Por falta de infraestructura, familiares de enfermos y accidentados bordean hospitales públicos
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Autor:
Indra Cirigo
La
entrada a urgencias del Hospital General Regional número 1, Doctor
Carlos MacGregor Sánchez Navarro –del Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS)–, está atiborrada de personas que esperan recibir el parte
médico de sus familiares internados por enfermedad o accidentes.
Como pueden, se protegen del sol en la
poca sombra que genera el edificio. Algunos intentan descansar sentados
en las rampas de acceso de los automóviles y ambulancias. Otros, con más
experiencia en estas esperas, han traído bancos o sillas plegables. Las
horas de espera en estas condiciones no diferencian a nadie: adultos
mayores, embarazadas o infantes se enfrentan a la misma falta de
infraestructura de los sanatorios públicos.
Este hospital –conocido también como
Gabriel Mancera, por estar ubicado en la calle del mismo nombre en la
colonia Valle Norte–reporta que atiende a más de 520 mil
derechohabientes en alguna de sus 26 especialidades, como cirugía
general, pediátrica y reconstructiva, cardiología, ortopedia y
traumatología, audiología, psicología, dermatología, urología,
esclerosis múltiple, neurología; y en urgencias, a pacientes
ambulatorios o internados de las alcaldías Benito Juárez, Cuauhtémoc,
Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo.
Ante la saturación, el hospital solicita
que un solo familiar acompañe a los pacientes para agilizar tanto la
atención como el movimiento dentro de las salas; sin embargo, esto no ha
evitado que los lugares destinados a la espera se saturen y los
familiares tengan que esperar afuera.
Bajo estas condiciones, recibir el parte
médico es complicado: las enfermeras salen a la calle a “gritar” los
nombres de los pacientes en busca de sus familiares, porque las
pantallas donde se informa el estado de los ingresados se encuentran en
el área de urgencias y no en las inmediaciones del nosocomio.
María Chávez, quien espera en una de las
aceras, señala que es desesperante estar afuera porque no dan noticias y
crece la angustia por no saber qué pasa adentro con el enfermo.
Uno de los requisitos para recibir el
parte médico es que sea el mismo familiar quien esté atento a la
información para minimizar tiempos. Para Ángeles Sotelo, el hecho de que
un solo familiar pueda entrar es egoísta: “en mi caso es un menor de
edad el que está internado y sólo permiten que su mamá o papá ingresen y
pasen la noche con él, lo que es muy pesado para ellos”.
La señora Mayte Guzmán Alvarado, que
espera noticias de su suegro, comenta que la situación cambiará cuando
lo suban a piso, pues ya tendrán un pase para ingresar en los horarios
de visita. Así, “toda la familia pasa a verlo”.
Indra CirigoFuente
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