Minera presiona a familias para que evacuen viviendas

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Treinta y ocho familias de la comunidad de Salaverna, en el municipio de Mazapil, Zacatecas, aseguran que están siendo hostigadas por la compañía minera Frisco-Tayahua para que abandonen sus viviendasFoto Alfredo Valadez
Alfredo Valadez Rodríguez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de julio de 2012, p. 37
Mazapil, Zac., 10 de julio. Treinta y ocho familias de la comunidad de Salaverna se sienten acosadas por la compañía minera Frisco-Tayahua, que en abril comenzó a demoler casa por casa este pueblo centenario para explotar cobre y oro en la superficie de la mina. Hasta ahora ha extraído minerales del subsuelo.
Trabajadores jubilados de antiguas minas, campesinos sin cosecha por las sequías recurrentes, hombres desempleados, ancianas solas y hasta los empleados de Frisco-Tayahua se sienten presionados. Dejas esta casa ya y te damos una nueva, es la oferta constante.
Representantes de habitantes de Salaverna que se niegan a abandonar las casas que les heredaron padres y abuelos, donde siempre han vivido y quieren morir, dicen que quienes aceptaron la oferta fueron engañados. Los testimonios son de Estanislao Mendoza, Roberto de Ávila y Francisco Javier Contreras.
“Ya nos amenazaron. Sabemos que en esto podemos perder la vida –refiere serio Estanislao Mendoza, ejidatario que además de su parcela posee un pequeño taller mecánico y una vieja grúa–. Pero no importa, en esto vamos juntos. Ya platiqué con mi mujer y mis hijos, y dicen ‘vamos para adelante, te apoyamos’, y no nos vamos a salir de aquí. No en las condiciones que ellos quieren, porque no somos animales”.
A principios de este año la minera convenció a medio centenar de familias de Salaverna de construirles casas nuevas a cambio de sus viviendas de adobe y piedra. Otras familias simplemente fueron echadas, pues rentaban las casas que habitaban. A otros, aseguran los inconformes, los engañaron. Citan el caso de Trinidad Pérez Álvarez, quien tenía una casa grande en Salaverna y a cambio le ofrecieron cinco viviendas de interés social. Cuando se salió con todo y familia sólo le dieron dos casitas que parecen palomeras.
Mudanza forzosa
Un empleado que se resistía a mudarse a Nuevo Salaverna llegó un día a la mina y ahí su jefe le informó: Regrésate a tu casa, que ya está ahí la mudanza. Para cuando llegó, un grupo de jóvenes había sacado sus cosas a la calle. Su esposa lloraba y los vecinos trataban de consolarla. Tuvieron que irse y hoy su casa, como muchas más, no existe.
Es la misma estrategia que hace tres años aplicaron los canadienses de Goldcorp, quienes para operar en el Valle de Mazapil la mina de oro a cielo abierto Peñasquito, en 2009, literalmente borraron del mapa todo el pueblo de Peñasco y construyeron un Nuevo Peñasco con casas tipo Infonavit.
Pero Frisco-Tayahua no reprodujo exactamente el modelo de los canadienses. Los habitantes de Nuevo Salaverna no tienen títulos de propiedad de sus nuevas casas; se les endosaron contratos de comodato para usarlas, sin haber recibido indemnización alguna por las que debieron abandonar.

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