Educación Superior,
Investigación y Cultura (CNSUESIC), plantearon luchar por una nueva
forma de cooperación y de negociación internacionales.
Pidieron ser incluidos en la renegociación
del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, que haya un
capítulo laboral vinculante, incluir temas de la migración y
recuperación salarial.
se presentó el panorama que en cada país ha
dejado el TLCAN. Se planteó como prioritaria y se rechazaron las
afectaciones a los trabajadores y al medio ambiente causadas por las
condiciones vigentes en el TLCAN.
Durante dos días, (tres si se consideran las
reuniones previas de organización y sindical) representantes de
organismos no gubernamentales, sindicatos, organizaciones de
trabajadores del campo y estudiosos del tema, de los tres países de
América del Norte, analizaron las consecuencias y perspectivas del
tratado vigente hace 23 años, firmado por los gobiernos contra la
voluntad de amplios sectores de la población y organizaciones de los
países involucrados. Al momento de la firma, esta oposición fue
sencillamente ignorada. Hoy las cosas no parecen diferentes y más bien
pueden ser peor.
Hubo amplias coincidencias. Se dijo que
ninguna organización pequeña o grande va a lograr cambios, si actúa
sola, por lo que se deben buscar estrategias comunes, a partir de
coincidencias y consensos, aunque sea en pocos puntos, que apunten hacia
una integración favorable a nuestros pueblos.
Se advirtió consenso en rechazar el actual
TLCAN pues ha generado la precarización del empleo y deterioro ambiental
y en cambio, no ha cumplido los que los gobiernos prometieron en cuanto
a mejorar la economía y las condiciones de vida de los pueblos. Hoy,
que desde la presidencia de Estados Unidos se habla de renegociar el
Tratado, el resultado podría ser que se firmara algo peor. Aunque
seguramente no se invitará desde los gobiernos a participar a las
organizaciones sociales a participar en la renegociación, es importante
exigir ser tomados en cuenta y contar con propuestas que permitan una
amplia campaña de educación a los pueblos y organizaciones y desarrollar
los mecanismos de coordinación necesarios para generar un amplio
movimiento. Ante los tratados de libre comercio contrarios a los
intereses de los pueblos, se debe luchar, se dijo, por nuevas formas de
cooperación y negociación internacionales, con pleno respeto a los
derechos de los pueblos y al medio ambiente. Se requiere fortalecer y
globalizar la solidaridad entre organizaciones.
Entre los temas acordados en la Declaración
que fue aprobada en lo general por unanimidad por los participantes en
el Encuentro de Organizaciones Sociales de Canadá, Estados Unidos y
México, celebrado en la Ciudad de México 26 y 27 de mayo de 2017, están
los siguientes:
Los participantes en el Encuentro de
Organizaciones Sociales de Canadá, Estados Unidos y México, ante el
inminente proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), condenamos este modelo porque ha afectado
gravemente el desarrollo nacional, siendo contrario a los intereses de
los pueblos, del medio ambiente y de nuestro sistema democrático.
Además, los tratados de libre comercio han fracasado políticamente por
no haber cumplido con las promesas y expectativas de prosperidad
anunciadas para los trabajadores del campo y la ciudad, detonando una
severa crisis social.
Apostamos por la construcción de un nuevo
modelo de integración, cooperación e intercambio entre los países, que
garantice la participación democrática de la sociedad en la negociación
de cualquier acuerdo, que sea transparente en todos sus términos y
condiciones y que, con base, en la cooperación internacional y la
soberanía de cada país, promueva la reconstrucción de las cadenas
productivas nacionales, regionales y locales, con pleno respeto a los
derechos humanos, políticos, económicos, sociales, culturales y del
medio ambiente. Además, debe garantizar el trabajo digno y el salario
remunerador, independientemente del origen o condición migratoria.
Ya que, desde la implementación del TLCAN
en 1994, han sido los trabajadores, las comunidades y el medio ambiente
de los tres países quienes han sufrido, mientras que los inversionistas
ricos, las grandes corporaciones y sus ejecutivos han cosechado más
ganancias y adquirido más derechos y poder. Ese poder ha tenido un
efecto negativo en nuestras democracias.
(. . . )
Nos oponemos a los muros fronterizos en
América del Norte, y defendemos los derechos humanos y laborales de las
personas que emigran, así como su derecho a no ser obligados a emigrar
por la pobreza y la inseguridad.
Por estas razones, cualquier Tratado y proceso de negociación debe;
Avanzar a través de un proceso
transparente, plural y democrático, en el que participen los pueblos y
el poder legislativo de cada país.
Incluir en el texto normas laborales y
ambientales claras y efectivas, vinculantes y ejecutables, con plazos
que se cumplan y vayan más allá de los estándares internacionales
establecidos.
• Eliminar los privilegios a los
inversionistas extranjeros, así como el mecanismo de resolución de
controversias entre los inversionistas y el Estado (ISDS), así como
respetar el derecho de los pueblos a ejercer controles democráticos
sobre las políticas públicas en cada país.
• Establecer normas vinculantes que
garanticen la preponderancia de los Derechos Humanos con base en los
acuerdos y pactos Internacionales.
• Instaurar políticas integrales de
género, que garanticen la equidad y la no discriminación como principios
transversales, así como la participación activa de las mujeres en todos
los ámbitos de la vida.
• Garantizar la participación y el
consentimiento previo e informado de las comunidades y pueblos
originarios, con el fin de respetar la soberanía de los pueblos sobre
sus recursos, sus territorios y sus culturas.
• Incluir medidas en la legislación y
prácticas que aumenten los salarios y el acceso al trabajo en los tres
países, promoviendo la democracia, la libertad sindical y la negociación
colectiva transnacional en los casos en que un empleador opere en dos o
más países.
• Garantizar la educación pública
gratuita, obligatoria y de excelencia académica en todos los niveles,
como un derecho humano universal y un bien público social. La educación
es una responsabilidad social a cargo del Estado y es uno de los motores
del desarrollo de nuestros pueblos, por lo que no puede estar sometida a
políticas promotoras de la mercantilización o la privatización.
• Impulsar una política industrial en
América del Norte, que proteja de manera efectiva una producción
compartida, aumentando los requisitos cuantitativos para las reglas de
origen y fortaleciendo el monitoreo para garantizar el origen
norteamericano de componentes en industrias clave.
• Salvaguardar la soberanía
alimentaria, los mecanismos de gestión de la producción y su
abastecimiento, la subsistencia rural y el derecho a saber qué hay en
nuestra alimentación, cómo y dónde se produce.
• Garantizar la prestación de servicios
públicos de calidad; la educación, la salud y la seguridad social, el
agua, etcétera, y asegurar que ninguna renegociación conduzca a más
privatizaciones de servicios y sectores actualmente protegidos o limite
la creación de nuevos servicios públicos.
• Incluir responsabilidades compartidas
sobre los derechos de los trabajadores migratorios, de los pueblos
originarios y mecanismos ejecutables para protegerlos, asi como,
garantizar su libre organización sindical.
• Rechazar los capítulos de propiedad
intelectual y comercio electrónico propuestos por violar los derechos de
libertad de expresión, privacidad y acceso al conocimiento. Preservar
un internet libre y abierto integralmente, evitar la criminalización de
los usuarios finales e impedir que los derechos de autor sean mecanismos
de usura.
• Incorporar compromisos compartidos
para mejorar la infraestructura pública y la sostenibilidad, en los tres
países, promoviendo la justicia fiscal a través de impuestos justos,
equitativos y progresivos sobre los beneficios.
• Incluir obligaciones vinculantes para
enfrentar el cambio climático, la deforestación, la contaminación de
los mantos hídricos, las emisiones de gases de efecto invernadero, así
como preservar la propiedad social de bosques, tierras, la biodiversidad
y el agua. Debe garantizarse el cumplimiento del Acuerdo Climático de
París. Las organizaciones de la sociedad civil de América del Norte no
aceptarán un TLCAN tóxico y cooperarán a través de las fronteras para
monitorear, movilizar, educar, abogar y exigir que estos objetivos sean
conquistados.
• Fortalecer nuestro compromiso de
trabajar conjuntamente e implementar un plan de acción trinacional; que
incluirá un conjunto de manifestaciones, movilizaciones, campañas,
declaraciones políticas y el uso de todos los recursos jurídicos,
políticos y de cabildeo necesarios para incidir en el cambio de rumbo de
esta coyuntura internacional.
• Con base en lo expuesto, convocamos a
los pueblos de los tres países a construir un movimiento amplio y
diverso, que desarrolle estrategias de movilización, propuesta e
interlocución política para lograr una mayor incidencia en el rumbo de
la globalización, en las políticas públicas y en la construcción de
alternativas de desarrollo sustentable.
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