¿Están listos para un salario mínimo de 570 pesos diarios?
El Financiero
Parece
insensato siquiera considerarlo. Si el incremento a 102 pesos diarios
provocó la polémica más ruidosa en materia de salario mínimo en México,
uno de 570 pesos luce bajo ese contexto fuera de la realidad, pero hay
que tomarse el tiempo de revisarlo. Hay una razón.
Quien promovió al menos hasta el año pasado esa mejora para los trabajadores formales de México es Miguel Santiago Reyes Hernández, el actual director de CFE Energía, la filial de la CFE a cargo de comercializar combustibles como el gas natural.
A él lo mencionan como el cerebro financiero detrás de la reciente presentación de argumentos de Manuel Bartlett en la polémica renegociación de los contratos de gasoductos.
A
ustedes puede gustarles o no el desenlace de esa historia, pero fue
presentada como exitosa por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Vendrán
otras contiendas y Miguel Santiago ya cuenta con la atención del equipo
del Ejecutivo federal. Antes tuvo la de la Ibero, la universidad que
preparó para los negocios a gente como Fernando Chico Pardo, de ASUR, o a Pedro Padierna, exlíder de Pepsico.
Reyes
Hernández fue hasta el año pasado el director del Observatorio de
Salarios de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y Puebla.
Entre
sus conclusiones en ese cargo está esta: de la población joven,
integrada por 13 millones 302 mil personas, 66 por ciento tiene
condiciones laborales precarias, carecen de un salario digno de acuerdo
con la Constitución y seguridad social, lo que aporta la mayor parte de
esa precariedad.
Recientemente,
el director de una planta de fabricación de piezas para frenos de
camionetas tipo pick up, instalada en Querétaro me dijo que él está bien
pagado, pero angustiado me comentaba de la dificultad de su hijo para
encontrar incentivos económicos al empezar su vida laboral ahora que
también es estudiante.
Los
trabajos para alguien de 18 años en los comercios de esa pujante ciudad
pagan alrededor de 4 mil pesos diarios, me comentó. Y ahí pueden ser
relativamente altos.
Las
investigaciones de Reyes le revelaron que la remuneración mensual
nacional en promedio en el comercio es de 2 mil 382 pesos para la gente
de menos edad. Ustedes pueden discutir esas cifras, pero son las que
carga él en el portafolio.
¿En
qué consistió la propuesta de Reyes en materia salarial? En establecer
mecanismos distintos de reparto de la productividad, para que la
recuperación del salario mínimo y el salario en general no respondan
solo a la inflación o a cuestiones coyunturales como la caída del precio
del petróleo, sino que parta de redistribuir las condiciones
productivas. Que las ganancias se repartan de una manera más equitativa
entre quien toma el riesgo de invertir y quien produce.
En
su hipótesis pesa el dato de que los accionistas de las empresas se
quedan con el 74 por ciento de las ganancias y el restante 26 por ciento
lo dirigen a los las remuneraciones de los trabajadores. Reconoce que
esas ganancias son legítimas, pero advierte que cuando hay aumentos
salariales, las empresas no consideran invertir en innovación, por
ejemplo, sino que simplemente aumentan sus precios en la misma medida,
lo que impacta la inflación.
Reyes
propuso que los dueños de las empresas reduzcan paulatinamente su
participación en las utilidades del 74, al 50 por ciento del total de
éstas. Paralelamente, que asignen a inversión y a aumentos de salarios
lo que ellos dejen de ganar, sin aumentar los precios de sus productos.
Esa mejor repartición supone un disparo en productividad y sueldos.
El
modo es lo más importante. Reyes habló de una voluntad empresarial para
conseguirlo. Si se materializa la propuesta nuevamente, habrá riesgos,
pero necesarios para un país menos desigual.
Antes,
claro está, este gobierno debe desatorar la inversión. Dar confianza a
empresarios y a funcionarios que temen actuar sin la venia del
presidente.
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