Política antiobrera el Día del Trabajo
La última conmemoración del Primero
de Mayo del sexenio patentizó el reclamo generalizado hasta de los
sindicatos corporativos por la política antiobrera que a través de la
reforma laboral devastó la estabilidad en el empleo al consentir el
abuso de las outsourcings, convertidas en una creciente amenaza
para la contratación colectiva y el acceso a la seguridad social de
millones de trabajadores.
En el marco del Día del Trabajo y del
132 aniversario de los mártires de Chicago, los sindicatos democráticos
no pasamos por alto la mención de otros “mártires” que ahora han
enfrentado los abusos del poder, como lo son los mártires de Mexicana
de Aviación, los mártires de los movimientos campesino e indígena que
vienen luchando por la defensa de sus comunidades, territorios y
riquezas naturales, ante el despojo de las trasnacionales y sus
proyectos alentados por la reforma energética, así como los mártires del
Sindicato Mexicano de Electricistas, que libraron una desigual lucha
ante el poder por recuperar sus fuentes de empleo.
Es inadmisible que en el nuevo milenio
deba partirse casi de cero para que la clase trabajadora luche por
recobrar a plenitud derechos plasmados en la Constitución de 1917, como
lo son la jornada de ocho horas, salarios dignos y los beneficios de la
seguridad social, ahora amenazados por la reforma laboral que entró en
vigor apenas iniciada la administración que concluirá en unos meses.
Englobada en las llamadas reformas
estructurales, el ordenamiento legalizó la tercerización que ha sido
aprovechada por la clase empresarial para librarse de obligaciones ante
sus trabajadores de nuevo ingreso, en su mayoría jóvenes que son
contratados por unos cuantos meses y hasta por horas. Esto ha impactado
de manera negativa a la estabilidad laboral al dejarlos fuera de los
beneficios que implica la contratación colectiva.
Como sucedió hace un siglo en que los
obreros mexicanos carecían hasta de la más elemental atención médica,
ahora los trabajadores que son contratados por las outsourcings se
encuentran marginados de la afiliación al Seguro Social y en contados
casos que son inscritos dejan de tener el amparo de esta institución
cuando termina su contrato.
En la cancha del sindicalismo
corporativo, el malestar es evidente porque dos de sus “legisladores
obreros”, Isaías González de la CROC y Tereso Medina de la CTM, han
pretendido cuajar una iniciativa que daría la puntilla a los
sindicatos y hasta el derecho a huelga. Alberto Juárez Bautista, hijo
del exlíder croquista Alberto Juárez Blancas, dijo en su discurso del
Zócalo, y en referencia a ambos personajes, que en sus filas “existen
traidores de clase” que han defraudado la confianza de sus compañeros
al vender la causa “por unos pesos”. Y añadió: “Confundidos por las
palmaditas de sus patrones y la limosna de los grandes capitales le
quieren abrir la puerta a las outsourcings y a todas aquellas trampas contra la contratación colectiva”.
A tal grado llegó la política antiobrera
del sexenio que hasta sus antes dóciles sindicatos se quejaron el
pasado Primero de Mayo de los estragos causados por la reforma laboral
alentada por su partido y aprobada en el Congreso por sus legisladores.
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