Emilio Chuayffet y su club de fans

Luis Hernández Navarro
Periódico La Jornada
Opinión 
 
Diva Hadamira Gastélum es senadora plurinominal por Sinaloa. Ha sido legisladora local en una ocasión, dos veces diputada federal, presidenta municipal de Guasave y durante muchos años directora del DIF en ese municipio, donde comenzó su carrera política. Es, además, según confesó públicamente el pasado 20 de febrero, presidenta del club de fans de Emilio Chuayffet.
A la senadora Gastélum le llaman La Diva. Ella se define como adicta a la política. Es, además, dirigente del Organismo Nacional de Mujeres del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Durante la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto se encargó de coordinar reuniones y actividades de apoyo a la candidatura con las damas del partido.
Doña Diva asistió a la reunión que Emilio Chuayffet sostuvo con la Comisión de Educación del Senado, el 20 de febrero, un encuentro que por momentos pareció ser, más bien, una sesión ordinaria de su club de fans. Allí, ella dijo que el secretario es una garantía, aunque olvidó aclarar de qué. Lo definió como un hombre justo y brillante. Y aseguró estar muy confiada en su inteligencia y sapiencia.
La maestra Gastélum no fue la única en rendir pleitesía al secretario. Por el contrario, uno tras otro, hombres y mujeres, integrantes de la mayoría de partidos políticos, representantes de un poder soberano, se desvivieron en halagos al integrante del Ejecutivo.
Así lo hizo Martha Palafox, senadora del Partido del Trabajo por Tlaxcala, dos veces diputada federal por el PRI y dirigente local de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares de su estado natal. Ella leyó a trompicones un posicionamiento que dirigió al apreciable señor secretario y permanente amigo don Emilio, en el que anunció que es alentador saber que estamos en manos de una persona que tiene la gran experiencia y la gran capacidad para que logremos hacer esta reforma integral.
Para no quedarse atrás, le siguió Juan Gerardo Flores, integrante del Partido Verde Ecologista de México, ex asesor de Televisa y parte de la telebancada. “Tuve la oportunidad –dijo en su intervención– de ver su magnífica conducción en la Cámara de Diputados en la anterior Legislatura. Creo que siempre ha dado muestras de una enorme capacidad de gestión al frente de las responsabilidades que se le encomiendan.”
El espíritu cortesano de la mayoría de legisladores obligó a Javier Corral a diferenciarse de sus colegas. Fue uno de los pocos asistentes que se dirigieron al secretario en un plano de igualdad. Irónico, el panista advirtió al comenzar su discurso: Ya no voy a sumar más halagos a los que se le han hecho, porque le puede hacer mal tanto halago. Después se va a creer mucho. Si ya así... Imagínense... Tampoco le puedo extender un reconocimiento anticipado, porque apenas lleva usted dos meses y medio, y hay que ver primero para creer.
La comparecencia de Emilio Chuayffet en el Senado fue un día de campo para el secretario. No hubo un solo cuestionamiento de fondo a la reforma educativa, pero sí muchas peticiones particulares de los legisladores. La inmensa mayoría de los reclamos que en escuelas y calles se hacen a la nueva norma fueron ignorados. Casi ninguno de los problemas de fondo que la nueva legislación plantea fue abordado en las más de dos horas y media de reunión.
Del cónclave parece desprenderse que la cámara de origen para aprobar las leyes secundarias sobre educación será la de senadores. Queda claro que la ruta definida por el Ejecutivo será aprobar dos leyes específicas: la del Instituto Nacional de Evaluación para la Educación y la del Servicio Profesional Docente. Además, reformará la Ley General de Educación, para considerar que los sistemas evaluatorios del INEE deben ser obligatorios para que el aparato educativo haga las evaluaciones correspondientes, las cuales tendrán un peso específico en la evaluación del docente.
En la comparecencia, el secretario informó de una comida que tuvo un día antes con los tres directores que han conducido el Instituto Nacional de Evaluación para la Educación (INEE): Felipe Martínez Rizo, Margarita Zorrilla y Mario Rueda. En ella, los especialistas le hicieron a Emilio Chuayffet señalamientos muy serios que cuestionan con elegancia la visión punitiva y controladora de la evaluación contenida en la reforma educativa, dejan al descubierto la ligereza con que se aprobó e iluminan una parte de sus limitaciones.
Felipe Martínez cuestionó: ¿cómo va usted a evaluar al maestro, si no sabe qué tipo de maestro quiere? ¿Cuál es el perfil que la secretaría demanda que cubra el maestro?
Margarita Zorrilla preguntó: ¿no le parece a usted injusta la evaluación homogénea, que valga lo mismo para Chiapas que para el Distrito Federal?
Y Mario Rueda interrogó: ¿y ustedes creen que evaluar es sólo calificar al maestro y no es calificar la infraestructura, y no es calificar la cobertura porque, si no, llegaríamos al extremo de decir: los maestros educan bien, pero sólo a 15 por ciento y, en consecuencia, la calificación del sistema educativo sería bajísima?
Por supuesto, todos estos señalamientos debieron ser considerados antes de elaborar y aprobar la reforma educativa. Al igual que se debió consultar previamente a estos especialistas, y a muchos otros más, así como a los maestros que conocen la problemática de su profesión.
Los participantes en la sesión del 20 de febrero ni siquiera se percataron de la gravedad de lo que los investigadores advirtieron. Estaban demasiado ocupados en adular al secretario o en pedirle que les resolviera asuntos particulares, o en exigir mano dura contra los maestros por suspender labores. Como dijo el panista Víctor Hermosillo para deleite del funcionario: los paros locos tienen que terminar en el país... Ese es un crimen... El Estado tiene que poner orden.
Queda claro, después de la comparecencia de Emilio Chuayffet, que la Comisión de Educación del Senado es un anexo de su club de fans y un bazar. Es cualquier cosa excepto un espacio para discutir con dignidad republicana y seriedad los problemas educativos.

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