Putin arrasa en elección y amarra su cuarto mandato
En segundo lugar se situó el empresario comunista Pavel Grudinin, con un 12%, y en tercero, Vladimir Zhirinovski, el candidato del Partido Liberal Demócrata, que obtuvo el 5%. Siguió, muy por detrás, Ksenia Sobchak, la candidata de Iniciativa Civil, quien no alcanzó el 2% y era la única mujer que se había presentado a la cita electoral.
“Rusia está condenada al éxito”, dijo un sonriente Putin desde la plaza Manezhnaya de Moscú, proclamando su victoria en la elección, dos horas después del fin de la votación y con el recuento aún en curso. “Este resultado es el reconocimiento de todo lo realizado durante los últimos años y en circunstancias muy difíciles”, añadió, al ser acogido entre aplausos en el acto, organizado en honor al cuarto año de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, cuyo aniversario también se cumplía el domingo.
Posteriormente, desde la sede de su partido, el líder ruso volvió a agradecer por su victoria, que le permitirá de dar “un salto radical”, según dijo. “Todo lo que hemos hablado lo vamos a cumplir. (…) Pero es muy importante que trabajaremos juntos”, agregó, al hacer énfasis en la necesidad de conseguir los “máximos resultados” para Rusia y trabajar en equipo.
De hecho, Putin logró un resultado histórico, tras haber sido ya elegido presidente en el 2000 con el 52.94% de los votos, en 2004, con el 71.31% y en 2012, con 63.6%.
Victoria anunciada
De muy poco sirvió incluso el llamado a boicotear las urnas de Alexéi Navalni, el nacionalista al que Europa considera como el verdadero opositor de Putin y cuya candidatura en la cita fue rechazada en diciembre por la Comisión Electoral Central (CEC) de Rusia, al estar condenado a cinco años de cárcel por malversación de fondos. Una acusación que él ha negado reiteradamente, pero que ha sido el argumento esgrimido por las autoridades rusas para excluirlo de los comicios.
Más de 110 millones de rusos tenían derecho a ejercer su preferencia política en 97 mil colegios electorales y 11 husos diferentes horarios. De estos, un porcentaje cercano al 60% optó por acudir a las urnas, según el dato comunicado por las autoridades rusas dos horas antes del fin de la votación y no actualizado horas después. Con todo, esta participación sería más alta de lo previsto, incluso en las dos grandes urbes de Rusia, Moscú y San Petersburgo, dos ciudades que en anteriores comicios habían registrado un número muy bajo de electores que votaron.
En la capital de Rusia, muchos moscovitas ya se habían resignado a la victoria de Putin. En un momento de crecientes tensiones con Occidente y amenazas de nuevas sanciones contra Rusia, todo aparentemente siguió igual en la ciudad.
El metro iba a reventar en las horas punta, las tiendas estaban abiertas como siempre, la gente trabajaba como cualquier otro día, los turistas hacían fotos sin parar delante del Kremlin y del teatro Bolshoi.
“¿De qué elecciones me está hablado? ¿Hay elecciones en Rusia?”, llegó a responder un anciano, en la calle Pyatniskaya, en pleno centro de Moscú, donde pocos tenían ganas de dar su opinión sobre el asunto.
“No sé si iré a votar. Si lo haré, creo que me decantaré por Putin o Ksenia Sobchak (candidata de Iniciativa Ciudadana y única mujer de los ocho contendientes)”, contaba Daria, una estudiante de Derecho de 18 años. “En todo caso, he leído los programas políticos de los candidatos y ninguno se merece ser presidente de Rusia”, añadió.
La jornada electoral no estuvo, sin embargo, exenta de incidentes.
En la mañana, la presidenta de la Comisión Electoral Central (CEC), Ela Pamfilova, informó de un ataque informático DDoS (denegación de servicio) a la página web de la comisión electoral. Por su parte, el diario independiente Novaya Gazeta difundió imágenes de presidentes de los colegios electorales depositando puñados de papeletas de electores fantasma.
También se denunciaron casos de votos de ciudadanos ya fallecidos, de personas que acudieron a depositar su voto disfrazadas de cohetes o casi integralmente desnudos —a pesar del frío polar— y de urnas colocadas en trenes y aeropuertos para incentivar a la gente a votar.
En las cercanías de varias sedes electorales, quienes acudían también podían comprar mercancías a precios inusitadamente bajos, como una cronista extranjera atestiguó en la estación de metro de Akademiska de Moscú, donde un kilo de papas se vendía por dos rublos, el equivalente a 0.03 centavos de dólar.
Navalni, tras que se especulara durante toda la semana con que el domingo iba a convocar una protesta en el centro de Moscú, escribió, a media tarde y a través de su cuenta en Twitter, la palabra “huelga”, que apareció en caracteres mayúsculos y sin más detalles.
Pero, según se anunció, será sólo hasta mañana cuando el Partido Comunista convocará los primeros actos en la calle, pero no en contra de Putin. En tanto, miles de soldados del ejército, de la policía y las unidades Omón (antidisturbios rusos) ya desde hoy se habían desplegado y controlaban los sitios más simbólicos de la capital de Rusia.
Una movilización que podría ser excesiva. Esto, puesto que el mismo Navalni, tras conocerse el resultado electoral, evitó pronunciarse de manera excesivamente hostil e hizo saber que lo volverá a intentar “el año que viene”.
Preocupación en el mundo
Y, no obstante, hasta algunos de los votantes de Putin les invadía un sentimiento de aprensión de cara al futuro, en momentos en los que los conflictos internacionales de Rusia no dan señales de estar acentuándose.
El último escenificado ha sido el ocasionado por el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal, por el cual Reino Unido ha acusado a Moscú y expulsado a 23 diplomáticos rusos acreditados en Londres, lo que enfureció a Rusia y provocó la expulsión de otros 23 británicos instalados en este país. Una circunstancia que los expertos y la prensa en Rusia han interpretado como un factor que ha contribuido a la victoria del líder ruso.
“Creo que Estados Unidos y el Reino Unido han entendido que ellos no pueden influenciar nuestras elecciones”, comentó Igor Morozov, un miembro del Parlamento ruso. “Nuestros ciudadanos entienden en qué situación se encuentran los rusos en la actualidad”, añadió.
“Creo que ahora las relaciones con los demás países empeorarán”, se lamentó Marina, la directora de una universidad moscovita.
No obstante, muchos también manifestaron perplejidad por la situación en la que se encuentran la vecina Europa y Estados Unidos, el país con el cual mayores tensiones desde siempre ha habido.
“(El presidente de Estados Unidos, Donald) Trump es un hombre muy contradictorio. Es muy distinto a todos los presidentes que lo han antecedido. Es algo peculiar. Es el único presidente que no apoya mucha gente en su propio país”, opinó Daria, de 18 años.
“Antes Europa era más estable, ahora tiene tantos problemas…”, observaba, por su parte, Galina, una jubilada de 76 años y antigua ingeniera de telecomunicaciones, al subrayar un sentir común entre los rusos frente a argumentos como el Brexit.
“He votado por Putin, para la estabilidad de este país y el poder de Rusia en el mundo”, contó, en la misma línea, Semionova, una viuda de Moscú, después de votar en la escuela Miguel Hernández de la capital rusa.
La incógnita es qué ocurrirá a partir de ahora. En tanto, los aficionados de Putin organizaron el domingo en la noche una fiesta masiva en la plaza Manezhnaya de Moscú, en las inmediaciones del Kremlin. “¡Rusia! ¡Rusia! ¡Rusia!”, gritaron muy entrada la noche.
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