García Luna y los expedientes criminales de Calderón, Fox y Peña
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[OFICIO DE PAPEL] [COLUMNA]
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Consciente de que el gobierno estadunidense le tendió una trampa
al hacerle creer que estaría seguro en ese país ante cualquier acción
judicial en su contra de parte de las autoridades mexicanas, Genaro García Luna –exsecretario de Seguridad Pública durante la administración del panista Felipe Calderón y titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en el gobierno del también panista Vicente Fox–
ha decidido cooperar con la justicia de Estados Unidos a cambio de
obtener beneficios en la condena que le espera si se le encuentra
culpable por delitos graves que lo vinculan al crimen organizado y al blanqueo de capitales, concretamente por su relación con Joaquín Guzmán Loera, alias Chapo.
Al terminar la gestión del expresidente Calderón, lo primero que hizo quien fuera calificado como el “superpolicía” fue huir y cambiar su residencia a la ciudad de Miami,
en donde adquirió propiedades y trasladó toda su fortuna a
instituciones financieras de ese país, con la intención de “ponerse a
salvo él y su fortuna” por cualquier investigación que se le abriera en
México.
Sin embargo, el expolicía que llegó a acumular un enorme poder en los gobiernos panistas de Fox y de Calderón mediante el espionaje y abuso de poder, fue intocable en el sexenio del priísta Enrique Peña Nieto a pesar de las muchas evidencias en su contra por corrupción, abuso de poder, enriquecimiento ilícito y, sobre todo, la protección que le dio a cárteles del narcotráfico, principalmente al de Sinaloa.
El mantenerse impune en el gobierno de Peña Nieto le dio confianza en creer que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador
tampoco actuaría en su contra, sobre todo por los mensajes que el
propio presidente morenista enviaba en el sentido de que aplicaría una
política de “punto final”, es decir que no investigaría el pasado y,
prácticamente, se “perdonaría” a funcionarios corruptos del PRI y del PAN.
Por ello, García Luna se sentía a salvo e impunemente movía su dinero
de un país a otro, compraba propiedades, adquiría bienes y realizaba
viajes a todo el mundo sin temor alguno, pues sentía que el gobierno de
Washington le otorgaba seguridad e impunidad por la complicidad que tejió durante 12 años (gobiernos panistas) con la justicia gringa. Una vez más se equivocó el “hombre fuerte” de Calderón.
Exmiembro del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (Cisen), supuestamente experto en “inteligencia,
nunca entendió que su cínico servilismo ante las distintas corporaciones
policiales y de justicia de Estados Unidos no lo ponía a salvo y que la
relación que mantenían con él era sólo por interés del cargo que
desempeñaba y la información que les proporcionaba: prácticamente
trabajó en México al servicio de las agencias policiales estadunidenses:
FBI, DEA y CIA.
Pero esa impunidad le duraría poco, pues
la justicia estadunidense vela sólo por los intereses del gobierno de
ese país, algo que nunca entendió el “superpolicía” y ahora paga las
consecuencias en una prisión de aquel país.
Para Estados Unidos no hay acuerdos
internacionales ni compromisos vigentes cuando se trata de extender su
“brazo justiciero trasnacional”, violando derechos humanos, soberanías
de países y leyes extranjeras.
De tal forma que cuando García Luna dejó
de ser útil a los intereses estadunidenses quedó en el desamparo y a
expensas de las leyes del vecino país, por lo que las corporaciones de
inteligencia y policiacas sacaron los expedientes del “superpolicía”, le
abrieron proceso penal y lo encarcelaron para obligarlo a proporcionar
toda la información que tiene principalmente de tres expresidentes: Felipe Calderón, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto; y de los exsecretarios Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray; además de algunos otros políticos cercanos a estos exfuncionarios.
Las alternativas de García Luna
El exsecretario de Seguridad Pública
Federal caído en desgracia en Estados Unidos tiene pocas opciones que
negociar con la justicia gringa, pues ésta ya tiene aseguradas sus cuentas bancarias, propiedades y bienes que trasladó de México a aquel país.
Tampoco es de interés la información
acumulada del crimen organizado durante los 12 años de los gobiernos de
Felipe Calderón y Vicente Fox, pues eso ya lo entregó en su oportunidad
al gobierno de Washington.
Mucho menos es de interés del gobierno de Estados Unidos una lista de los subalternos
de García Luna en la SSP y en la AFI, que estuvieron implicados en la
protección a los cárteles del narcotráfico e implicados en el lavado de dinero, en donde tal vez el más relevante sea Luis Cárdenas Palomino, porque esos son funcionarios menores, irrelevantes para las autoridades de aquel país.
Realmente la única alternativa que tiene
García Luna para obtener un buen beneficio que le permita negociar con
las autoridades estadunidenses es entregar pruebas contundentes de la corrupción de los expresidentes
Felipe Calderón, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto; además de otros
funcionarios importantes que tuvieron mucho poder en esos gobiernos,
como son los casos de Osorio Chong y Videgaray, entre otros.
Así que lo único valioso que tiene para entregar a Estados Unidos quien fuera el “hombre fuerte” de Calderón es todo el espionaje que realizó con su sofisticado equipo de Plataforma México en contra de los tres exmandatarios, de algunos políticos, empresarios y líderes sociales.
Aquí es en donde algunos políticos y
exfuncionarios mexicanos se ponen muy nerviosos, porque García Luna los
espió y acumuló expedientes de cada uno de ellos que ahora puede
utilizar para salvarse de la prisión y estoy seguro que lo aprovechará al máximo.
Miguel Badillo[OFICIO DE PAPEL] [COLUMNA]
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