“Nunca más un México sin nosotros”… O no habrá México




Los pueblos indígenas se levantan. El país se remueve en sus entrañas. Como siempre, no habrá información en los grandes medios. Los corporativos colgarán apenas algunas anécdotas que buscarán hacer parecer a los pueblos originarios un accesorio más, casi folclórico, del sistema (¿debemos decir “mercado”?) político mexicano.
La soberbia y el desprecio de los medios de comunicación hacia las naciones, pueblos, tribus y comunidades del México profundo son extensiones de esas mismas soberbia y desprecio que por siglos han gastado políticos, empresarios, latifundistas, dominadores, capitalistas, hacia los habitantes originarios de este país.
Hoy los indígenas han hablado entre ellos y se han puesto de acuerdo. Bajan de las montañas y las sierras. Suben de las cañadas y laderas. Vienen de las selvas abigarradas; de los remolinos del desierto; de los bosques de ocote, oyamel y neblina; de las costas saladas, remojadas por milenios.
Las “únicas alternativas de lucha de nuestros pueblos están en las geografías indígenas de todo nuestro México y juntos somos el Congreso Nacional Indígena, que decidimos no esperar el desastre que indudablemente nos traen los sicarios capitalistas que gobiernan, sino pasar a la ofensiva y hacer esa esperanza un Concejo Indígena de Gobierno para México, que apueste a la vida desde abajo y a la izquierda anticapitalista, que sea laico y que responda a los siete principios del mandar obedeciendo como nuestra garantía moral”.
Son algunas de las palabras con las que el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) dieron a conocer el pasado 28 de mayo la instauración de un Concejo Indígena de Gobierno, con 71 concejales –hombres y mujeres– provenientes de todas las geografías del país, entre ellos una vocera, la nahua María de Jesús Patricio Martínez, quien a nombre de este Concejo participará en las elecciones de 2018 como candidata independiente.
Los siete principios del mandar obedeciendo que han hecho suyos el CNI y el EZLN vienen rigiendo la vida de miles de comunidades en México de generación en generación, por siglos: servir y no servirse, construir y no destruir, obedecer y no mandar, proponer y no imponer, convencer y no vencer, bajar y no subir, representar y no suplantar.
María de Jesús, Marichuy, nahua de Tuxpan, Jalisco, médica tradicional encarna la mujer que el CNI y el EZLN buscaban como vocera y que anunciaron desde enero pasado: “una mujer indígena que hable lengua, porque es guardiana de la sabiduría de su cultura, del cuidado de su familia, del cuidado de su pueblo. Guardiana y dadora de la vida y de nuestra madre naturaleza. La hija de corazón de colores, la que siembra esperanza paso a paso, la que construye vida con otras con otros, la que limpia y sana los corazones del odio y del poder. La que trenza en su cabello la memoria del pueblo”.
Es una oportunidad para la paz que lanzan los indígenas de México. Probablemente será la última para algunos de ellos. Vilipendiados, saqueados, despojados, los pueblos, naciones, tribus y comunidades de este país emprenden una ofensiva pacífica pero clara: defenderán su cultura, derechos, territorios y recursos hasta las últimas consecuencias frente a un despojo peor que el de tiempos de la Colonia. Se enfrentan al genocidio. Es la última oportunidad para varias etnias y lenguas. Si fracasan, las opciones de lucha pacífica se reducirán drásticamente.
El Concejo Indígena de Gobierno quedó constituido con la participación de los pueblos: Apache, Amuzgo, Akimel O’otham, Binniza, Chatino, Chichimeca, Chinanteco, Chol, Chontal de Oaxaca, Chontal de Tabasco, Coca, Comkaac, Cuicateco, Mestizo, Hñähñü, Ñathö, Ñuhhü, Ikoots, Kumiai, Lakota, Mam, Matlazinca, Maya, Mayo, Mazahua, Mazateco, Me’phaa, Mixe, Mixe-Popoluca, Mixteco, Mochó, Nahua o Mexicano, Nayeri, Popoluca, Purépecha, Q’anjob’al, Rarámuri, Tének, Tepehua, Tlahuica, Tohono Odham, Tojolabal, Totonaco, Triqui, Tseltal, Tsotsil, Wixárika, Xi’iuy, Yaqui y Zoque.
No empiezan de cero. La actual fase de resistencia indígena se ha construido silenciosamente durante las últimas 2 décadas, desde que a instancias del EZLN se constituyó el CNI en 1996. Silenciosamente, no porque así lo hayan preparado los pueblos, sino por el silencio que se les ha impuesto a sus demandas, sus defensas, sus voces.
Porque la geografía del despojo es también, muchas veces, la geografía de la resistencia. En 29 “espejos” el CNI documenta la lucha y la organización ante los “megaproyectos” que padecen las comunidades. La mayoría de estos saqueos son retratados en los medios de comunicación como “oportunidades”, “inversiones”, “generadores de empleos”. Nunca se dice a quién van a desterrar; qué lengua van a matar; qué cultura van a exterminar; cuántos miserables van a generar.
Los 29 “espejos” son 29 casos de resistencia indígena en puntos que atraviesan toda la geografía mexicana y que pueden consultarse en la siguiente liga: https://www.congresonacionalindigena.org/espejos/: la costa nahua michoacana, el Totonacapan, el territorio wixárika, los bosques sagrados de la Sierra de Manantlán, el istmo de Tehuantepec, la isla de los cocas de Mezcala, el Cerro Grande de Colima y, entre muchos otros, los territorio kiliwa y kumiai del Norte de la República.
Se juntan los de color de la tierra. Traen sus cuitas, arrastran su pobreza; pero también juntan su sabiduría, sus palabras y sus flechas. Retiembla la Tierra. Sus hijos comienzan a andar.

Fragmentos

El próximo sábado se conmemoran 46 años del Halconazo. Como el 2 de octubre de 1968, tampoco se olvida el 10 de junio de 1971. Los halcones –grupos de asesinos con entrenamiento paramilitar que masacraron estudiantes en la Rivera de San Cosme, en la Ciudad de México– sirvieron hasta entrados los años de 1990. Estuvieron al servicio de políticos, hoy todavía algunos encumbrados y otros caídos en desgracia. Sirvieron a dirigentes de los sindicatos oficiales casi llegando al año 2000. Algunos, hoy andan dando tumbos en cárceles o en calles, contratándose al mejor postor para hacer lo único que les enseñaron: matar. Los halcones, resabios de las cloacas que intentaron apagar las voces de los estudiantes que buscaban construir un mundo más justo hicieron su aparición hace más de 9 lustros. Sus jefes siguen moviendo hilos y gozando de impunidad.
Zósimo Camacho
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ZONA CERO] 

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