El príncipe Carlos compara a Putin con Hitler por lo que pasa en Ucrania

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En una conversación con una sobreviviente del Holocausto en Canadá, el príncipe Carlos comparó al presidente ruso, Vladimir Putin, con Adolfo Hitler. Esta declaración amenaza con provocar una tormenta diplomática en tiempos en que la relación entre Londres y Moscú no pasa por un buen momento ante la reciente anexión de Crimea a la Federación Rusa y el fervor pro ruso en Ucrania. Además, ambos se verán las caras el próximo 6 de junio en la celebración del 70 aniversario del Día D. La imagen es de archivoFoto Ap
The Independent, Afp y Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 22 de mayo de 2014, p. 21
Londres, 21de mayo.
El príncipe Carlos, heredero al trono de Gran Bretaña, comparó las recientes acciones en Ucrania del presidente ruso Vladimir Putin con las del líder nazi alemán Adolfo Hitler, durante una visita a Canadá, al hablar con una sobreviviente del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, lo que amenaza con provocar una tormenta diplomática.
Más aún, en el comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes se llamó al príncipe a abdicar como heredero al trono, al resaltar que un miembro de la realeza no debe expresar sus opiniones políticas, mientras el gobierno conservador-liberal defendió el derecho del futuro monarca a hablar libremente.
Las prensas rusa y británica lo acusaron de arriesgar la relación entre Moscú y Londres en un momento de por sí difícil.
El príncipe visitó un museo en Nueva Escocia, Canadá, y platicó con la mujer que le hizo la visita guiada, Marianne Ferguson, de 78 años, sobreviviente del Holocausto, quien narró cómo perdió a sus familiares en los campos de exterminio nazis.
Y ahora Putin está haciendo lo mismo que Hitler, respondió el príncipe.
Las palabras de Carlos, de 65 años, ocuparon los titulares de la prensa británica. El heredero al trono ha asumido muchas de las actividades de su madre, la reina Isabel II, de 88 años, en lo que la prensa interpreta como un posible paso hacia una transición suave si la reina decide abdicar en favor de su hijo mayor.
El comentario del príncipe no fue sólo embarazoso. Es algo que la reina jamás haría. La política exterior es algo que corresponde a los ministros. Lo peor es que el líder ruso interpretará la comparación como un insulto. Hace sólo dos semanas Rusia celebró la victoria en la Segunda Guerra Mundial, en la que combatió con 10 millones de soldados de la ex Unión Soviética para destruir a las fuerzas armadas alemanas, señaló Andreas Whittam Smith en el diario británico The Independent.
Sí, seguramente es muy difícil esperar tantos años tras bambalinas para asumir el trono, añadió Smith.
El popular diario ruso Moskoviskij Komsolets afirmó: el príncipe Carlos se arriesga a desencadenar un escándalo internacional y a complicar la ya de por sí nublada relación entre Moscú y Londres. El diario ruso agregó que el momento es particularmente desafortunado, pues el próximo mes Estados Unidos y los aliados europeos celebrarán el día del desembarco en Normandía, también conocido como Día D, el 6 de junio, cuando comenzó la estrategia armada aliada que finalmente derrotó a los nazis hace 70 años. Ese día, Putin y el príncipe Carlos tienen programado participar en el acto conmemorativo, al igual que los demás líderes europeos y de Estados Unidos.
Voceros de Putin han declinado declarar sobre los dichos del príncipe.
La casa real británica puntualizó en un comunicado: no comentaremos conversaciones privadas. Pero nos gustaría dejar claro que el príncipe de Gales no intentaría hacer declaraciones políticas y públicas durante una conversación privada.
Con todo, observadores insistieron en que Carlos rompió la regla diplomática de que la realeza no se inmiscuye en cuestiones políticas ni siquiera en una conversación privada como la que sostuvo el príncipe. Y que dicha conversación ocurrió durante un acto público.
Si el príncipe quiere hacer declaraciones controversiales sobre temas nacionales o internacionales, debe abdicar y presentarse a elecciones, afirmó Mike Gapes, del comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes. La monarquía debe ser vista, no escuchada, agregó.
El primer ministro adjunto, el liberal Nick Clegg, defendió al príncipe Carlos: está en todo su derecho de expresar sus opiniones con la confianza de que está hablando en privado... La monarquía británica no está sometida a un voto de silencio como de orden (monacal) trapense.
En aparente alusión a si anexar Crimea a la Federación Rusa vía referendo e invadir Polonia son hechos equiparables, Clegg insistió: no voy a comparar un periodo de la historia Europa con otro, pero el príncipe Carlos puede hacerlo, y creo que es libre de expresarse, sobre todo porque él pensó que tenía una conversación privada.

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