Por medidas oficiales extremas contra el Covid-19 FUTURO APOCALÍPTICO PARA LOS TRABAJADORES
*Patrones lanzan a asalariados a la calle y los presionan para eliminar sus prestaciones.
*Es vital que defiendan sus derechos
Carlos Guillén S.
Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear
y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral,
Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com
*Es vital que defiendan sus derechos
Carlos Guillén S.
Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear
y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral,
Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com
Miles s de trabajadores que no tienen ni idea
de lo que es un contrato colectivo o una organización sindical, están
siendo lanzados a la calle sin un centavo, con el pretexto del Covid 19,
por lo que se vislumbra un futuro apocalíptico para los trabajadores,
más a causa de una drástica caída de la economía, que por la propia
enfermedad que aqueja al mundo, señaló el Lic. Héctor Barba García,
asesor jurídico de un número importante de sindicatos.
Agregó que esto se debe a que hay patrones a
quienes poco les importan los trabajadores, pues aprovechan la amenaza
del Covid 19 para reducir prestaciones y lo pactado en los contratos
colectivos. Incluso están lanzando a la calle a trabajadores sin un solo
peso. Sus intenciones son claras: generalizar los despidos y
recontratar con salarios miserables.
Se han dado casos en los que los patrones
disfrazan los recortes, aduciendo que están aceptando la separación
voluntaria de su personal por un mes sin goce de salario. Actuar de esta
manera es por completo ilegal ya que la legislación establece
claramente que los derechos de los trabajadores son irrenunciables.
Acerca de la suspensión de actividades
laborales no prioritarias anunciada por el gobierno federal el pasado 30
de marzo de 2020, al decretarse en términos de causas de fuerza mayor ,
aunque abre la posibilidad de que los patrones no paguen nada a los
trabajadores afectados, esto tendría que ser después de un juicio ante
las autoridades laborales. Mientras esto no ocurra, se deben pagar
salarios completos y respetar lo establecido en los contratos
colectivos.
La reforma neoliberal de 2012 introdujo en la
Ley Federal del Trabajo la posibilidad de una suspensión temporal de
labores, sin necesidad de autorización previa de las autoridades
laborales y con un pago de un salario mínimo, en el caso de que sea
declarada una contingencia sanitaria. No es el caso actual, ya que la
suspensión se hace no en términos de la fracción VII del artículo 427,
sino de la fracción I, es decir, por causas de fuerza mayor.
Según el Lic. Barba, esta forma de plantear
la suspensión, evita que se aplique el límite de pago con un salario
mínimo a todos los trabajadores, lo que sería desastroso para la
mayoría. Sin embargo, muchos patrones están actuando como aves de
rapiña.
Los únicos trabajadores que cuentan con
condiciones para impedir tales abusos son aquellos que cuentan con
organización, dice quien pasó de ser obrero electricista al abogado
laboralista que es hoy.
En Volkswagen y Audi, con alrededor de doce
mil quinientos trabajadores, los sindicatos negociaron con las empresas
el paro por un mes con un pago de cincuenta por ciento de los salarios y
la totalidad de las prestaciones lo que lleva a un ingreso del orden de
setenta y cinco de las percepciones normales de estos trabajadores
automotrices. Se pactó asimismo, que en caso de que el paro se prolongue
más allá de un mes, sería en las mismas condiciones.
Esto se logró ya que los trabajadores están
organizados y estas empresas cuentan con ventas que les permiten
resistir. Se trata además, señaló el Lic. Barba, quien fuera dirigente
de la Tendencia Democrática del Sindicato Único de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana en los setentas, de un paro con
doble motivo ya que aparte de la epidemia de Covid 19, responde a las
condiciones específicas de la industria automotriz a nivel
internacional.
Sin embargo, destacó el especialista en
derecho laboral, en México son muy pocos los trabajadores que cuentan
con condiciones de trabajo digno o trabajo decente, de acuerdo con las
definiciones establecidas por la Organización Internacional del Trabajo y
la propia legislación laboral del país.
Para quienes no cuentan con organización en
cambio, o están afiliados a sindicatos de protección patronal, las cosas
son peores. Si bien tienen la posibilidad de hacer las denuncias
correspondientes contra las ilegales medidas que patrones y gobiernos
están implementando, poco pueden esperar, ya que es conocido el
gigantesco rezago de la justicia laboral, no a causa del coronavirus de
hoy, sino por su mal funcionamiento de décadas.
Las juntas de conciliación están saturadas,
cuentan con poco personal y enorme carga de trabajo a causa de la
reforma laboral. En estas condiciones no hay capacidad para resolver y
tampoco se puede esperar mucho de la vigilancia gubernamental sobre los
patrones para evitar abusos, pues una de las características del mundo
laboral es que no hay inspección del trabajo, los pocos que hay están
mal pagados, sin capacidad de cubrir las necesidades y el sistema está
afectado por la corrupción.
Las consecuencias de esta situación no se
harán esperar. La pérdida de los ya insuficientes ingresos durante un
mes al menos, para millones de trabajadores, modificará el consumo de la
gente afectando no solo a los propios trabajadores sino a toda la
sociedad, ya que las micro y pequeñas empresas, que dan empleo a amplios
sectores de trabajadores, son las que van a verse más afectadas y
difícilmente podrán resistir, con lo que el desempleo aumentará.
Los recursos necesarios para hacer frente a
la actual situación implicarán presiones enormes para un presupuesto que
tendrá menores ingresos y las instituciones públicas, que dependen de
ese presupuesto para su funcionamiento, verán crecer sus problemas. El
resultado, dice el Lic. Barba, será la recesión más grave desde la
Segunda Guerra Mundial y agrega: millones van a morir, no de coronavirus
sino de hambre.
La situación generada por la actual pandemia,
obliga nuevamente a reflexionar sobre la necesidad de que los
trabajadores tengan sindicatos auténticos. Para defender su salario,
para defender el empleo y sus derechos y, hoy queda claro, para defender
su derecho a la vida, a una vida digna.
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