Señalan falta de acciones para restituir derechos laborales por la pandemia
El impacto económico y social de la covid-19 es el más profundo desde la Segunda Guerra Mundial “debido a su disrupción sobre la salud, la dinámica laboral, el consumo, así como en las cadenas de valor locales y globales”, advirtió el organismo.
Las mujeres, los jóvenes y el personal de salud son algunas de las personas que más restricciones han tenido a sus derechos laborales en la pandemia, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); también quienes están en teletrabajo. Sin embargo, los programas sociales del gobierno federal contienen pocas estrategias para mitigar esa situación.
El organismo publicó el documento De la emergencia a la recuperación de la pandemia por la covid-19: La política social frente a desastres. En él recuerda que la pobreza laboral pasó de 35.6% en el primer trimestre de 2020 a 39.4% en el mismo periodo de 2021. Es decir, 5 millones de personas se sumaron en un año a la población cuyo ingreso no les alcanza para comprar una canasta básica, universo que actualmente abarca a 50.1 millones de personas. En mayo del año pasado, uno de los meses más difíciles por la covid-19, 55% de la población estaba en esta condición.
Los principales hallazgos de la investigación, dice el Coneval, son que los contagios se concentran en las zonas metropolitanas y que en esta crisis aumentó la violencia doméstica y de género.
En materia laboral, recomienda medidas para incluir al mercado de trabajo a las mujeres, personas indígenas y con discapacidad, así como continuar con el programa Jóvenes Construyendo el Futuro.
Impacto económico, social y laboral histórico
El impacto económico y social de la pandemia es el más profundo desde la Segunda Guerra Mundial “debido a su disrupción sobre la salud, la dinámica laboral, el consumo, así como en las cadenas de valor locales y globales”, apunta el extenso documento del Coneval.
En México, el ingreso laboral anual real disminuyó 4.8% al mismo tiempo que los precios de los productos básicos aumentaron. El desempleo creció entre el primer trimestre de 2020 y el de 2021, al pasar de 3.4 a 4.4%, y además, el número de personas que laboran en condiciones precarias subió de 22.4 a 25.8%, en el mismo intervalo de tiempo.
Debido a la pandemia, muchas personas han visto afectados sus derechos laborales, apunta el Coneval. Según su reporte, las mujeres y el personal de salud, principalmente, por la carga del trabajo que se les impuso.
Por el confinamiento y la adopción del teletrabajo, los grupos más afectados fueron las personas con discapacidad, quienes laboran en sectores catalogados como no esenciales, jóvenes y, nuevamente, las mujeres. Algunas de las consecuencias que sufrieron son:
- Informalidad
- Pérdida de prestaciones sociales por el cambio de esquemas laborales
- Falta de protección y seguridad social laboral
- Reducción de los ingresos laborales
- Incremento en el riesgo de contraer la covid-19.
Los “efectos colaterales” en las personas que trabajaron en sectores esenciales, las que han hecho home office, las jóvenes y —otra vez—en las mujeres fueron:
- Reducción del tiempo de ocio
- Deterioro en la salud física y mental
- Restricción de derechos laborales.
Lo que le falta a los programas
Según el reporte, los programas federales que pueden incidir para mitigar la pérdida de empleos, la disminución de ingresos laborales y la falta de seguridad social son:
- Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares
- Educación para Adultos
- Jóvenes Construyendo el Futuro
- Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras
- Programa de Microcréditos para el Bienestar
- Programas del del Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías
- Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos para la Población sin Seguridad Social Laboral
- Programa IMSS-Bienestar
- Ejecución de los Programas y Acciones de la Política Laboral.
La gran mayoría de los programas analizados fueron creados antes de la pandemia. Por lo tanto, no fueron diseñados para paliar los problemas que esta crisis trajo o profundizó.
Por ejemplo, ningún programa atiende el riesgo de discapacidades derivadas de la covid-19, las cuales “puedan interrumpir la actividad laboral”. Tampoco ha incluido acciones para atender “la afectación de mayor riesgo de contagio de las personas que trabajan en el sector salud”.
Para las dificultades para compaginar el ámbito familiar y laboral, así como “las afectaciones a la salud física y psicológica (agotamiento, depresión, ansiedad)” no hay programas, advierte.
De los existentes, ninguno está dirigido al trabajo doméstico no remunerado, del cual se encargan casi 80% las mujeres. Tampoco les fue incluida alguna estrategia para afrontar el cambio que significó el teletrabajo.
De acuerdo con el reporte, no se encontraron programas que ayuden a compaginar las actividades laborales y las escolares. Mucho menos aquellos que “se dirigieran a modificar la distribución inequitativa entre hombres y mujeres en el uso de los espacios y recursos; así como el incremento de pobreza de tiempo y el aumento de las dificultades para la conciliación de la vida laboral, familiar y personal que limitan el desarrollo laboral”.
Mujeres, indígenas, personas con discapacidad
El Coneval incluyó varias recomendaciones para la política social. En cuanto al tema laboral propuso crear medidas para que el trabajo de cuidados sea una responsabilidad colectiva al interior de las familias. Es necesario que los programas otorguen servicios de cuidado de calidad para quitarles la carga desproporcionada que absorben las mujeres y diseñar acciones para que puedan acceder al mercado de trabajo, señala.
También apunta que se requiere generar estrategias que aseguren igualdad de oportunidades de trabajo para las personas indígenas. Éstas deben garantizar que los empleos para esta población no sean en condiciones precarias. Lo mismo para las personas con discapacidad, pero para esta población se necesita además recopilar información.
Para el sector de menos de 30 años recomienda continuar con el programa Jóvenes Construyendo el Futuro. Pero también proveer de un ingreso mínimo a quienes perdieron su empleo por las medidas de confinamiento. Asimismo, generar mecanismos con los sectores privado, público y social para incentivar su reingreso laboral.
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