Pandemia profundizó vulnerabilidad del trabajo
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Autor:
Tania Damián
La
actual emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19 ha permitido
visibilizar todos los problemas de vulnerabilidad laboral a la que están
sujetos los trabajadores, afirmó la maestra Daniela Castro,
investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Explicó que la crisis en el sector
laboral a nivel mundial, que se hace más evidente en el contexto actual,
se ha venido gestando desde tiempo atrás: “no es producto de la
pandemia que estamos viviendo. Lo único que ha hecho esta pandemia es
profundizar aún más el problema existente y evidenciar que no todos
tenemos las mimas oportunidades ni derechos”.
Durante su participación en la
conferencia “Desempleo, salarios y migración en tiempos de pandemia”
–organizada por el Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y
Social la académica (Caceps)– la académica agregó que algunos de los
problemas en el actual sistema de producción capitalista, que han dado
origen a la crisis laboral actual, es que los trabajadores han sido
despojados de toda posibilidad de producir mercancías; es decir, han
sido despojados de los medios de producción, lo cual sólo les permite
vender lo único que tienen para subsistir. Esto es su fuerza de trabajo a
cambio de un salario.
En el contexto urbano, la población se
encuentra obligada a tener recurso económico para comprar sus alimentos y
demás productos, a diferencia de otros sectores que sí podrían tener
acceso directo a medios de subsistencia, como por ejemplo las
comunidades campesinas que tienen acceso a la tierra. Respecto de ellos,
detalló que también enfrentan pobreza, sin embargo algunas comunidades,
ante la falta de dinero, podrían consumir sus propios productos.
La maestra Daniela Castro expuso que la
crisis del desempleo es tan preocupante, ya que los trabajadores se
quedan sin su único medio de subsistencia. Dicho problema se incrementa
con la tendencia al desarrollo tecnológico, en donde los trabajadores
son sustituidos por máquinas. Las empresas, señaló, se dan cuenta de que
sus proyectos y metas de producción pueden ser cumplidos con menos
trabajadores.
Y añadió que otro elemento que forma
parte de la crisis laboral actual es la reestructuración productiva de
la década de 1970, la cual es una estrategia encaminada a desaparecer
todos los derechos laborales que había ganado la clase obrera al inicio
del siglo XX.
Ello “da paso a los trabajos
precarizados, a la flexibilidad laboral, subcontratación y estas formas
de trabajo precario que se van complejizando cada vez más por la
tecnología”, indicó la académica Daniela Castro.
Por otra parte, explicó que en el caso
de México hay un marco legal desfavorable que se basa en la reforma a la
Ley Federal del Trabajo de 2012, que ha sido considerada como “parte de
la segunda generación de reformas estructurales encaminadas a
profundizar el modelo neoliberal que trata de liberar el mercado
laboral, quitarle todas las rigideces, […] buscar todas las condiciones ad hoc
para las empresas y que no tenga ningún costo el despido ni la
contratación; que se permita la flexibilidad, la subcontratación, los
contratos por temporada, a prueba y pago por hora; toda una condición
desventajosa para los trabajadores”.
Y agregó, que “la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) calculó 3 mil 300 millones de empleados
en todo el mundo, de ellos 2 mil millones se encuentran incorporados al
mercado laboral informal, es decir el 61 por ciento de la fuerza de
trabajo mundial”.
La académica del IIEc, también informó que de acuerdo con la Encuesta Telefónica de Ocupación Empleo
(ETOE), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la
cual monitorea la situación de la ocupación y empleo en el periodo de la
contingencia de Covid-19, la población económicamente activa (PEA) en
abril era de 45.4 millones de personas, mientras que la población no
económicamente activa (PNEA) era de 50.2 millones en el mismo mes. “Esto
es inédito en la historia del mercado laboral en México, ya que quiere
decir que es menor la población que está ocupada con ingresos y de ella
depende toda esa población que no tiene ingreso”.
En cuanto a la población ocupada de la
PEA, de 55.8 millones en marzo pasó a 43.3 millones en abril, y la
población desocupada abierta; es decir que está en búsqueda de empleo:
aumentaron de 1.7 millones en marzo a 2.1 millones en abril. En cuanto a
la PNEA, la población disponible –es decir, los que no están buscando
trabajo y que están en edad de trabajar– pasó de 5.9 millones en marzo a
20 millones en abril. “Esto se explica porque no pueden salir a buscar
trabajo por el confinamiento”; y la población no disponible paso de 32.8
millones de personas en marzo a 30.2 millones en abril. “Esto quiere
decir que población que no estaba dispuesta a buscar trabajo ahora sí lo
está”, informó Daniela Castro.
Y añadió que de acuerdo con datos de la
ETOE, la PEA ocupada disminuyó en 12.5 millones de personas de marzo a
abril; de estos 10 millones se encuentran dentro de la economía informal
y 2 millones en la economía formal. Debido a la cuarentena por lo menos
12 millones de trabajadores se quedaron sin ingresos y los más
afectados hasta ahora, han sido los trabajadores independientes.
Mencionó, que debido a la crisis del
desempleo que se ha profundizado por el contexto de pandemia, las
personas han instrumentado una serie de estrategias para satisfacer las
necesidades básicas y para mantener la vida que está en riesgo. “Ahora
hay una mayor población que se encuentran en la mendicidad, ofreciendo
servicios en las calles como malabarismo en los semáforos o limpia
parabrisas. Antes en las calles veíamos una o dos personas, ahora vemos
10 que están en grupos tratando de sacar algo de dinero. […] También se
ve a gente practicando el truque, en el cual intercambian productos
artesanales o juguetes por alimentos […]. Realmente tienen que buscar
muchas estrategias para poder sobrevivir”, indicó la maestra Daniela
Castro.
Respecto de la población desempleada,
dijo que ésta no sólo es desligada de su trabajo sino que también son
excluidos socialmente: su salud mental y estado de ánimo se ven
afectados; en muchas ocasiones sufren depresión, todo ello “por ver
peligrar su vida y la de sus familias”. Y advirtió que esto llega a
provocar el aumento de las actividades ilícitas, delincuencia y
violencia social.
Por último, mencionó que de acuerdo con
las estadísticas, “la juventud es la población más afectada por el
desempleo, ya que llevan décadas sufriendo la precariedad laboral:
trabajos con muy bajos salarios, sin prestaciones sociales, con nula
estabilidad, y sin experiencia de luchas obreras. […] Se ha observado el
fenómeno de que mayores de 30 años no han logrado emanciparse y deben
continuar en el hogar de los padres”.
De acuerdo con el Inegi, la mitad de los
desocupados en esta época de pandemia se encuentra en la población de
15 a 29 años, mientras que la otra mitad se divide en adultos jóvenes,
adultos mayores y las personas de la tercera edad.
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