Que Sedena done a la UNAM terreno en venta
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A escasos 9
meses de concluir el actual gobierno, la Secretaría de la Defensa
Nacional (Sedena), cuyo titular es el general Salvador Cienfuegos,
pretende vender a privados un terreno de 125.5 hectáreas (actualmente
Campo Militar 1-F) para uso habitacional y comercial en la zona de Santa
Fe, Ciudad de México.
Esa operación de compra venta que busca
convertir una propiedad federal en un negocio comercial, que de
concretarse habría que seguir el origen y destino del dinero para evitar
algún posible acto de corrupción o, peor aún, de lavado de dinero,
debería ser vetada por la Presidencia de la República y en lugar de ello
donar esa gran extensión de tierra a la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) para construir allí una extensión de instalaciones
académicas y poder así desahogar la sobrepoblación que actualmente hay
en el principal campus que es Ciudad Universitaria.
Para entender la dimensión del terreno
que alberga actualmente las instalaciones universitarias de CU, es el
antiguo casco de la UNAM: incluye su primer circuito y más de 50
edificios, y se ubica en una extensión de 176.5 hectáreas, que
representa apenas la cuarta parte de las 730 hectáreas totales del
campus universitario.
Ello significa que las 125.5 hectáreas
que la Sedena pretende vender a particulares podrían ser utilizadas por
la máxima casa de estudios del país para ampliar sus instalaciones y dar
cabida a más egresados del bachillerato que aspiran a continuar sus
estudios en una carrera universitaria, pero que por la falta de espacio
en la UNAM, decenas de miles de jóvenes se quedan sin estudiar y por la
crisis económica que agobia a la mayoría de la población no pueden
ingresar a escuelas privadas.
¿Por qué el gobierno debe apoyar más a
la UNAM? Porque es una institución académica pública en donde alumnos,
profesores, investigadores y trabajadores administrativos expresan y
discuten con libertad sus ideas y defienden la democracia en un país que
tanto lo necesita. Además, ha permitido por más de 70 años que cientos
de miles de estudiantes de escasos recursos concluyan sus carrereas y se
incorporen a la actividad productiva con mejores opciones laborales y
económicas.
Un ejemplo más de la excelencia
académica de la UNAM se dio la semana pasada, cuando se informó que esa
casa de estudios encabeza la lista como la mejor universidad de
Latinoamérica, además de ubicarse dentro del top 50 de las mejores
universidades del mundo, según la última edición del QS Rankings. Como
no apoyar, querer y defender a nuestra excelente universidad nacional
pública.
Lo que se conoce hasta ahora sobre el
negocio que pretende hacer la Sedena con ese extenso terreno del Campo
Militar 1-F antes de que concluya el gobierno de Enrique Peña Nieto, de
acuerdo con notas de Víctor Fuentes e Iván Sosa publicadas en el diario
Reforma, es que el gobierno federal apresura los trámites para que el
gobierno de la Ciudad de México le cambie el uso del suelo y poder
venderlo en el transcurso de los próximos 9 meses, sin importar la
oposición de vecinos, los problemas de suministro de agua y la
complejidad en la movilidad de Santa Fe.
Según el proyecto que tiene la Defensa,
trata de vender el terreno que actualmente alberga 30 fábricas de
artículos militares, para mudarlas a otra propiedad que le fue donada en
Puebla por el gobierno local.
El general Cienfuegos, que le gustan los
reflectores, tendría una mejor exposición ante las cámaras si en lugar
de vender el terreno lo dona para el estudio de la ciencia, la filosofía
y las matemáticas en lugar de engrosar los bolsillos de privados.
El conservadurismo de las autoridades universitarias
Y a propósito de nuestra Universidad
Nacional, hay un espinoso tema interno que ha sido tratado
equivocadamente por las autoridades universitarias, igual como lo ha
hecho el gobierno federal en todo el país, y tiene que ver con la venta y
consumo de drogas.
Es claro para muchos universitarios que
el gobierno federal se ha equivocado en la lucha contra el crimen
organizado y el combate al tráfico de drogas, pues por más recursos
públicos que destine e involucre a las Fuerzas Armadas en esas tareas,
el problema lejos de disminuir se ha agravado, mientras que la violencia
e inseguridad también van en aumento.
Una alternativa que especialistas en la
materia han propuesto, es la legalización de la venta y consumo de
drogas en espacios destinados para su uso lúdico, a fin de que sea la
población adulta la que se responsabilice del consumo y de su salud,
pero en cambio el gobierno federal pretende sólo con acciones bélicas
enfrentar el problema y el resultado es un frustrado fracaso que ya ha
costado cientos de miles de vidas de mexicanos.
Por ello la UNAM, con toda su autonomía,
debería actuar distinto a las directrices de las políticas públicas
equivocadas que criminalizan a los consumidores, que son la cadena final
del negocio de la droga, la cual en todo el mundo es una industria
boyante y, por consecuencia, nunca va a desaparecer y la sociedad tiene
que aprender a vivir con ella sin violencia.
El rector Enrique Graue y el Consejo
Universitario deberían poner el ejemplo el país y permitir su uso en
áreas específicas de la universidad y evitar con ello que estudiantes
consuman las drogas en salones, pasillos y jardines de todo el campus
universitario.
Miguel Badillo
Oficio de papel
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