El neoliberalismo de salida


Revista Siempre!

Articulistas| 
En vísperas de la reunión de Davos, que convoca precisamente a los empresarios más ricos del mundo, acompañados por políticos y periodistas, con el fin de proponer líneas de acción para el mundo, siempre desde el punto de vista de sus intereses, la organización Oxfam Internacional ha publicado un informe, como en otros años, en que muestra resultados sobre las condiciones de desigualdad en el mundo. Hace un año, por estas fechas, señaló un hecho escandaloso y abrumador: en ese entonces solo 43 multimillonarios reunían una riqueza que superaba el ingreso, también en conjunto, de los 3,500 millones de personas más pobres del mundo. En el estudio de este año, Oxfam advierte que la situación ha empeorado, pues ahora son solo 26 multimillonarios los que superan el ingreso reunido de la mitad más pobre del planeta.
Esa concentración extrema de la riqueza se explica porque los multimillonarios aumentaron su riqueza en 900 mil millones de dólares, mientras los más pobres disminuyeron su ingreso en 11 por ciento.
Ante una realidad tan monstruosa, hay que preguntarse cómo se ha llegado a una situación tan injusta. La respuesta es simple, se trata de la aplicación, a lo largo del planeta, de las políticas neoliberales, desde la década de los ochenta hasta la actualidad. La siguiente pregunta, por supuesto, es qué fue lo que provocó que tantos y tan distintos gobiernos hayan adoptado las políticas neoliberales. Y aquí hay que mencionar la crisis estructural que afecta al capitalismo desde el inicio de la década de los setenta y que tiene como causa fundamental la caída de la tasa de ganancia ocasionada, contradictoriamente, por la gran acumulación de capital de las décadas de la posguerra, que generó una concentración y centralización de capital.
Frente a esa caída de la tasa de ganancia, ya lo he mencionado en estas páginas, el gran capital, las grandes empresas, de los países altamente industrializados, emprendieron dos ofensivas: una contra los trabajadores de sus propios países, y otra contra los países subdesarrollados.
Se registraron así, en todo el mundo, las políticas neoliberales, con la privatización de las empresas públicas y aun de los servicios del Estado, las reorganizaciones que incluyen despidos masivos, los ajustes al gasto social, el ataque a las pensiones, la eliminación de derechos laborales, la disminución de los salarios reales, el desempleo y la informalidad, el acaparamiento de tierras y recursos naturales, todo para intentar recuperar la tasa de ganancia. La ofensiva ha sido tan drástica que numerosos investigadores hablan hoy de la acumulación de capital por despojo.
Sin embargo, aunque el refugio en la especulación, y las ofensivas contra los trabajadores y contra los países subdesarrollados han conseguido crear algunos multimillonarios y empobrecido aún más a los pobres del planeta, los problemas de la crisis no han podido resolverse y no solo el crecimiento de la economía mundial sigue siendo muy bajo, sino que las crisis financieras se han multiplicado y las contradicciones esenciales del capitalismo, como la existente entre la producción social y la apropiación privada, se han acentuado.
Por eso hoy el neoliberalismo también está en crisis. No sorprende que dos de las potencias estén apartándose de la globalización y las políticas neoliberales. Tanto las bravatas y las políticas agresivamente proteccionistas de Trump, como el brexit de Gran Bretaña, son expresiones de ese intento de abandono de las políticas neoliberales. Por supuesto, no quiere decir que renuncien a las ofensivas emprendidas por el gran capital, sino que están buscando valerse de nuevas armas. En cualquier caso, el resultado hasta ahora es ese hecho del que nos informa Oxfam, de que solo 26 archimillonarios poseen más riqueza que la mitad de la humanidad que se debate en la pobreza.

 Fuente

Comentarios