Siqueiros, otra vez




diciembre 22, 2019 | Por Carmen Galindo
Cuando Siqueiros estuvo en la cárcel de Lecumberri (hoy, Archivo General de la Nación) de 1960 a 1964, Julio Scherer le hizo dos entrevistas en que el pintor cuenta su vida. La primera versión se titula La piel y la entraña y la segunda Me llamaban el Coronelazo. En esa ocasión, Pablo Neruda le dedicó un poema que apareció en México en la cultura, suplemento de esta revista Siempre! dirigido en esos años por Fernando Benítez. Lo ilustraba la más famosa foto de Siqueiros, aquella en que el pintor estira la mano a través de las rejas. El poema multirreproducido dice así: ”Aquí te dejo con la luz de enero/ el corazón de Cuba libertada/ y, Siqueiros, no olvides que te espero/ en mi patria volcánica y nevada./ He visto tu pintura encarcelada/ que es como encarcelar la llamarada/ y me duele al partir el desafuero/ tu pintura es la patria bienamada/ México está contigo prisionero.”
Esto ocurrió en el sexenio de Adolfo López Mateos, cuando el pintor fue acusado de “disolución social”, a pesar de la amistad que unía al Presidente con el artista. Hace uno o dos años, entrevisté para el suplemento en línea de Siempre! a Giuliana, la nieta de López Mateos, y ella mostró y lo enfocó la cámara un retrato de ambos personajes juntos, después de la prisión de Siqueiros. El motivo de su encarcelamiento se atribuye a que el muralista precedió a López Mateos en su gira centroamericana lanzado encendidos discursos en su contra. Otros consideran que la razón fue que Siqueiros presidía el Comité en defensa de los presos políticos que eran principalmente Vallejo y el recientemente reivindicado Valentín Campa. El Movimiento del 68 tenía entre sus demandas la derogación del artículo 145 bis del Código Penal, demanda que se consiguió. Revueltas que fue acusado varias veces de este “delito” –afirma en su obra teatral Pico Pérez en la Hoguera que mejor se le acuse de “desilusión social”.

Siqueiros y Trotsky

Ahora que se celebra el centenario del Partido Comunista, hay que mencionar que los dos hechos más recordados de su historia tienen como protagonista a Siqueiros. Su frase en un ensayo titulado “No hay más ruta que la nuestra” y su fallido atentado contra Trotsky. Pues bien, en una nota para una revista de la competencia, Raquel Tibol reveló que el atentado fue en la camioneta de Diego Rivera. Al día siguiente esperé que fuera nota de primera plana, pero, ante mi desconcierto, nada sucedió.

Bárbara Jacobs, premiada

La conocí casada con un gran escritor, Augusto, “Tito”, Monterroso. Ahora está casada con otro grande, el pintor Vicente Rojo, quien fue el diseñador durante años del suplemento del Siempre! A Bárbara no le gustan los reflectores. En Lunas, (novela muy ambiciosa por sus estrategias narrativas) afirma que toda literatura es autobiográfica. Sin ser, para nada fifí, su prosa, por decir lo menos, es exquisita. Tiene, como escritora, una sinceridad a toda prueba, escribe sobre lo que pasa en el café, sobre lo que observa desde su ventana donde convive con las esculturas de Vicente.
Jamás recorto un texto y menos se los leo a mis amigos en voz alta en una comida, uno de Bárbara, titulado “Imparable” tuvo esa suerte, quiero decir ese destino. El martes 26 de noviembre le llovieron las entrevistas y ella reflexionó cada respuesta, nada hace al aventón, al ahi se va. Rodeada de cariño, recibió la medalla de Bellas Artes.

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