Represión a adeptos de Morales que bloqueaban depósito de combustible

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▲ Tres muertos y más de 30 lesionados dejó ayer la represión en El Alto, bastión de Evo Morales.Foto Ap
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Periódico La Jornada
Miércoles 20 de noviembre de 2019, p. 25
La Paz. En la televisión, los noticieros celebraron en grande. La pantalla dividida mostraba, del lado izquierdo, un convoy de pipas de combustibles ingresando a esta capital, escoltado por vehículos policiales; del otro, escenas de lo que las conductoras llamaban enfrentamientos. Se ufanaban en la explicación: la necesidad de traer gasolina y gas a la ciudad capital había generado el choque. Una locutora admitía: Para el desbloqueo, los policías han usado agentes químicos, ha existido gasificación.
La gasificación fueron balas, helicópteros, vehículos blindados y militares disparando sobre los habitantes de la ciudad conurbada de El Alto, en la zona conocida como Senkata, donde los seguidores del exiliado presidente Evo Morales mantenían un bloqueo en un depósito de combustibles.
La Defensoría del Pueblo confirmaría más tarde la muerte de tres personas, así como más de 30 heridos. La primera víctima fue Dayvi Posto Cusi, de 31 años.
Mientras sus compañeros recibían balas y gases en El Alto, en La Paz se realizaba la enésima marcha con la exigencia de la renuncia de la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez y el retorno de el Evo, como le llaman sus partidarios.
Los frentes se multiplicaban: represión en las calles, marchas de respaldo a Morales, negociaciones entre la mayoría legislativa del Movimiento al Socialismo y las fuerzas minoritarias, desabasto y especulación que han mandado al cielo los precios de productos de primera necesidad.
Y en medio de todo eso, Áñez, como personaje de utilería. Ella ha dedicado buena parte de su tiempo en estos días a tomar protesta a los miembros de su gabinete. Como se le acabaron los cargos que se repartieron entre los partidos minoritarios –los ganones fueron Carlos Mesa, ex candidato, y el ultraderechista Luis Fernando Camacho– ha comenzado a tomar juramento a funcionarios de segundo nivel. Algunos de ellos, para demostrar que Dios ha vuelto al palacio de gobierno, han rendido protesta con la señal de la cruz en los labios.
Por los discursos a la hora de los actos protocolarios, parecería que se preparan para un gobierno de larga duración, aunque por ley deben convocar a elecciones a la de ya, pues el plazo vence el 22 de enero de 2020.
Entrada la tarde, a unos pasos de las tanquetas, los diputados del MAS –que viven bajo acoso y han sido abiertamente amenazados con cárcel por los autores del golpe– ofrecieron brevísima rueda de prensa.
Aunque el mundo entero ha visto los cuerpos de los caídos en las protestas en Cochabamba y otros lugares del país, las televisoras mostraron ayer escenas de ataúdes llenos de ropa, sugiriendo que no murió nadie. La versión de los golpistas ha sido, sin que hayan concluido los estudios periciales, que los muertos no cayeron por balas de policías ni militares. Que se mataron entre ellos, vaya.
Todo, pese a que la propia Fiscalía General y la Defensoría del Pueblo llevan el siguiente conteo desde que el presidente Morales salió del país: 27 muertos y más de 400 heridos.
La cruz y la tanqueta
Las calles que confluyen en la Plaza Murillo, epicentro del poder político boliviano, están llenas de rejas y barricadas. Sobre una de esas rejas hay un cartel que ordena: “No te canses de orar por Bolivia… Dios es bueno y Bolivia está en sus manos”.
La fe moverá montañas pero necesita una ayudadita. A unos pasos del cartel había una tanqueta del ejército, rodeada de militares. Varios vehículos similares completaban el escenario en la misma plaza y las calles adyacentes.
Es la primera vez que vemos tanquetas aquí, dijo un empleado de la Asamblea Legislativa.
Los policías antimotines, que en los días pasados se hicieron cargo de mantener a raya a los manifestantes, fueron desplazados a un segundo sitio.
Entre dos de las tanquetas está la sede de la Asamblea Legislativa Plurinacional, donde ayer los legisladores el MAS, partido del exiliado presidente Evo Morales, se reunieron durante largas horas, entre ellos y con las fuerzas de la minoritaria oposición.
Vamos a cumplir con la patria bajo la luz de la constitución, sostuvo la diputada Betty Yañiquez, y cedió la palabra al legislador Henry Cabrera, quien informó que el MAS actuará de manera responsable, que se decidió reconsiderar la directiva de la Cámara de Diputados y reiniciar el trabajo legislativo que ahora está suspendido.
El anuncio central es que hay un principio de acuerdo para que ambas cámaras, de senadores y diputados, que tendría como fin seleccionar y elegir a los nuevos vocales del Tribunal Supremo Electoral, hombres y mujeres notables que no tengan ningún partido político, a fin que puedan representar al pueblo boliviano y tengan la alta responsabilidad de llevar adelante las próximas elecciones.
El diputado Cabrera dijo también que los vocales de ese nuevo tribunal tendrían un plazo máximo de 48 horas para convocar a elecciones en el país.
Los legisladores del MAS suspendieron previamente una sesión convocada para ayer, en la que pretendían, según la prensa local, rechazar la renuncia de Evo Morales. En aras del diálogo y de encontrar una salida, argumentaron, al tiempo que llamaron a los militares a replegarse.
No les hicieron ningún caso, y este día tres nombres más se sumaron a la lista de nombres que se puede leer en un altar colocado en el vestíbulo de la sede legislativa.
Tras la represión en El Alto, un grupo de personas prendió fuego a la casa de la alcaldesa del lugar, opositora a Morales, mientras en diversas partes del país se anunciaban nuevos bloqueos y marchas hacia La Paz.
La Cámara de Diputados fue convocada para este miércoles por la tarde, pero esta crisis rebasa con mucho los muros de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Desde México, el presidente Evo Morales –fue obligado a renunciar y su renuncia no surte efecto en tanto el Legislativo no la acepte– respondió a los hechos de este día con un mensaje al pueblo boliviano: “Este es un gobierno de facto y no de transición. Con represión, están matando a nuestros hermanos bolivianos. Es un gobierno de traición a la patria… En tiempo de dictadura, debemos mantenernos unidos”.

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