Felipe Calderón es como Bush en 2001: detonó su propia guerra

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Blake Lively y Oliver Stone en la premier de Salvajes, en Los Ángeles, el pasado 25 de junioFoto Reuters
Juan José Olivares
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de julio de 2012, p. 8
¿Por qué comparó al presidente Felipe Calderón con George W. Bush?, pregunta La Jornada a Oliver Stone, ganador de tres premios Óscar y referente del cine mundial.
El realizador, que tanto en sus largometrajes de ficción como en sus documentales pone la sal a la herida en temas sociopolíticos, responde: “No soy sicólogo ni conozco al presidente (Felipe) Calderón personalmente. Tampoco sigo en detalle la política en México, pero cualquiera pudo darse cuenta de que esa guerra que desató contra los cárteles de la droga fue una locura, un desastre.
Calderón se enamoró de la idea de Bush de 2001, cuando decidió hacer esa guerra en Irak, y detonó la suya propia. Fue innecesaria esa violencia, que trajo más de 50 mil muertes.
Por ello, asegura Stone, los resultados de las recientes elecciones presidenciales de México son muestra del repudio del pueblo mexicano hacia su actual jefe del Ejecutivo.
Él es como Bush en 2001, dice el realizador de Pelotón, con la que ganó la estatuilla dorada por mejor dirección.
Afirma que el posible triunfo del PRI, partido que gobernó al país por más de 70 años y que quiere recuperar la Presidencia luego de dos sexenios en los que el PAN estuvo en el poder, demuestra la desaprobación de la gente, que “está en contra de la guerra contra el narco; la gente ya no votó por su partido. No sé si ganó o perdió Peña (Nieto). Sé que muchos votaron por él, pero creo que lo hicieron por no aprobar lo que hizo Calderón”, dice el politizado director, que está en México para promover su reciente trabajo, Salvajes, crónica de la hipotética guerra, muy sangrienta, entre productores de mariguana de California y un cártel mexicano que trata de quitarles el negocio.
Jipis contra narcos
El elenco de la cinta, que se estrena este viernes en México, lo conforman los mexicanos Salma Hayek, Lisa Echeverría, Demián Bichir, Joaquín Cosío, Diego Cataño, el puertorriqueño Benicio del Toro, los estadunidenses John Travolta, Blake Lively, Taylor Kitsch y Aaron Johnson, entre otros.
En su cinta, que se desprende del libro Savage, de Don Winslow, Stone, quien también participó en la escritura del guión, retrata la guerra entre esos jipis new wave y una banda mexicana de la droga.
Para Stone, una manera de parar esa guerra es descriminalizar el uso de drogas. Es lo que piensa la gente inteligente; es dar ese primer paso. En cualquier forma, la legalización de la mariguana sería el inicio. Pero hay que saber que la política intervendrá, porque hay intereses económicos. Pero lo primero que hay que decir es que la droga no es un demonio, no es la culpable; puedes usarla desde un contexto médico o de placer, pero al final el aspecto monetario es el más importante para todos los involucrados. Ese ha sido el mal más terrible: la economía de este tipo, que llamaremos subterránea, asegura Stone, quien vuelve al tema de la droga desde Expreso de medianoche y Caracortada, para las cuales escribió el guión.
En Salvajes, Stone pone en escena a tres locos californianos: Ben (Aaron Johnson), Chon (Taylor Kitsch) y Ophelia (Blake Lively), quienes comparten su vida entre el surf, la mariguana, los tríos sexuales y una boyante empresa de cultivo de cannabis. Todo es sexo and rocanrol hasta que la banda de Elena (Salma Hayek) quiere meter mano en su negocio.
“Sabemos que algunos gobernantes tienen tratos con los cárteles de la droga, pero no sólo ellos; también está el Ejército... hablamos de corrupción, que está aquí, a la vuelta de la esquina. Hay mucha gente involucrada en el negocio. Pero podemos dar ese primer paso con la despenalización. Como sociedad estamos preparados, porque muchos de nosotros fumamos desde la secundaria, en cualquier parte. Para muchos es normal fumar cannabis; gran cantidad de personas lo hace.
Recomiendo al gobierno que la legalice, que cobre impuestos y así ayude a su economía, para que ya no haya gánsteres, insiste el realizador de Asesinos por naturaleza, Nixon y Nacido el 4 de julio, entre otros filmes.
Sin embargo, acepta Stone, existen fuerzas oscuras que no quieren que el uso de la yerba se legalice, porque no les conviene. Hay políticos sin ética que buscan sólo un cargo, dirigentes policiales, líderes sindicales corruptos, directores de prisiones, que no quieren eso... sólo desean dinero.
En la entrevista estuvo presente uno de los actores de la cinta, el mexicano Demián Bichir, para quien el problema real radica en la corrupción e impunidad. Claro que no nos gusta el regreso al poder de lo que representa un partido como el PRI. El problema esencial son la corrupcion y la impunidad, tanto en Estados Unidos como en México, y parece que no hay escape. Lo curioso es que los más afectados siempre son la gente más pobre, a los que ves en las cárceles.
Para la actriz Sandra Echeverría, “el problema de la guerra entre cárteles es la corrupción de ambos países”.
Sancionar el cohecho
En entrevista, comenta que “más sanciones para autoridades que aceptan dinero por debajo del agua sería una avance.
Vemos que hay gente que delinque y que al rato ya está afuera. No sé si la legalización es lo adecuado, porque no nos gustaría ver que nuestro hijos consideren normal que haya drogas; además de que en un país tan corrupto como México no sé si sea lo mejor o si estemos preparados. Hay ventajas y desventajas, y todo hay que ponerlo en la mesa y hacer una evaluación profunda.
La actriz abunda: “Siempre ha habido narcotráfico en México, secuestros, pero ahora nos enteramos más. Las autoridades en Estados Unidos checan todo, y por eso les tienen pavor, pero en México se ríen de ellas. Dan una mordida y la aceptan, entonces, ¿cómo se hará un cambio con esa actitud; cómo legalizaremos las drogas? En México no estamos preparados para eso”.
Echeverría argumenta que Oliver Stone sabe “qué tema saca y en qué momento. No busca hacer sólo cine y entretener, sino además busca crear conciencia. Salvajes es una obra que toca temas fuertes, pero que al final hace reír, al usar el humor negro. Es una sátira, es el cliché de lo que ocurre todos los días”.

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