Gobierno de Calderón, el verdadero enemigo de México y aliado del narcotráfico

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Contrario a la tradición de los expresidentes de extracción priísta que, una vez concluido su mandato, se mantenían al margen de la política del país, el expanista Felipe Calderón Hinojosa encabeza en redes sociales una campaña de mentiras en contra no sólo de la administración de Andrés Manuel López Obrador, sino sobre todo de México, que incluye uno de sus recursos favoritos: el uso del miedo como arma de manipulación.


En ello Calderón es experto: en su gobierno aplicó lo que la periodista canadiense –anticapitalista y antisistémica– Naomi Klein ha llamado “doctrina del shock”, también conocida como “capitalismo del desastre”. Para ello, Calderón creó una falsa “guerra contra el narcotráfico” que en realidad fue una guerra contra la sociedad, cuyo alto precio de muertos, heridos y desaparecidos lo han pagado hasta hoy, en su mayoría, los más pobres. Y que parte de ese precio ha sido, por años, el miedo y, en consecuencia, la desmovilización social en defensa de los intereses colectivos.
Ahora en su campaña de mentiras recurre incluso al uso de bots –pagados seguramente con el dinero que esquilmó durante su mandato a nuestro empobrecido país– para alimentar los peores temores de la gente y promover artificialmente un descontento social, bajo el argumento de que las autoridades federales no están a la altura de la atención que requiere la pandemia. Obvio, sin mostrar ninguna evidencia de sus dichos, sólo aprovechándose de los sectores más desinformados de la sociedad y de los que han visto afectados sus intereses.
Pero en este punto referente al derecho humano a la salud en un contexto tan complicado como el de la epidemia de Covid-19 no hay que olvidar que, en su gobierno, Calderón promovió entre otras privatizaciones la del sector salud, y por tanto es uno de los principales responsables del desastre que impera en el sistema de salud mexicano.
Al respecto, en 2010 publiqué un amplio reportaje [https://bit.ly/3bQcHXz] sobre estas intenciones que derivaron en el desmantelamiento de la seguridad social. Ello, con base en 14 documentos clasificados en su momento como confidenciales y que formaron parte del expediente México 2030, Proyecto de Gran Visión.
Ese expediente revelaba el verdadero proyecto de nación de Calderón Hinojosa, ideado antes del 1 de diciembre de 2006 por altos ejecutivos de trasnacionales, empresarios, políticos del PRI y del PAN y académicos vinculados al panismo, encabezados por el entonces presidente “electo”, y a pesar del conflicto postelectoral que se vivía tras el monumental fraude que lo llevó al poder.
Entre los principales objetivos de ese plan transexenal estaban: privatizar los sectores estratégicos y los bienes de la nación: energía, agua, zonas de reserva de la biósfera, salud, ciencia y tecnología. También, legalizar el lobbyng para que las empresas nacionales y extranjeras hagan prevalecer sus intereses en el Congreso de la Unión [algo que ya ocurrió].
En una de las entregas de ese trabajo [“Plan México 2030: desmantelar la seguridad social”, https://bit.ly/2Rac1nZ] abordé a detalle los planes que tenía el político ultraderechista para el área de la seguridad social. Su visión de país establecía que, para 2030, la totalidad de los servicios de salud estarían subrogados a la iniciativa privada; para entonces habrían desaparecido el IMSS, el ISSSTE y la red hospitalaria de Pemex.
Además, el sector privado controlaría la educación, y la cultura se sometería a un “tratado de libre comercio artístico”. Los artículos 3 y 4 constitucionales habrían sido radicalmente modificados a favor de la iniciativa privada y en detrimento de la sociedad; y los sindicatos de los sectores energético, educativo, sanitario y cultural se habrían extinto.
Si tomamos en cuenta que esos planes se han frustrado con la llegada de López Obrador al poder, resulta claro que más allá de que Calderón se desapegue de esa tradición no escrita de los priístas, en realidad estos actos deliberados del expresidente para infundir miedo a través de mentiras o crear situaciones de descontento tienen que ver con sus intereses más serviles y oscuros.
Ello, porque otro de los objetivos de su “Proyecto de Gran Visión” era que en 2030 México sería gobernado por “mexicoamericanos” y se habría “integrado” a América del Norte [https://bit.ly/2JEOvex]. Para entonces, Estados Unidos dictaría las políticas públicas, habría “instituciones compartidas”, las Fuerzas Armadas mexicanas intervendrían en conflictos internacionales por la “seguridad hemisférica” y se abandonaría el concepto de “soberanía”. Según el plan calderonista, el desarrollo del país no sería del tipo BRIC (Brasil, Rusia, India, China). Ese es el sueño de Calderón y de sus aliados.
Queda claro que su activismo falta a toda ética, responsabilidad pública y consciencia social porque él mismo es el máximo traidor de México. Así que no se puede esperar menos de alguien que busca el sometimiento de nuestro país a los intereses estadunidenses a pesar del momento tan complejo y terrible para la humanidad que vivimos por la pandemia de Covid-19 –un tema extremadamente serio que afecta al mundo entero y ha venido colapsando los sistemas de salud de los países más ricos y avanzados.
Su rapaz comportamiento en esta coyuntura lo describe de cuerpo entero: Calderón es una persona sin escrúpulos que ve sólo por sus intereses personales y de clase, tal como se condujo durante su desastroso mandato. Nada más hay que recordar que antes de que él asumiera el poder, México no vivía los niveles de violencia que nos heredó y que aún resultan irreversibles.
Y es que tras el uso indiscriminado de las Fuerzas Armadas para contener el enojo social e imponer el miedo como herramienta para sus fines más ruines, dejó una nación destrozada en todos los ámbitos. Ojo, a la luz de las evidencias, la “guerra” que declaró Calderón no fue contra el narcotráfico porque eso nunca existió [tal como lo documenté en el libro La farsa detrás de la guerra contra el narco, 2012]. Si alguien aún cree lo contrario, ojalá le pregunte a su exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna –preso en Estados Unidos por cooperar con el Cártel de Sinaloa–, a ver si puede sostener lo contrario.
Entonces, que no se nos olvide quién es Calderón, el que falsamente acusó a López Obrador de haber comido con el hermano de Joaquín Guzmán Loera. Que no se nos olvidé quién fue el verdadero aliado del Cártel de Sinaloa. Esperemos que pronto este vulgar cínico vendepatrias enfrente la justicia y vaya a la cárcel, el único lugar que merece tras el enorme daño que le sigue haciendo a México.

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