Megaminería tóxica en Baja California Sur: la lucha que no acaba





En marzo del año en curso el presidente Andrés Manuel López Obrador, en una reunión pública en Cabo San Lucas, les dijo a miles de sudcalifornianos: “No a la mina”, en referencia al proyecto de megaminería a tajo abierto Los Cardones; proyecto que con otros nombres diferentes empresarios y corporaciones de capital transnacional han intentado establecer durante más de una década en la Reserva de la Biósfera de la Sierra de la Laguna.


Tras años de lucha en contra de la minería, los diferentes grupos de activistas apoyados por miles de ciudadanos lograron, al parecer, tener el apoyo de las autoridades de los tres niveles de gobierno, pues el presidente municipal de La Paz Rubén Muñoz del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), así como el gobernador del estado Carlos Mendoza Davis del Partido Acción Nacional (PAN) han señalado en diversas ocasiones que no permitirán el establecimiento de la megamina a tajo abierto; pero hasta ahora sólo ha sido de palabra, con dictámenes y con proyectos de ley. La tan anhelada prohibición aún no ha sido estipulada en un decreto oficial.
Cuando la ciudadanía se aprestaba a enfocar sus baterías para la integración de una ley que establezca zonas de salvaguarda contra la megaminería tóxica, principalmente en la Sierra de la Laguna, y en general en toda la entidad, se reactivó otro conflicto medioambiental: el del Proyecto Unidad Minera San Antonio, de la compañía minera Pitalla, SA de CV, que depende de Argonaut Gold Inc: complejo minero que también pretende ser establecido en la Sierra de la Laguna, en el municipio de La Paz, a sólo 45 kilómetros de la capital del estado, al centro de la parte sur de la media península.
Una nuevo trámite de aprobación para el cambio de uso de suelo de los terrenos en donde pretende ser emplazada la megamina, solicitado en febrero pasado a la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), reactivó el conflicto minero; pues los permisos de operación para tal proyecto ya han sido negados anteriormente. Los promoventes y los ciudadanos opositores se encontraron el pasado jueves 11 de abril en el Casino Bellavista en La Paz, para celebrar una Reunión Pública de Información coordinada por la Semarnat, sobre las implicaciones que el emplazamiento minero tendría en la región. A la entrada del edificio los opositores colocaron una lona que decía: “LA PAZ B.C.S. POR El AGUA Y LA VIDA NO A LA MINERÍA TÓXICA” (sic). Por un lado, los promoventes hablaron de los grandes beneficios económicos y laborales que según ellos dejan este tipo de proyectos; y por el otro, los activistas opositores expusieron los riesgos de contaminación de suelos y acuíferos, así como los altos niveles de consumo de agua que una empresa de tal magnitud conlleva y lo que ello significaría en un estado como Baja California Sur donde el agua escasea.
Cabe resaltar, además, la participación de varios expertos en el tema minero contaminante del Frente Ciudadano en Defensa del Agua y la Vida y de otras agrupaciones, y la actitud de prepotencia e intimidación que los promoventes desplegaron ante la ciudadanía, pues a bordo de una camioneta llegaron al lugar alrededor de 15 guardias de seguridad privada del Grupo MAPIGA. Los elementos iban uniformados y portando esposas, gas pimienta así como detectores de metales. Algunos de éstos se apostaron en la entrada del edificio y revisaron las pertenencias de las personas opositoras al proyecto así como a los reporteros, en un acto a todas luces intimidatorio. El vocero de la Semarnat se limitó a hacer llamados a los guardias de seguridad para que abandonaran el lugar, pero éstos hicieron caso omiso. Además, algunos de ellos así como otros individuos vestidos de civil se dedicaron a fotografiar a los ciudadanos opositores y a los reporteros.
Durante el conflicto minero generado por el proyecto Los Cardones y en una reunión informativa, pero realizada en la cede del Cabildo Municipal en agosto de 2015, los empresarios mineros desplegaron una táctica similar, y además de acarreados llevaron al lugar a guardias de seguridad uniformados, quienes incluso estuvieron custodiando a los promoventes durante su exposición al interior de la sala de sesiones del Cabildo; los guardias fotografiaron y filmaron a varios activistas y reporteros en un acto, entonces sin precedentes, pero parece ser que los del proyecto La Pitalla aprendieron las marrullerías de sus colegas, además de que instauraron la revisión de efectos personales y emplearon un carro de sonido con un animador.
Los promoventes de La Pitalla llevaron a cientos de acarreados de las colonias más humildes de La Paz, así como a vecinos de otros lados, incluidas las comunidades de el Triunfo, San Antonio y Los Planes; y puede que algunos de los que llegaron con ellos, en los 17 camiones turísticos que usaron para la transportación, sean promineros convencidos a partir del conocimiento cabal de las negativas implicaciones de una megamina a tajo abierto para la extracción de oro; pero la mayoría fueron cooptados por un desayuno y una comida, una playera blanca con la leyenda “Sí a la mina” en letras verdes y 250 pesos pagaderos al final del evento. En internet, en diversos sitios y páginas de Facebook, están los testimonios: mensajes de texto, llamadas con las que convocaron a los acarreados, fotografías, así como declaraciones de algunos participantes (Consultar https://www.facebook.com/frenteaguayvidabcs/).
Los partidarios del proyecto minero La Pitalla han intentado amedrentar a los ciudadanos interesados en su devenir político-ambiental con un aparatoso grupo de seguridad privada; han pagado unos cuantos pesos por el aplauso de centenares de personas que acarrearon a la reunión informativa, y han comprado las fanfarrias de los ciudadanos más humildes del municipio de La Paz. Todo, ante una ciudadanía opositora a la megaminería que lleva luchando contra ésta más de una década, dentro de una sociedad cada vez más politizada y activa en el defensa de su territorio contra cualquier tipo de despojo, sobre todo el del extractivismo minero.
Roberto E Galindo
*Maestro en apreciación y creación literaria, arqueólogo y diseñador gráfico. Cursa el doctorado de novela en Casa Lamm. Miembro del taller literario La Serpiente


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