Soberanía alimentaria, hoy más que nunca*
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Autor:
Pablo Moctezuma Barragán
La soberanía nacional pasa por alcanzar la soberanía alimentaria. Ésta es estratégica y prioritaria. Es un derecho humano irrenunciable
y cuestión de seguridad nacional. Además de que puede ser
imprescindible para la descontaminación del ambiente. Para lograr la
plena soberanía alimentaria es necesaria la renovación de la Ley Agraria y de leyes de patentes que a veces coartan la producción agrícola tradicional para beneficiar a corporaciones.
México importa en 2020, 18 millones de toneladas de maíz.
Además, México es un país que depende de importaciones para garantizar
el abasto de carne de cerdo, de pollo, trigo, leche en polvo o fórmulas,
cereales, semillas, frutos oleaginosos y frutos diversos, a pesar de
ser un país con alto potencial agropecuario. Pero resulta que de los
alimentos que consumimos, alrededor del 50 por ciento de los cuales
provienen del extranjero.
Para lograr la soberanía alimentaria se
debe respaldar la producción nacional, y dejar de depender del exterior y
ser sustentables. Tenemos todas las potencialidades, México tiene cerca de 200 millones de hectáreas,
la frontera agrícola es de 36 millones, se siembran sólo 18 millones y
se irrigan tan sólo 5 millones. Es claro que además de que la frontera
agrícola se puede ampliar, es preciso sembrar todo el terreno propicio
para el cultivo y aumentar sustancialmente las zonas de irrigación. Usar
modernas tecnologías de cosecha de agua de lluvia para aumentar el
abasto del precioso líquido.
En México pudieran trabajar 76 millones
de personas, de los que tienen o buscan trabajo sólo son 56 millones de
mujeres y hombres, pero en la actualidad en el campo laboran tan sólo
5.5 millones. De modo que hay millones de personas que pudiesen trabajar
en la agricultura rural, semiurbana y urbana si se organiza la sociedad
con tal propósito. Teniendo terrenos de cultivo y buenas condiciones
para gran diversidad de siembras es inaceptable que existan tantos
millones de desempleados o empleados en actividades totalmente
improductivas y hasta nocivas.
Hay muchas áreas de oportunidad. Se
pueden sembrar alimentos en ámbitos familiar, comunitario, local,
regional y nacional. Agricultura urbana. Fomentar huertos colectivos
urbanos de acuerdo con climas, agua, regiones. Producir composta y
lombricomposta a nivel comunitario. Impulsar a nivel local los cultivos
organopónicos.
México es uno de los países del mundo con mayor variedad de climas.
Además, cuenta con gran variedad de flora y fauna. Es importante
desarrollar la vocación agrícola de regiones y microrregiones. Trazar
políticas federales, estatales y locales que vigilen el desarrollo y
organización de la producción de alimentos. También es preciso evitar la
deforestación por la ganadería e implantar formas de cultivo sin
deforestación. Además, hacen falta estrategias para prevenir zonas de
siembra de drogas.
Los trabajadores que buscan laborar en
el país vecino del norte deben tener la posibilidad de ganarse la vida
en su propio país y no tener que dejar su tierra y a sus familias. Para
evitar la migración no hay mejor forma que el apoyar al campo.
Pensemos que es posible triplicar el
número de trabajadores agrícolas en el país. Recuperar tradición
agraria. Millones de mexicanos pueden participar en labores agrícolas en
zonas rurales, semiurbanas y urbanas. Mejorar condiciones de jornaleros
y peones. Suspender los contratos temporales al extranjero.
La pandemia y la necesidad han mostrado
claramente que hay que acercar la producción y el consumo. Es preciso
desarrollar variedades locales de semillas. Tener cuidado de desarrollar
el policultivo para enriquecer la tierra. Y que en todos lados
recuperemos tierra cultivable y tierra que se puede cultivar. Evitar
abandono de tierras cultivables es tarea de todos y en todos lados.
Desde luego urge prohibir las semillas
transgénicas que acaban con variedad de semillas milenarias y es
necesario impedirlo. Hay que expulsar a corporaciones como Monsanto, que
son un cáncer para el sector agropecuario. Debemos decir: No a
fertilizantes, plaguicidas y pesticidas agroindustriales de origen
químico. Es posible impulsar el desarrollo agrícola sin emplear insumos
industriales y utilizar abonos orgánicos procesados localmente.
Debemos pasar a desarrollar al máximo la
producción orgánica en México en todos los alimentos básicos
necesarios. Prohibir o poner alto a aranceles a la importación de todos
los alimentos que se pueden producir aquí, porque es posible producir
todos los alimentos básicos para impulsar la producción nacional y el
desarrollo propio. Sólo importar alimentos de forma extraordinaria. Para
apoyo al campo en todos los países desarrollados se subsidia la
producción de alimentos, no solo para apoyar al campesino sino también a
la economía nacional y a la posibilidad de enfrentar con éxito las
crisis económicas y sociales. Para lo cual el establecer precios de
garantía en la más amplia gama de productos alimentarios.
Para un cambio profundo y una
transformación de lo que el mexicano consume, la educación para la
alimentación sana debe comenzar desde los más pequeños niños y niñas.
Tener control sobre la publicidad, para generar hábitos de buena
nutrición y desde luego contra la comida chatarra y el consumismo que es
tan nocivo.
Se tienen que instrumentar talleres de
nutrición a todos los niveles, en todos los lugares, en los medios y en
las redes, para elevar la cultura alimentaria de toda la sociedad. Desde
luego es menester etiquetar todos los productos y prohibir los que son
nocivos. Alentar en todo momento los productos naturales no enlatados.
Tomar todas estas medidas sin reparar en que las corporaciones se van a
quejar amargamente, porque para ellas es un negocio mal alimentarnos
para enfermarnos por un lado y luego vendernos medicamentos de por vida
por las enfermedades crónicas que generan.
Es importante producir nuestras propias
semillas desde el nivel local. Priorizar semillas autóctonas, semillas
criollas. Desarrollar cultivo de plantas medicinales. Se tiene que
promover que toda la población tenga acceso a las semillas y además que
estas sean cultivadas, por ejemplo, recoger semillas y cuando se sale al
campo dispersarlas.
Importante sembrar muchos árboles
frutales en todas partes para que tengamos alimentos y apoyar a los
productores locales a procesar sus excedentes de fruta, para que no se
pudra y puedan consumirla y comercializarla como mermeladas.
Para que toda la producción tenga salida
es esencial el apoyo a la comercialización, facilitar transporte
accesible y barato para que los productos tengan salida, conectar a
productor con colonias, barrios, unidades habitacionales.
Falta promover la costumbre de comprar
directamente a los productores evitando intermediarios que encarecen y
maltratan el producto. Desalentar el uso de empaques de plástico,
conservadores, químicos para que productos muy viejos tarden meses en
llegar a la mesa en vez de consumir comida fresca y natural, recién
producida en un lugar cercano.
En todo el país debemos impulsar apoyos
técnicos. Que el Estado financie la investigación, nuevas tecnologías y
la divulgación de los conocimientos. Dar auge a los ingenieros
agrónomos. Desarrollar la aerotecnia a todos los niveles educativos, en
centros de investigación y experimentación.
Alentar la costumbre generalizada de que
los estudiantes produzcan en las escuelas. Desde estancias infantiles, y
los primeros grados, hasta la educación superior, cosechar el agua de
lluvia en escuelas, instituciones, unidades habitacionales para que se
cuente con lo necesario para la irrigación, impulsando la agroecología
sostenible.
Fomentar la producción de hongos,
insectos, espirulina, maguey, nopal, maíz. De alimentos nutritivos y
naturales. Para lo que necesitamos desarrollar la agricultura orgánica.
Impulsar el alimento sano, orgánico, usar plantas plaguicidas, sin
pesticidas ni fertilizantes químicos para desarrollar una agricultura
ecológica. Con manejo ecológico de los suelos y de las plagas.
De manera decisiva urge impedir la
comercialización de productos nocivos que dañan la salud. Que se venden
por los químicos y saborizantes que contienen y no por su calidad. Que
usan trucos publicitarios, propaganda subliminal y anuncios mentirosos
para crear adicción entre los consumidores.
La soberanía alimentaria es la gran
solución para muchos de nuestros problemas. Nos ayudará a disminuir la
dependencia externa, propiciará una sociedad sana, personas capaces de
desarrollarse física y mentalmente, dará empleo, mejorará el medio
ambiente y los efectos del cambio climático, llevará a la disminución de
transporte de largas distancias con las consecuencias que trae el uso
excesivo de energéticos. Nos dará un mejor desarrollo cultural y
fortalecerá nuestra identidad y autoestima.
Es una meta perfectamente alcanzable,
sólo hace falta voluntad política de todo un pueblo que dé la espalda a
la dependencia y el consumismo, al actual sistema depredador, para
asumir su soberanía y encontrar las alternativas que ya se vislumbran y
que nos dará una vida mejor.
Pablo Moctezuma Barragán***Este artículo es producto de las reflexiones en el Foro Alternativa Democrática del Congreso de la Soberanía
**Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social
Fuente
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios