Unidad sindical
agosto 25, 2019 | Por Martín Esparza
La Convención Nacional de la Unión de Sindicatos de Canadá (Unifor) celebrada en Quebec, y a la que asistieron 2 mil delegados de ese país y 500 delegados internacionales, puso de relieve la agenda laboral aún deberá atender México con sus socios comerciales de América del Norte, sobre todo en lo referente a la desigualdad salarial.
Jerry Dias, dirigente de la poderosa organización, hizo un llamado a los trabajadores para unirse y evitar, entre otros puntos, que empresarios norteamericanos y el gobierno de Donald Trump impongan aranceles al acero y el aluminio de México y Canadá.
En la apertura del evento, Dias criticó que la aplicación del T-MEC no vislumbra beneficios para los trabajadores y presentó ejemplos de la lucha de Unifor contra el cierre de empresas como la planta de General Motors en Oshawa, Ontario, donde de 28 mil empleados solo quedan unos 2 mil 800 al argumentar la empresa su éxodo a otros países por la mano de obra más barata.
El líder hizo por ello un llamado a la unidad y solidaridad de los asalariados de los tres países para evitar las prácticas depredadoras de estas multinacionales, que atentan por igual contra sus derechos laborales. Como se recodará, a partir de la puesta en marcha del TLCAN, en 1994, empresas automotrices y maquiladoras, entre otras, hallaron en México un paraíso laboral donde por décadas pagaron ínfimos salarios y prestaciones.
Una de las condiciones para ratificar la firma del T-MEC fue precisamente impulsar los cambios en materia laboral que terminaran con viejas prácticas charriles que impidieron la democracia al interior de los sindicatos y la participación real de los trabajadores en la negociación de sus contratos colectivos.
Sin embargo, y como quedó de manifiesto en la Convención Nacional de la Unifor, el pago de salarios justos sigue incomodando a las empresas norteamericanas que en Canadá no han encontrado la laxitud de otros países como México para pagar sueldos de hambre a sus empleados.
Jerry Dias expresó en la apertura del encuentro que en su país tanto los empleadores como el gobierno han aprendido la lección de no atacar a sus agremiados ante un sindicalismo fuerte y unido que ha movilizado “a miembros, personal y comunidades enteras cuando se cuestionan los intereses de los trabajadores”.
Para entender el contexto de la inclusión del capítulo laboral en el T-MEC, no debe pasarse por alto que a la llegada a la presidencia de Canadá de Justin Trudeau, los miembros de su partido liberal derogaron la legislación sindical presentada por conservadores como Stephen Harper; de hecho, en el nuevo acuerdo comercial la Unifor jugó un papel de primer orden al lado del gobierno de su país, al ser Jerry Dias consultor del equipo de negociación canadiense.
El primer ministro señaló en el evento sindical: “millones de familias contaban con nosotros para acertar con el nuevo TLCAN y juntos colocamos los intereses de los trabajadores canadienses en el centro de nuestra estrategia de negociación”. Y finalizó con una frase que bien valdría acuñar en México: “Para tener una clase media fuerte, hay que tener sindicatos fuertes”.
Fuente
La Convención Nacional de la Unión de Sindicatos de Canadá (Unifor) celebrada en Quebec, y a la que asistieron 2 mil delegados de ese país y 500 delegados internacionales, puso de relieve la agenda laboral aún deberá atender México con sus socios comerciales de América del Norte, sobre todo en lo referente a la desigualdad salarial.
Jerry Dias, dirigente de la poderosa organización, hizo un llamado a los trabajadores para unirse y evitar, entre otros puntos, que empresarios norteamericanos y el gobierno de Donald Trump impongan aranceles al acero y el aluminio de México y Canadá.
En la apertura del evento, Dias criticó que la aplicación del T-MEC no vislumbra beneficios para los trabajadores y presentó ejemplos de la lucha de Unifor contra el cierre de empresas como la planta de General Motors en Oshawa, Ontario, donde de 28 mil empleados solo quedan unos 2 mil 800 al argumentar la empresa su éxodo a otros países por la mano de obra más barata.
El líder hizo por ello un llamado a la unidad y solidaridad de los asalariados de los tres países para evitar las prácticas depredadoras de estas multinacionales, que atentan por igual contra sus derechos laborales. Como se recodará, a partir de la puesta en marcha del TLCAN, en 1994, empresas automotrices y maquiladoras, entre otras, hallaron en México un paraíso laboral donde por décadas pagaron ínfimos salarios y prestaciones.
Una de las condiciones para ratificar la firma del T-MEC fue precisamente impulsar los cambios en materia laboral que terminaran con viejas prácticas charriles que impidieron la democracia al interior de los sindicatos y la participación real de los trabajadores en la negociación de sus contratos colectivos.
Sin embargo, y como quedó de manifiesto en la Convención Nacional de la Unifor, el pago de salarios justos sigue incomodando a las empresas norteamericanas que en Canadá no han encontrado la laxitud de otros países como México para pagar sueldos de hambre a sus empleados.
Jerry Dias expresó en la apertura del encuentro que en su país tanto los empleadores como el gobierno han aprendido la lección de no atacar a sus agremiados ante un sindicalismo fuerte y unido que ha movilizado “a miembros, personal y comunidades enteras cuando se cuestionan los intereses de los trabajadores”.
Para entender el contexto de la inclusión del capítulo laboral en el T-MEC, no debe pasarse por alto que a la llegada a la presidencia de Canadá de Justin Trudeau, los miembros de su partido liberal derogaron la legislación sindical presentada por conservadores como Stephen Harper; de hecho, en el nuevo acuerdo comercial la Unifor jugó un papel de primer orden al lado del gobierno de su país, al ser Jerry Dias consultor del equipo de negociación canadiense.
El primer ministro señaló en el evento sindical: “millones de familias contaban con nosotros para acertar con el nuevo TLCAN y juntos colocamos los intereses de los trabajadores canadienses en el centro de nuestra estrategia de negociación”. Y finalizó con una frase que bien valdría acuñar en México: “Para tener una clase media fuerte, hay que tener sindicatos fuertes”.
Fuente
Comentarios