Gasolinas: la última estocada a Pemex
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¿Y qué tal, estimado lector? ¿Disfruta de los bajos precios
del combustible luego de la reforma energética? Llega otro 18 marzo y
la gesta de Lázaro Cárdenas parece más lejana en el tiempo que los 80
años que, en efecto, cumple este domingo.
El país y el pueblo acuden a un
aniversario más de la Expropiación Petrolera burlados: con una empresa
productiva del Estado (ya no paraestatal) en ruinas, chatarrizada,
saqueada, endeudada y con el petróleo y el subsuelo hipotecados.
Además, con combustibles caros que seguirán incrementando su precio a lo
largo del año.
Si ya creíamos que habíamos visto todo
contra Petróleos Mexicanos (Pemex), falta una traición más. Pero no
aguardaremos mucho antes de presenciarla… y padecerla. Ya está en
marcha. Después del 1 de julio se desatará el último despojo. Vienen
ahora por todo el mercado de las gasolinas.
No se trata solamente de que
desaparecerán las gasolineras de Pemex y aquellas que vendan el
combustible comercializado por esta empresa. Tampoco se trata únicamente
de un golpe visual: de que dejemos de ver los logos tradicionales de
Petróleos Mexicanos y veamos ahora los de ExxonMobil, Shell, British
Petroleum (BP) o Chevron.
La destrucción final de este sector
arrasará con los empresarios gasolineros mexicanos, sobre todo aquellos
que son dueños de una, dos o tres estaciones de servicio. E impactará en
los bolsillos de todos. Sí, más aún que el gasolinazo de 2017 y del que
silenciosa pero violentamente está ocurriendo en el primer trimestre de
2018.
Hoy las autoridades nos dicen que somos
libres de escoger entre los 1 mil 200 precios de gasolinas que hay en el
país. Eso es su “competencia empresarial en la que el ganador es el
consumidor”. Lo cierto es que esa competencia es por precios al alza.
Las variaciones son de centavos y, en algunos casos, de pesos; pero
siempre alrededor de los 18 pesos por litro de gasolina magna, más de 19
por el de Premium y de 18.5 por el de diésel. Nunca nos dijeron que los
precios subirían tanto. Por el contrario, el mercado nos regalaría con
precios a la baja.
En el discurso lleno de falacias que se
implantó para convencernos de las bondades de la regresiva reforma
energética, se dijo también que las gasolinas de Estados Unidos eran más
baratas. Para nada. Lo que en México encarece los combustibles son los
impuestos. Incrementan su precio hasta en casi 40 por ciento.
Y aun así, los gasolineros gringos no se
animan –todavía– a ingresar al país. ¿Por qué? Ya han comprado o
instalado decenas de estaciones de servicio. Pero sólo unas cuantas
están abiertas. Y la gasolina que venden, aunque le etiqueten sus logos,
la comercializa Pemex. Ahora que la ley ya les permite abiertamente,
¿quieren entrar poco a poco? ¿Resulta que los tiburones son timoratos en México? ¿En realidad son tímidos y de depredadores sólo tiene la fama? ¿Le tienen miedo al mercado mexicano?
Parece que no, ¿verdad? Entonces, ¿qué esperan para avasallar, inundar y apropiarse del mercado?
La clave está en que sus precios no son
aún lo suficientemente baratos para los mexicanos, como nos lo
estuvieron machacando tanto tiempo. Si quieren ingresar al mercado
mexicano, tendrían que vender cualquier litro (equivalente de la magna,
premium y diésel) por arriba de 22 pesos. Así que en estos momentos no
es negocio. Por eso no han entrado.
El trabajo sucio ya se los hace el
gobierno mexicano. Se los debe. Este encarecimiento artificial que ya
padecemos, por la vía de impuestos, tiene dos objetivos.
El inmediato es capitalizar al gobierno
federal. No podemos decir que el dinero ingresa en su totalidad a las
arcas públicas porque no hay transparencia. Decían que iban a
“despetrolizar” la economía mexicana. Y lo que hicieron fue
“gasolinizarla”. Ahora el funcionamiento de la burocracia depende de los
recursos que ingresan por los impuestos a las gasolinas. Despetrolizar por gasolinizar… ¿Qué negocio o avance es ése?
El segundo objetivo es preparar el
terreno para que ingresen las gasolinas caras de Estados Unidos. En este
momento no son competitivas. ¿Pero qué tal cuando los precios lleguen a
22 dólares? ¿Y para eso faltará mucho? Apenas unas semanas. El gran
gasolinazo llegará después del 1 de julio. La disputa electoral es lo
que contiene el disparo de los precios. Gane quien gane, los
combustibles se encarecerán. Dirán que es la reacción natural de los
mercados ante el triunfo de un candidato indeseable. O que es un
“ajuste” temporal en los precios y que luego bajarán si el que gana es
el candidato deseable. Como ya deberíamos estar acostumbrados: los
precios no disminuirán.
Y ahora sí trasnacionales gringas, a
inundar el país con sus gasolinas. La vida será más cara. Y el último
reducto de Pemex y de los pequeños empresarios gasolineros mexicanos
quedará en el pasado.
A 80 años de la gesta del general
Cárdenas y, sobre todo, del pueblo que lo hizo posible, nada queda. En
su toma de posesión como presidente de la República, el 30 de noviembre
de 1934, casi 4 años ante de la Expropiación, ya anunciaba:
“[…] fomentar y organizar la explotación
de nuestros recursos naturales bajo las normas y sistemas de
socialización, enunciados claramente en el plan sexenal. Las grandes
riquezas inexplotadas en el país nos esperan. Si el trabajo y el
entusiasmo de nuestro pueblo se apresta a explotarlas directamente, en
colaboración con el gobierno, creando empresas constituidas por
organizaciones de trabajadores, vendrá como consecuencia una poderosa
economía nacional y la positiva revolución económica y social de
México.”
Que estas palabras sean epitafio o bandera, también está por verse.
Zósimo Camacho
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ZONA CERO]
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