2021 será el año de la CFE
La incertidumbre regulatoria, una red que lleva años sin ampliarse, la demanda creciente de servicios y el financiamiento son algunos de los retos que enfrenta la empresa.
El fortalecimiento a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), solicitado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, como uno de los pilares de la política energética del país, es un fantasma que persigue y acosa a la perspectiva de esa industria para 2021.
De acuerdo con expertos, el gobierno de México enfrentará desafíos preocupantes en términos eléctricos para 2021. De entrada, la recuperación en el consumo de energía derivada de la reactivación económica, así como la creciente demanda de servicios digitales como consecuencia del aún indeterminado confinamiento, podrán en duda la suficiencia de la CFE.
“Aunque la pandemia aminore por las vacunas, lo que vamos a ver es que el gobierno mexicano va a tener que decidir hacia dónde lleva el presupuesto: acciones sociales en apoyo por la pandemia, de infraestructura; y el sector eléctrico no va a poder tener los recursos para hacerlo, es algo que vamos a ver desde el siguiente año. La parte privada va a tener que tomar más soporte porque este presupuesto no alcanza para todos los planes tan ambiciosos respecto a las empresas estatales, si a eso agregamos Pemex, las matemáticas no dan”, advirtió Ramón Basanta, CEO de ATCO Energy.
Por otra parte, y pese a que fue un año de recesión, la demanda no para de aumentar; a pesar de que en mayo de este 2020 sucumbió hasta 20 por ciento, la recuperación ha sido rápida, por lo que se estima que para 2021 la demanda incrementará otro tres por ciento, motivada principalmente por el incremento en el uso de servidores, lo que va a arrojar varios retos en términos de inversiones.
“La interconexión de nuevas plantas está parada y eso va a representar un reto importante para mantener el nivel de crecimiento que se demanda, así como el costo. Es uno de los puntos más relevantes para las industrias de mayor valor económico, si no tenemos como país una manera de ofrecer energía eléctrica a precios asequibles vamos a perder atractivo para inversiones y reactivar la economía”, afirmó Casiopea Ramírez Melgar, analista del sector energético y socia en Fresh Energy.
Para la experta, en este momento a nadie le conviene tener una CFE débil, pero “hay retos muy difíciles de atender si no hay un cambio en la política energética, y cómo aseguramos financiamiento suficiente para que la empresa, si no quiere participación privada, ejecute en el tiempo en que la necesitemos”.
“No hay un plan concreto o presupuestos específicos para esos proyectos, y a eso hay que sumarle la parte regulatoria y jurídica, a pesar de que se anuncien las plantas, tenemos un marco legal vigente que cualquier acción que vaya en contra de él, además de que sería ilegal y sujeto a amparos, va a generar el efecto contrario en cuestión de atractivo del país, que no se limita al sector energético, sino a toda la economía”, dijo.
El consumidor, ante todo
Para Edgar Alvarado, de Ombudsman Energía México (OEM), el riesgo más preocupante para el sector energético en el 2021 es que cualquiera que sea la decisión del gobierno en el diseño de las políticas públicas o de la iniciativa privada en el desarrollo de proyectos en nuestro país, se siga caminando en un sector energético que no pone al usuario final, al consumidor, en el centro de la toma de decisiones. “Es preocupante que el acceso a la energía no sea vislumbrado como un derecho humano, como lo es, y lo sostiene la ONU-ODS7, la AIE o SEforALL, que no se atiendan seriamente la inclusión social, la pobreza energética y el potencial de los prosumidores, que se excluya a la sociedad civil organizada de opinar técnicamente y proponer constructivamente, con respeto en nuestras diferencias”, señaló el experto.
Verónica Irastorza, directora asociada de NERA, comentó que 2021 será una especie de ‘dejá vu’ eléctrico, pues hablando únicamente del corto plazo, en 2021 seguirán los retos del año actual, donde aún no habrá claridad en el sector y seguiremos viendo los efectos de la pandemia. “Un cambio que pudiera ayudar a empujar la sustentabilidad es el gobierno de Biden en EU, quien ya ha puesto en el corazón de sus políticas este tema, incluyendo el regreso al Acuerdo de París”, señaló.
Por otra parte, la extensión de la red de transmisión ha crecido a una tasa del uno por ciento en comparación con el tres por ciento del consumo de energía eléctrica en los últimos 5 años. Además, existen al menos 15 enlaces de transmisión saturados, de acuerdo con NERA.
“Me parece indispensable que la CFE invierta en ampliar la red de transmisión. La disponibilidad de recursos de generación no se encuentra en la misma ubicación de los puntos de consumo. Por ejemplo, en Oaxaca existe un potencial de generación eólica muy significativo y en Sonora de energía solar, pero se requiere de líneas de transmisión para llegar a los centros de consumo y nuestra red lleva años sin ampliarse”, señaló Irastorza.
Casiopea Ramírez reconoce que una de las pocas oportunidades que se abrieron como consecuencia de conflicto entre sector privado y gobierno en el sector eléctrico fue el involucramiento de la sociedad civil. “Cuando se hicieron las modificaciones y cancelación de subastas, CEMDA y Greenpeace, así como otras más pequeñas fueron sumamente vocales, activas y rápidas en su reacción. Es algo muy bueno que ha sucedido porque llevábamos mucho tiempo queriendo involucrar a la sociedad civil pero el gobierno lo hizo, no con ese objetivo, pero se logró y ahora se tiene un monitoreo constante de esas organizaciones”.Sin embargo, lamentó que el gobierno no ceda a esas voces.
Para Bastanta será un año muy complicado por el efecto del COVID-19; sin embargo, el gran aliando e impulsor en la agenda mundial de las energías renovables será el próximo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aunque tendrá limitaciones a nivel interno debido a que no tendrá mayoría en el Senado. “Si tiene carta abierta en su política internacional, Biden va a dar hincapié para regresar a EU a la punta de la batalla del cambio climático y volteará a ver a sus principales socios comerciales: India, Canadá y México, eso dará más presión a México”, señaló.
Inversión eléctrica, en la mira
Al cierre del tercer trimestre del año, México recibió 906 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa (IED) en el sector eléctrico, lo que representa una caída anual de 32.3 por ciento, según datos de la Secretaría de Economía.
De esta forma, el capital foráneo que ingresó al sector ha sido el más bajo, para un periodo similar, desde 2016.
Miguel Ángel Mateos, socio en materia energética de la firma Hogan Lovells, consideró que toda la incertidumbre regulatoria que rodea al sector eléctrico ha influido en que pequeñas y grandes empresas extranjeras lo piensen dos veces antes de invertir en nuevos proyectos.
“La incertidumbre regulatoria ahuyenta y hace menos atractivo a México como destino de inversión”, dijo. El experto detalló el camino “tortuoso” que han tenido que afrontar las empresas enfocadas en generar energía eléctrica. Todo inició en octubre de 2019, cuando la nueva política energética del Gobierno originó un cambio regulatorio muy fuerte.
“Empezaron modificando el régimen de los certificados de energía limpia, luego en mayo publicaron el acuerdo de confiabilidad del Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), posteriormente el de la Secretaría de Energía, y luego vinieron cambios a las tarifas de porteo, entre otras cosas, todo esto ha provocado que los inversionistas no perciban que haya una estabilidad regulatoria en la que puedan confiar”, detalló.
Entre los principales errores, el especialista señaló la cancelación de las subastas de largo y mediano plazo, ya que eran buenos atractivos para invertir en México.
“Eran buenos instrumentos y esquemas donde se podía invertir”, indicó.
Para el socio de Hogan Lovells las empresas que se encuentran en México tienen diferentes perspectivas, dependiendo de su tamaño.
“Las empresas de gran tamaño que tienen muchos activos en México no van a salir de inmediato del país. Hay muchos intereses y la expectativa de seguir haciendo más negocios, pero no van a invertir en el corto plazo para nuevos proyectos, además de que pueden comenzar a destinar sus recursos a otros países con menos riesgo regulatorio”, explicó.
En tanto, las empresas pequeñas y medianas del sector tienen menos compromisos que los ‘aten’ a México, así que pueden elegir otros países para desarrollar sus negocios.
“Para este tipo de empresas, el riesgo que representa el cambio regulatorio sobrepasa el beneficio que pudieran tener, por lo que este tipo de negocios sí tienen planteado salir y vender los activos que tengan en México”, agregó.
La velita prendida para los empresarios es que ven con buenos ojos la independencia del poder judicial respecto al Ejecutivo.
“Hasta el momento, el poder judicial se ha percibido totalmente independiente al ejecutivo, incluso ha otorgado sentencias favorables donde se han declarado que algunos actos que ha implementado la nueva administración son inconstitucionales e ilegales”, apuntó.
Hacia adelante, el experto prevé que la nueva administración de Joe Biden sí va a generar cambios en México, ya que el gobierno del demócrata tiene más intereses en apoyar proyectos de energía renovable.
“Justo son este tipo de proyectos los que han venido sufriendo con el cambio de política energética que ha sucedido en México”, advierte.
“Aunque en el TMEC el gobierno de México reservó su soberanía en el manejo de recursos energéticos, hay otros capítulos que se deben cumplir y que están relacionados con el sector. Hay algunos capítulos en donde se plantean los monopolios estatales, las mejoras regulatorias, los temas ambientales y diversas obligaciones más transversales a las que México se comprometió”, recordó.
Atzayaelh Torres con información de Héctor Usla
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Este texto es parte del especial de la revista Bloomberg Businessweek México de 'Lo que viene en 2021.' Consulta aquí la edición fast de este número
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