La 4T, denunciada en México y ante la CIDH… por la izquierda

 

Desde el inicio del presente sexenio, señalábamos que no sería la oposición de derecha la que podría poner en jaque el proyecto de la 4T. Por muy estridente que fuera y por muchos personajes que acaso llegaran a ser detenidos (algo que no ha ocurrido), la oposición de panistas, priístas y sus satélites nunca sería de fondo. Con paciencia y destreza política –que las tiene–, el presidente Andrés Manuel López Obrador podría ir desplazando del sistema político mexicano a algunos grupos, manteniendo a otros e incorporando algunos más.


Hoy vemos a la cúpula del Partido Acción Nacional (PAN) criticando hasta el ridículo los zapatos y la “ignorancia” del presidente, o condenando los más tímidos intentos de meter a la cárcel a políticos corruptos de sexenios pasados. Incluso, protestando porque algunos de los negocios de sus agremiados destacados ya no tienen protección. Haciendo a un lado la estridencia mediática, a eso se reducen sus importantes críticas.
Nunca veremos a los panistas ni a los priístas oponerse al corazón económico de la “cuarta transformación”. No estarán en contra nunca de los cinco megaproyectos en que consiste el pretendido legado de la 4T: 1) el Tren Maya; 2) el Corredor Interoceánico; 3) un Nuevo Aeropuerto Internacional; 4) la Refinería Dos Bocas; 5) el Proyecto Integral Morelos.
Habría que reconocer que López Obrador es la envidia de panistas y priístas porque son éstos los que quisieran haber puesto en marcha y concluido tales megaproyectos. No es que sean iguales. El actual gobierno cuenta con mayor capital moral, respaldo social y una política de combate a la corrupción que, si bien persiste, poco tiene que ver con el desparpajo y el cinismo de los sexenios anteriores.
Como decíamos, con estridencia y todo, la oposición política de derecha es sistémica. Se encuentra dentro de los márgenes del mismo modelo de Estado y de sistema económico.
En contraste, las oposiciones de izquierda con origen en el movimiento popular son antisistémicas y, generalmente, anticapitalistas. Algunas de ellas han demandado al gobierno actual ante el Poder Judicial de la Federación y han interpuesto una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Apuntan precisamente a los cinco megaproyectos del sexenio.
Los recursos legales, interpuestos el 7 de agosto por el Concejo Indígena de Gobierno y la Coordinación Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal, irán acompañados de una resistencia política y social en los lugares donde se llevan a cabo.
Las autoridades demandadas en los recursos son: el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos (Andrés Manuel López Obrador); los secretarios de Comunicaciones y Transportes (Jorge Arganis Díaz), de Hacienda y Crédito Público (Arturo Herrera Gutiérrez), de la Defensa Nacional (Luis Cresencio Sandoval González), de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat, Víctor Manuel Toledo Manzur); los subsecretarios de la Semarnat de Fomento y Normatividad Ambiental, de Gestión para la Protección Ambiental y de Planeación y Política Ambiental; el director de la Comisión Federal de Electricidad (Manuel Bartlett Díaz); el director general de Petróleos Mexicanos (Octavio Romero Oropeza); el titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (Adelfo Regino Montes), y el del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Rogelio Jiménez Pons).
Durante la conferencia virtual realizada para presentar las acciones legales, efectuada de manera virtual el pasado 10 de agosto, Pedro Regalado Uc Be, defensor del territorio maya, advierte que “la vía jurídica no es nuestra gran esperanza. Lamentablemente es una necesidad recorrerla. Las leyes que están construidas se hicieron desde una perspectiva y visión occidental y no miraron formas de convivencia y existencia de los pueblos indígenas”.
Criticó que en el Poder Judicial no hubiera presencia de indígenas ni jueces que comprendan su lengua. Por ello, la defensa de los territorios debe ser integral, “de diferentes maneras incluyendo el camino jurídico, que es accidentado, tortuoso y difícil”.
Víctor Caballero, del Colectivo Aequus: Promoción y Defensa de Derechos Humanos, informó que la demanda a través de un amparo indirecto se interpuso ante el Juzgado Decimoquinto de la Ciudad de México. Se trata de recursos legales integrados por graves violaciones a derechos humanos en el ejercicio de acciones generadas al interés difuso colectivo.
Se considera, tanto en la demanda como en la queja ante a CIDH que los megaproyectos violan diversos derechos contenidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Convención Interamericana de los Derechos Humanos y otras disposiciones nacionales e internacionales aplicables y que son atribuidos de manera integral al Estado mexicano.
Carlos González García, integrante de la coordinación general del Concejo Indígena de Gobierno, critica que los cinco megaproyectos hayan sido impuestos –nunca consultados– a las poblaciones indígenas.
Explicó que el ciclo neoliberal que hundió al país no ha terminado con el gobierno de López Obrador. Se trata de una nueva fase. El gobierno federal sigue promoviendo las aristas agudas de la doctrina, el modelo y las políticas neoliberales. Ha preservado y ha dado continuidad a las políticas macroeconómicas monetaristas, austeridad presupuestal, adelgazamiento del Estado y un nuevo impulso a las políticas de libre comercio que devastaron el aparato productivo del país y acabaron con las economías campesinas.
El camino de confrontación directa entre el gobierno federal y la izquierda aglutinada en el movimiento social sube de tono… Y todavía no estamos a la mitad del sexenio.

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