La CFE y los personeros: herencias del Grupo Atlacomulco
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Autor:
Martin Esparza
Lejos de
renunciar a los jugosos negocios logrados por décadas al amparo del
poder, los responsables de haber disparado (en el pasado sexenio) los
costos de obras como el Aeropuerto Internacional de Texcoco y el Tren
Interurbano México-Toluca, amén de la quiebra de la Comisión Federal de
Electricidad (CFE), ahora se aprestan a seguir operando a través de
personeros como el actual director de Distribución de la empresa
productiva del Estado y exdirector general de Transporte Ferroviario y
Multimodal de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT),
Guillermo Nevárez Elizondo.
El citado funcionario forma parte del
equipo de colaboradores de dos hombres ligados desde el inicio de sus
carreras políticas al llamado Grupo Atlacomulco, que llegó al poder en
la persona de Enrique Peña Nieto y que en sus últimos estertores aún
pudo instalar en la gubernatura del Estado de México a su primo Alfredo
del Mazo Maza.
Siendo gobernador el padre del actual
mandatario mexiquense, Alfredo del Mazo González, cobijó en su
administración a Alfredo Elías Ayub, quien por 12 años y tres sexenios
manejó como su propiedad a la CFE. Elías Ayub fue titular de Desarrollo
Urbano y Obras Públicas y más tarde, de 1985 a 1986, su secretario
privado.
Del Mazo González fue nombrado titular
de Energía Minas e Industria Paraestatal (SEMIP) por el entonces
presidente Miguel de la Madrid, y se llevó como su secretario a Elías
Ayub, para hacerlo después coordinador de asesores.
Otro de los personajes que aparece a
escena, en el fracaso de las que debieron ser las grandes obras
sexenales de Peña Nieto, es el exsecretario de Comunicaciones y
Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, ligado estrechamente al desaparecido
exmandatario mexiquense, quien lo hizo su secretario general de
gobierno. La amistad surgida con Elías Ayub en el sexenio de Del Mazo
González le abrió las puertas de la CFE, donde fue director de
Administración de 1999 al 2005.
Tras el triunfo de Peña Nieto al
gobierno mexiquense, Ruiz Esparza fue nombrado secretario de
Comunicaciones del Estado de México. Cargo que repitió pero a nivel
federal, cuando el exgobernador ganó la Presidencia de la República en
2012. A su amigo y viejo conocido del Grupo Atlacomulco, Alfredo Elías
Ayub, le faltó salud para haber hilado su cuarto sexenio al frente de la
CFE –lo hizo con Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón–, y
renunció al cargo en febrero de 2011.
El pasado 11 de febrero, el actual
titular de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, dio a conocer los nombres de
los nueve exfuncionarios públicos responsables del “debilitamiento” de
la exparaestatal. Entre ellos, y en primer lugar, citó a Alfredo Elías
Ayub. Una de los señalamientos al exfuncionario consistió en haber
permitido que la CFE apenas genere el 50 por ciento de la energía
eléctrica en el país.
Semanas más tarde, Bartlett y
funcionarios como el director general de Cfenergía y CFE Internacional,
Santiago Reyes Hernández, dieron a conocer que, en efecto, Elías Ayub y
sus sucesores –dos al final del gobierno de Calderón: Antonio Vivanco y
Jaime González, y tres en el sexenio de Peña Nieto: Francisco Rojas,
Enrique Ochoa y Jaime Francisco Hernández– dejaron una deuda de 60 mil
millones de dólares por los factores que ahora señalo.
Pasivo Laboral, 19 mil millones de
dólares; Productores Externos de Energía, 7 mil millones de dólares;
Obra Pública Financiada (OPF), 7 mil millones de dólares, y Gasoductos
Detenidos, 16 mil millones de dólares (teniendo en puerta la negociación
de otros 10 mil millones por los llamados Proyectos de Inversión
Diferida, Pidiregas).
Todavía en octubre del pasado año,
durante el periodo de la transición, Bartlett denunció el abandono en
que se dejó a la infraestructura de la empresa y anunció que se
impulsarían proyectos de generación para dejar de comprar la
electricidad a los particulares con los cuales se tienen contratos de
compra firmados para los próximos 15 años.
Con los antecedentes de corrupción e
ineficiencia de estos funcionarios, era de esperarse un cambio en la
asignación de puestos estratégicos en el sector energético. Por eso
llamó poderosamente la atención el retorno a la CFE de Guillermo Nevárez
Elizondo, quien renunció a la Subdirección de Distribución para ser
designado por Gerardo Ruiz Esparza como director general de Transporte
Ferroviario y Multimodal de la SCT, en marzo del 2015.
En sus manos estuvo directamente buena parte del plan de “Mover a México en trenes”, anunciado con bombo y platillos
al inicio del gobierno de Peña Nieto y que terminó en rotundo fracaso
al cancelarse la concesión del Tren México-Querétaro y elevarse en más
de un 80 por ciento el costo inicial del Tren Interurbano México-Toluca.
Ruiz Esparza utilizó a Nevárez Elizondo
para fabricar cortinas de humo buscando ocultar la corrupción en estos
proyectos; en enero de 2017 el titular del Transporte Ferroviario y
Multimodal acudió al puerto de Veracruz a recibir el primer tren de los
30 que conectarán a la ciudad de México con el Valle de Toluca. Ante los
medios, aseguró que la obra quedaría lista a finales de ese año para
iniciar operaciones formales a principios de 2018. Y se aventuró a
asegurar que las obras llevaban avances del 86 por ciento en las
estaciones, un 66 por ciento columnas y un 69 por ciento en trabes.
Hasta la fecha, los hechos desmienten a
Nevárez, pues así como no dio puntual respuesta, las investigaciones del
equipo de la periodista Carmen Aristegui sobre la participación directa
del exsecretario de Hacienda Luis Videgaray en las licitaciones del
cancelado proyecto del Tren México-Querétaro, tampoco podrá explicar por
qué una obra proyectada en 39 mil 886 millones de pesos terminó con un
sobreprecio de más de un 81.79 por ciento, para quedar en un costo
final de 72 mil 512 millones de pesos, de acuerdo al estudio dado a
conocer en febrero pasado por las Secretarías de Hacienda y de
Comunicaciones.
En noviembre de 2017, habitantes de la
comunidad de Santa María la Asunción Tepexoyuca, Estado de México,
denunciaron actos de corrupción en la construcción de la obra
ferroviaria por parte de la SCT y la Procuraduría Agraria del Estado de
México. Los afectados señalaron de forma directa al director general del
Transporte Ferroviario y Sistema Multimodal de haber entregado cheques
por varios millones de pesos a ciertos representantes para permitir la
continuación de las obras y el despojo de tierras a su comunidad.
Los pobladores expusieron que el
funcionario permitió la violación a la suspensión 118/2017, expedida a
favor de la comunidad por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Segundo Circuito, que ordenaba detener las obras y
respetar los derechos agrarios de los comuneros.
Pero las tropelías de Nevárez Elizondo y
sus padrinos políticos no paran ahí. Hay muchos otros pendientes como
los casos del socavón del paso exprés de Cuernavaca y la cesión de los
derechos de cobro en autopistas como la México-Puebla a un Fideicomiso
Maestro de naturaleza privada, como también el otorgamiento de jugosos
contratos de compra de electricidad a trasnacionales. Todo un caso el de
este funcionario que sin reunir el perfil de eficiencia y austeridad,
logró incrustarse de nueva cuenta en uno de los cargos más importantes
de la CFE, en el gobierno de la Cuarta Transformación. (Continuará).
Martín Esparza*/Primera parteFuente
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