No queda otra que la lucha social
Ante los atropellos que vienen cometiendo contra el
pueblo, el Poder Legislativo y Judicial, no queda otra salida que la
lucha social.
Congreso y Corte, responsables
En el escenario de los agudizados
conflictos sociales hay dos actores estelares que ocultos tras
bambalinas se escabullen a los ojos de la nación para no asumir la
responsabilidad que les toca como causantes directos del brete en que
han colocado a las autoridades ante sectores como el magisterio
democrático, la clase trabajadora y los pueblos originarios. En esta
prolongada historia de desencuentros, tanto el Congreso como la Suprema
Corte de Justicia tienen mucho de culpa al conculcar con sus parciales
decisiones los derechos de millones de mexicanos.
Cuando la sociedad ha exigido su derecho
a ser escuchada y a promover sus recursos de inconformidad contemplados
en las leyes, tanto legisladores como ministros les han dado la
espalda, devastando el Estado de derecho.
A los trabajadores como a los indígenas y
demás grupos sociales agraviados no les ha quedado más recurso para
defenderse y hacerse escuchar que las protestas y movilizaciones. Nadie
sale a marchar en las calles y carreteras, ni ejecuta bloqueos por
gusto.
En el movimiento de resistencia del
Sindicato Mexicano de Electricistas sufrimos en carne propia lo que es
enfrentarse a un Poder Legislativo insensible a los reclamos de la
nación, y mirar azorados cómo un grupo de ministros tuvo la osadía de
revocar un amparo fallado a nuestro favor por el Segundo Tribunal
Colegiado en Materia del Trabajo del Primer Circuito, violando la
Constitución.
Ante los atropellos que al unísono
vienen cometiendo desde hace años contra el pueblo de México el Poder
Legislativo y Judicial, no queda otra salida que la lucha social; la
Corte ha bloqueado la protección de las leyes mexicanas lo mismo a los
electricistas del SME en la defensa de sus fuentes de empleo, que a los
miembros de la tribu yaqui en la lucha por preservar sus recursos
acuíferos. También a los maestros de la CNTE se les negaron los amparos
promovidos en contra de la evaluación académica, parte toral de la
impositiva reforma educativa que atenta contra su estabilidad en el
empleo.
En todos estos casos se ha criminalizado
la protesta social, por lo que varios de sus miembros y dirigentes han
sido encarcelados a través de la fabricación de supuestos delitos como
ha ocurrido recientemente con los líderes de la Sección 22 de la
Coordinadora. La irresponsabilidad de jueces y legisladores ha derivado
en la aparición de innumerables presos políticos.
Pero ha sido quizá la autorización de la
Corte para embargar el salario de los trabajadores por deudas
mercantiles o civiles, poniendo sus magros ingresos a disposición de los
insaciables banqueros, uno de los más deshonrosos fallos, que ha
reflejado la total ausencia de sensibilidad social en los integrantes
del máximo órgano de justicia del país y del que los legisladores han
dividido complicidades. Si el Congreso y la Corte no asumen su deber, al
agredido pueblo no le quedará otro recurso que seguir movilizándose
porque los conflictos sociales no se resolverán sólo con promesas al
diálogo.
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