Disciplina y pragmatismo priísta cobijan a Beltrones y a Monroy

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La dupla Beltrones-Monroy, luego de asumir sus cargos en el auditorio Plutarco Elías CallesFoto Cristina Rodríguez
Roberto Garduño
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de agosto de 2015, p. 3
La asunción de Manlio Fabio Beltrones y Carolina Monroy a la dirigencia nacional del PRI ocurrió en el vértigo priísta que les brindó su lealtad y apoyo unánime. La disciplina y el pragmatismo que aún imperan en el Revolucionario Institucional recibieron como promesa un renovado quehacer partidista incluyente, respetuoso y contestatario contra las expresiones de ofensa y diatriba.
Precisamente en el auditorio Plutarco Elías Calles, de la sede nacional del tricolor, el político sonorense vio rendirse ante sí a todas las expresiones, líderes y grupos que convergen en su partido. A todos les marcó el lineamiento de su quehacer como presidente nacional del PRI: ‘‘Puedo y quiero ser puente entre varias generaciones. En política nadie se jubila’’, matizó.
Al oscurecer, mientras a las afueras del recinto diluviaba, las figuras más relevantes del priísmo ingresaban para ofrecer su respaldo a la fórmula Beltrones-Monroy. Dos horas antes, el Plutarco Elías Calles ya estaba colmado. Ahí se saludaban los políticos que han construido el PRI de la actualidad.
‘‘En política nadie se jubila’’
Roberto Madrazo Pintado, Humberto Roque Villanueva, Gustavo Carvajal Moreno, Joaquín Gamboa Pascoe, César Augusto Santiago, María de los Ángeles Moreno Uriegas, Joel Ayala, José Antonio González, Heriberto Galindo, David López.
Y también acudían políticos de reciente generación, como Alejandro Murat, Luis Videgaray, Aurelio Nuño, Alfonso Navarrete Prida, Eruviel Ávila; más alejados del presídium, consejeros priístas jóvenes y desconocidos.
Así, la maquinaria del priísmo se echaba a andar para despedir a César Camacho e Ivonne Ortega y dar la bienvenida entre aplausos y ovaciones a Manlio Fabio Beltrones y Carolina Monroy. En el auditorio fue evidente la integración de una porra que no dejó de gritar a favor de la mexiquense.
La organización del acto fue impecable. Los consejeros, bien vestidos, recibieron a su nuevo líder con un prolongado aplauso. Beltrones saludó llevándose la mano al pecho y extendiendo el brazo mostrando su beneplácito, y al dirigirse al asiento que se le reservó frente al presídium, respondió con una arenga: ‘‘¡Viva el PRI!’’, frase que fue repetida en coro por sus correligionarios.
Al iniciar los trabajos del consejo político priísta ingresó por un costado del presídium el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, quien bajó al sitio donde se encontraba Beltrones, lo abrazó y le dio unas palmadas con fuerza en el brazo derecho.
Minutos después llegó al salón el secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Antes se habían presentado los secretarios de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza; de Salud, Mercedes Juan; el director de Pemex, Emilio Lozoya; el director del IMSS, José Antonio González, y los titulares de la Sedatu, Jesús Murillo, y de la SPTS, Alfonso Navarrete.
En ese marco, el priísmo en pleno rendía honores a la fórmula Beltrones-Monroy. Sólo una ausencia fue notoria, la del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
En tal escenario pletórico, el político sonorense expuso las ideas que habrán de diferenciarlo en la dirigencia de su partido. Pidió a los priístas ser autocríticos y continuar el proceso de evolución, profundizando en las reformas que generen más crecimiento económico, y sus resultados se reflejen en los bolsillos de la gente reduciendo –dijo– la agraviante pobreza y desigualdad entre los mexicanos.
‘‘Sería difícil ignorar las lecciones de la elección de junio pasado. Admitamos que los partidos políticos se han rezagado respecto de las demandas de la sociedad moderna. No son suficientes para ganar por sí mismos unas elecciones. Pero son indispensables como órganos de representación y acción política. En el caso del PRI, es imperativo que se plantee como tarea principal ser un auténtico instrumento al servicio de la sociedad’’.
En su alocución, entreverando entre un guión e improvisaciones, expuso que el PRI irá al encuentro de la ciudadanía, regresará al trabajo de base comunitaria porque ‘‘el partido necesita de los ciudadanos y la sociedad del partido. Hay que poner en práctica esa relación dialéctica y hacerla muy funcional a la vez para el partido y para la sociedad’’.
Esbozó las directrices que seguirá en su nueva relación con la juventud, con las mujeres, con los trabajadores, los campesinos, las clases medias y los sectores populares. La idea que más le generó respaldo fue la del diálogo, ‘‘instrumento natural de la democracia’’, dijo.
‘‘Haremos del diálogo franco y respetuoso nuestra cotidiana forma de trabajar por México. No obstante, y hay que decirlo, el respeto es de ida y vuelta, así que cuando sea necesario también estaremos listos para responder a los que hacen de la ofensa y la diatriba su única forma de entender la política.’’
Beltrones repuso que puede y quiere ser puente entre varias generaciones, porque en política nadie se jubila. ‘‘El enlace de generaciones y la transmisión de conocimientos y experiencias conjugados con la fuerza, la rebeldía e ideas de la juventud’’ nos habrá de llevar a un mejor derrotero.
Se dijo dispuesto a continuar los cambios que transformen al PRI en el partido que México requiere en el siglo XXI, el que Luis Donaldo Colosio intuyó y el que Enrique Peña Nieto propuso. ‘‘Somos un partido hecho de lealtades. Somos el partido en el gobierno y con pleno respeto en las leyes; el PRI mantendrá con el Presidente una constructiva y fructífera relación de diálogo y reflexión. Con el respaldo y cercanía de su partido, al presidente Peña Nieto le va a ir bien. Al PRI también. Y a México mejor todavía’’.
Esta última frase desbordó el auditorio en ovación y dio pie al final del lanzamiento de la nueva dirigencia del PRI. Y los consejeros y funcionarios del gobierno se desbordaron para saludar de mano y sacarse una selfie con su nuevo líder.

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