¿Texcoco o Santa Lucía?
¿Texcoco o Santa Lucía?
No sorprende que la
construcción del nuevo aeropuerto y la decisión de Andrés Manuel López
Obrador de someter la decisión a una consulta popular haya ocasionado
una airada polémica, puesto que se trata, sin duda, del mayor negocio
que se haya proyectado y, en consecuencia, hay muchos intereses en
juego. Las organizaciones empresariales han insistido en que los
criterios que deben regir la decisión son únicamente el técnico y el
financiero, mientras que las organizaciones populares han sostenido que
también hay que atender la afectación a los pobladores de la zona de
Texcoco, así como las consecuencias que provocaría desde el punto de
vista ecológico.
En lo que atañe a los criterios
técnicos, hay que señalar que si bien tanto la construcción en Texcoco,
como en Santa Lucía, son posibles, también hay que advertir que la zona
de Texcoco es de carácter lacustre y los geólogos de muy alto nivel
académico, como María Fernanda Campa, han destacado que,
independientemente de las obras que se realicen en la superficie, existe
lo que podríamos llamar la vocación geográfica de cada terreno, de modo
que de manera natural la zona tiende a reproducir su vocación lacustre,
o dicho de otra manera, es de temerse que más temprano que tarde, las
pistas construidas ahí tenderían a inundarse o, lo que es igualmente
peligroso, a sufrir hundimientos desiguales, por la humedad subterránea.
Esos peligros no existen en Santa Lucía, puesto que no tiene la misma
vocación lacustre.
Por otra parte, es evidente que rellenar
el terreno para hacer posible la construcción de pistas de aterrizaje
ha determinado, en primer lugar, el aumento desmedido de los montos de
financiamiento, y esto ya atañe al aspecto financiero, pues mientras se
había presupuestado un costo total de 160 mil millones, ahora, unos
meses después del inicio de la obra, ya se calcula un ascenso a 250 mil
millones y se están demandando 80 mil millones más. No se ha mencionado
que puesto que el aeropuerto en Texcoco se planea como sustituto del
actual tendría que invertirse en remodelar el gigantesco terreno del
aeropuerto actual para dedicarlo a otros fines, ni tampoco que hace
alrededor de 10 años, en el sexenio de Calderón, se hicieron inversiones
millonarias para remodelarlo y que esos costos serían semejantes a las
pérdidas, esas sí muy mencionadas, que se ocasionarían si se desecha el
proyecto de Texcoco.
Otro aspecto que atañe tanto al criterio
técnico, como al ecológico, es que si se atiende al microclima de
Texcoco, resulta que en esa zona llueve durante un 60 por ciento del
año, y lo más frecuente es un cielo nublado y en muchas ocasiones se
llega a una niebla cerrada. Sorprende que esta característica no se haya
tomado en cuenta al proyectar construir ahí un aeropuerto, pues todo el
mundo sabe que la lluvia y la niebla constituyen un peligro real para
las aeronaves y sus pasajeros.
En el terreno ecológico, también hay que
destacar que hasta el momento, por la necesidad de desecar el lago
Nabor Carrillo, se han destruido más de cien cerros, hecho que no solo
pone en peligro de derrumbes a los habitantes de la zona, sino también
aumenta la posibilidad de inundaciones en un amplio perímetro que llega
incluso a la zona conurbada de la Ciudad de México.
Estos son algunos de los datos que habría que tomar en cuenta en la consulta popular.
Comentarios