Asalto literario en el Zócalo capitalino

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La lectura es una parte del deber  del hombre honrado.
Cristina de Suecia
El pasado sábado 13 de octubre, se inauguró la Feria Internacional del Libro del Zócalo capitalino en su XVIII edición, lo que consolida este evento como uno de los más relevantes del mundo, pues en él, además de facilitar al lector el acceso a la mayor diversidad de propuestas editoriales, se garantiza su encuentro con reconocidos autores nacionales y extranjeros.
Con una apuesta a favor de los derechos y libertades y con la participación de las Letras del Caribe como región invitada, la FIL del Zócalo llega a su mayoría de edad merced al tesón y complicidades asertivas de servidores públicos y promotores de la lectura, quienes han sabido engarzar sus deberes, saberes y pasiones a fin de generar estos “asaltos literarios” que han visibilizado la capital del país como una “Ciudad de Lectores” que responden a las provocaciones editoriales que año con año se organizan para arropar la presencia de escritores, promotores culturales y músicos con un nutrido programa de actividades.
Concebida como una conquista cultural de la Brigada para Leer en Libertad, su promotora, Paloma Saiz, luchó a efecto de consagrar en la Ley de Fomento a la Lectura que esta feria se llevara a cabo anualmente en el Zócalo capitalino, evitando así la veleidad de funcionarios que rechazaban este ejercicio de derechos y libertades aduciendo que la ciudad tenía otras ferias de libros u otros espacios públicos para llevarla a cabo.

Con convicción, Paco Ignacio Taibo II, Paloma y los integrantes de la Brigada para Leer en Libertad han sostenido un intenso diálogo —a favor de los lectores— con autoridades y editoriales, logrando, sin proponérselo, el anhelado sueño de Fernández de Lizardi cuando fundó, el 23 de julio de 1820, la histórica Sociedad Pública de Lectura, primera biblioteca de acceso al pueblo, costeada por las contribuciones personales de quienes a ella acudían para consultar algún periódico, libro o publicación del acervo personal que el gran Pensador Mexicano puso a disposición de los capitalinos con la única finalidad de propiciar su “ilustración”.
Como un homenaje al movimiento estudiantil de 1968, la FIL del Zócalo convocó en este 2018 a reflexionar en torno a los derechos y libertades que se nutren precisamente de las luchas sociales de fines del pasado siglo y en sus efectos sobre los movimientos culturales de nuestro tiempo: estos logros y conquistas fueron abordados por muchos de los 200 autores nacionales, así como por los 30 invitados internacionales que acudieron a los diversos foros previstos para las conferencias, debates y charlas preparados para este magno evento en el que, además, se rindió homenaje —por ser año del centenario de su natalicio— a Juan José Arreola y a Guadalupe Pita Amor.
Parafraseando a la ilustrada Cristina de Suecia, la FIL del Zócalo de nuestra ciudad facilitó cumplir el deber de la honradez a quienes, a través de la lectura, acudieron a nutrir en ella sus anhelos libertarios.

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