Indigna a la sociedad rusa intento de privatizar centro oncológico infantil en San Petersburgo

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Niños enfermos de cáncer son atendidos en el Hospital Urbano No 31, en la ciudad de San Petersburgo. El nosocomio es considerado uno de los mejores en Rusia, pero está en peligro de ser cerradoFoto La Jornada
Juan Pablo Duch
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de enero de 2013, p. 29
Moscú, 22 de enero. La insensibilidad de las autoridades frente al do-lor de los más desprotegidos –los niños que padecen cáncer, algunos recién nacidos– provocó el rechazo de una buena parte de la sociedad de San Petersburgo, la segunda ciudad más importante de Rusia, indignada con la intención de privar a los menores de su última esperanza de curación.
Todo comenzó cuando el oficial mayor del Kremlin, Vadim Kozhin, solicitó al gobierno de la Ciudad del Neva desalojar el Hospital Urbano No. 31 para construir ahí el nuevo centro médico que atenderá exclusivamente a los jueces de las cortes Suprema y Superior de Arbitraje de Rusia.
Sus integrantes se trasladarán a San Petersburgo, la nueva sede de estas Cortes, luego de los jueces de la Corte Constitucional, que fueron los primeros en dejar Moscú por decisión del presidente Vladimir Putin, originario de dicha ciudad.
El hospital No. 31 se encuentra en la isla Krestovsky, un lugar que se ha vuelto exclusivo desde que, en medio de sus frondosos bosques, viven los jueces del Constitucional y se construye el super estadio de futbol Zenit Arena, propiedad de Gazprom, el gigante ruso del gas.
Fundado a finales del siglo XIX, el hospital cuenta –desde hace 20 años– con un departamento de oncología y hematología infantiles, considerado uno de los mejores en toda Rusia, que atiende a menores llegados de todo el país con diferentes modalidades de cáncer.
El hospital, sentenciado a desaparecer por capricho de los poderosos, tiene el equipo más moderno para diagnósticos, terapia de rayos luminosos, laborato- rio de radioisótopos y aparatos de cirugía avanzada, con lo cual los médicos logran que, hoy por hoy, hasta 75 por ciento de sus pacientes puedan curarse.
Pero a mediados de diciembre anterior, cual inesperado regalo de Navidad, llegó la orden tajante: desalojar las instalaciones y reacomodar al personal médico entre los restantes hospitales de la ciudad, cerrando para siempre el centro oncológico infantil.
No se hizo esperar el rechazo de los habitantes de San Petersburgo, que en contados días reunieron más de 90 mil firmas en defensa del Hospital Urbano No. 31, aparte de que se oponen abiertamente destacados intelectuales y artistas como el actor Oleg Basilashvili, los directores de cine Vasili Bortko y Aleksei Guerman Jr., el cantante y compositor Andrei Makarevich y muchos más.
Miles de personas, en una manifestación finalmente autorizada, piensan salir a la calle este miércoles en San Petersburgo, y hasta la Iglesia Ortodoxa Rusa se pronunció en favor de los niños enfermos de cáncer.
La oficialía mayor del Kremlin, ahora, dice que la iniciati- va de desalojar el hospital provino de la alcaldía de San Petersburgo y ésta, como si no se diera por enterada, guarda una pausa, consciente de que deberá anunciar la decisión definitiva a más tardar en febrero.
Mientras tanto, los menores –pacientes oncológicos– siguen recibiendo el indispensable tratamiento, bajo la amenaza del cierre definitivo del hospital.
 
 
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