Funcionarios de Pemex violaron protocolos de seguridad para permitir huachicoleo
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Autor:
Nancy Flores / @Nancy_Contra
Uno de los primeros hallazgos del equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador en torno al huachicoleo
fue que los funcionarios de Petróleos Mexicanos (Pemex) violaban los
protocolos de seguridad en forma sistemática, es decir, todos los días.
Así, de nada servía que la petrolera
mexicana tuviera tecnología de punta y gastara miles de millones de
pesos en en su sistema de monitoreo de los ductos, si quienes
supervisaban que el flujo de combustibles no presentara anomalías no
reaccionaban ante las emergencias.
El sistema de automatización Scada
detecta inmediatamente las caídas de presión en el flujo de la Red
Nacional de Ductos. En sus pantallas se observa cómo la línea de presión
desciende en forma vertiginosa cada vez que alguien ordeña el combustible.
Por ello, los protocolos de seguridad de
Pemex señalan que, una vez que se observa el desplome, los servidores
públicos deben informar pero sobre todo ordenar el cierre inmediato del
ducto afectado y, con ello, impedir que se derramen o se roben grandes
cantidades de gasolina, gas no asociado, turbosina o diésel.
No obstante los lineamientos, pasaban
hasta 14 horas sin que los responsables de la seguridad cerraran la
llave del combustible; tampoco daban parte a los trabajadores para que
fueran a remediar la situación directamente a la zona que presentaba el
daño.
En Pemex se sabe que cuando cae la
presión sólo puede ser por dos motivos: accidente (el rompimiento del
ducto por falta de mantenimiento) o premeditación (por una toma
clandestina o incluso algún sabotaje, como los que han estado ocurriendo
a últimas fechas).
En ambos casos, la situación se
considera una emergencia porque el derrame del producto no sólo
contamina sino que puede generar una explosión con iguales o mayores
dimensiones que la tragedia ocurrida en Tlahuelilpan, Hidalgo, donde más
de un centenar de personas perdieron la vida y otras decenas fueron
gravemente heridas.
Pero resulta que, con el Scada y los protocolos de seguridad, Pemex ha tenido la tecnología más avanzada para frenar el huachicoleo
y “salvaguardar la seguridad de la población, ya que el robo de
combustibles pone en riesgo a las comunidades de las zonas aledañas y al
medio ambiente” (boletín 87 de Pemex, 2014).
Por ello es muy relevante que los
primeros descubrimientos del equipo de transición en materia energética
hayan sido precisamente las violaciones al protocolo.
Los responsables directos son los
extrabajadores de la Gerencia de Seguridad Física de la petrolera, pero
éste es apenas el primer eslabón de una cadena que podría haber llegado a
secretarías de Estado o incluso a la Presidencia de México.
La investigación ya está en manos de la
secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, quien deberá
tomar cartas en este asunto que tanto preocupa al presidente, y que tan
sólo entre 2017 y 2018 costó 125 mil millones de pesos a las arcas
nacionales. El desfalco para el país es tan grande que no basta con que
caigan esos funcionarios.
Pero, ¿por qué los funcionarios de Pemex
no aplicaban los protocolos de seguridad? Porque –según ha ido
revelando López Obrador– durante años, desde el interior de la petrolera
se operó un mecanismo perverso para ocultar a los verdaderos
responsables del robo de combustibles.
En Pemex, la nueva administración tiene
muy claro que el verdadero saqueo de combustibles no se hace con tambos y
en camionetas, sino con un sistema de transportación similar al que
tiene la propia petrolera. Y es que se necesitarían más de 500 pipas
diarias para mover las cantidades de hidrocarburos que le robaban, y un
mercado negro igual de grande para vender los productos.
Según el presidente López Obrador, el
pueblo empobrecido que ha participado en este ilícito ha servido como
“una base de protección para los verdaderos delincuentes”.
Una base que se habría fomentado de
manera perversa, sembrando por aquí y por allá tomas clandestinas: ¿qué
persona sin conocimiento de ingeniería petrolera se atrevería a romper
un ducto para extraer gasolinas o cualquier otro energético?
Los expertos en Pemex han detectado que
las tomas clandestinas están perfectamente armadas, hechas con material
de cobre. Para ellos, desmantelarlas resulta muy riesgoso, pero
necesario para acabar con esta ordeña.
Al frente del sistema supervisorio de
control y adquisición de datos (Scada) debe haber gente honesta, pero
también en el resto de los puestos, sobre todo en los directivos.
Ese sistema permite el control y
monitoreo de los ductos en tiempo real los 365 días de año, las 24 horas
del día. Así es que se tiene todo para frenar el robo de combustibles,
aun cuando las consecuencias sean el desabasto y las largas filas en las
gasolineras.
Nancy FloresFuente
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