Soberanía alimentaria, hoy más que nunca*

 

La soberanía nacional pasa por alcanzar la soberanía alimentaria. Ésta es estratégica y prioritaria. Es un derecho humano irrenunciable y cuestión de seguridad nacional. Además de que puede ser imprescindible para la descontaminación del ambiente. Para lograr la plena soberanía alimentaria es necesaria la renovación de la Ley Agraria y de leyes de patentes que a veces coartan la producción agrícola tradicional para beneficiar a corporaciones.


México importa en 2020, 18 millones de toneladas de maíz. Además, México es un país que depende de importaciones para garantizar el abasto de carne de cerdo, de pollo, trigo, leche en polvo o fórmulas, cereales, semillas, frutos oleaginosos y frutos diversos, a pesar de ser un país con alto potencial agropecuario. Pero resulta que de los alimentos que consumimos, alrededor del 50 por ciento de los cuales provienen del extranjero.
Para lograr la soberanía alimentaria se debe respaldar la producción nacional, y dejar de depender del exterior y ser sustentables. Tenemos todas las potencialidades, México tiene cerca de 200 millones de hectáreas, la frontera agrícola es de 36 millones, se siembran sólo 18 millones y se irrigan tan sólo 5 millones. Es claro que además de que la frontera agrícola se puede ampliar, es preciso sembrar todo el terreno propicio para el cultivo y aumentar sustancialmente las zonas de irrigación. Usar modernas tecnologías de cosecha de agua de lluvia para aumentar el abasto del precioso líquido.
En México pudieran trabajar 76 millones de personas, de los que tienen o buscan trabajo sólo son 56 millones de mujeres y hombres, pero en la actualidad en el campo laboran tan sólo 5.5 millones. De modo que hay millones de personas que pudiesen trabajar en la agricultura rural, semiurbana y urbana si se organiza la sociedad con tal propósito. Teniendo terrenos de cultivo y buenas condiciones para gran diversidad de siembras es inaceptable que existan tantos millones de desempleados o empleados en actividades totalmente improductivas y hasta nocivas.
Hay muchas áreas de oportunidad. Se pueden sembrar alimentos en ámbitos familiar, comunitario, local, regional y nacional. Agricultura urbana. Fomentar huertos colectivos urbanos de acuerdo con climas, agua, regiones. Producir composta y lombricomposta a nivel comunitario. Impulsar a nivel local los cultivos organopónicos.
México es uno de los países del mundo con mayor variedad de climas. Además, cuenta con gran variedad de flora y fauna. Es importante desarrollar la vocación agrícola de regiones y microrregiones. Trazar políticas federales, estatales y locales que vigilen el desarrollo y organización de la producción de alimentos. También es preciso evitar la deforestación por la ganadería e implantar formas de cultivo sin deforestación. Además, hacen falta estrategias para prevenir zonas de siembra de drogas.
Los trabajadores que buscan laborar en el país vecino del norte deben tener la posibilidad de ganarse la vida en su propio país y no tener que dejar su tierra y a sus familias. Para evitar la migración no hay mejor forma que el apoyar al campo.
Pensemos que es posible triplicar el número de trabajadores agrícolas en el país. Recuperar tradición agraria. Millones de mexicanos pueden participar en labores agrícolas en zonas rurales, semiurbanas y urbanas. Mejorar condiciones de jornaleros y peones. Suspender los contratos temporales al extranjero.
La pandemia y la necesidad han mostrado claramente que hay que acercar la producción y el consumo. Es preciso desarrollar variedades locales de semillas. Tener cuidado de desarrollar el policultivo para enriquecer la tierra. Y que en todos lados recuperemos tierra cultivable y tierra que se puede cultivar. Evitar abandono de tierras cultivables es tarea de todos y en todos lados.
Desde luego urge prohibir las semillas transgénicas que acaban con variedad de semillas milenarias y es necesario impedirlo. Hay que expulsar a corporaciones como Monsanto, que son un cáncer para el sector agropecuario. Debemos decir: No a fertilizantes, plaguicidas y pesticidas agroindustriales de origen químico. Es posible impulsar el desarrollo agrícola sin emplear insumos industriales y utilizar abonos orgánicos procesados localmente.
Debemos pasar a desarrollar al máximo la producción orgánica en México en todos los alimentos básicos necesarios. Prohibir o poner alto a aranceles a la importación de todos los alimentos que se pueden producir aquí, porque es posible producir todos los alimentos básicos para impulsar la producción nacional y el desarrollo propio. Sólo importar alimentos de forma extraordinaria. Para apoyo al campo en todos los países desarrollados se subsidia la producción de alimentos, no solo para apoyar al campesino sino también a la economía nacional y a la posibilidad de enfrentar con éxito las crisis económicas y sociales. Para lo cual el establecer precios de garantía en la más amplia gama de productos alimentarios.
Para un cambio profundo y una transformación de lo que el mexicano consume, la educación para la alimentación sana debe comenzar desde los más pequeños niños y niñas. Tener control sobre la publicidad, para generar hábitos de buena nutrición y desde luego contra la comida chatarra y el consumismo que es tan nocivo.
Se tienen que instrumentar talleres de nutrición a todos los niveles, en todos los lugares, en los medios y en las redes, para elevar la cultura alimentaria de toda la sociedad. Desde luego es menester etiquetar todos los productos y prohibir los que son nocivos. Alentar en todo momento los productos naturales no enlatados. Tomar todas estas medidas sin reparar en que las corporaciones se van a quejar amargamente, porque para ellas es un negocio mal alimentarnos para enfermarnos por un lado y luego vendernos medicamentos de por vida por las enfermedades crónicas que generan.
Es importante producir nuestras propias semillas desde el nivel local. Priorizar semillas autóctonas, semillas criollas. Desarrollar cultivo de plantas medicinales. Se tiene que promover que toda la población tenga acceso a las semillas y además que estas sean cultivadas, por ejemplo, recoger semillas y cuando se sale al campo dispersarlas.
Importante sembrar muchos árboles frutales en todas partes para que tengamos alimentos y apoyar a los productores locales a procesar sus excedentes de fruta, para que no se pudra y puedan consumirla y comercializarla como mermeladas.
Para que toda la producción tenga salida es esencial el apoyo a la comercialización, facilitar transporte accesible y barato para que los productos tengan salida, conectar a productor con colonias, barrios, unidades habitacionales.
Falta promover la costumbre de comprar directamente a los productores evitando intermediarios que encarecen y maltratan el producto. Desalentar el uso de empaques de plástico, conservadores, químicos para que productos muy viejos tarden meses en llegar a la mesa en vez de consumir comida fresca y natural, recién producida en un lugar cercano.
En todo el país debemos impulsar apoyos técnicos. Que el Estado financie la investigación, nuevas tecnologías y la divulgación de los conocimientos. Dar auge a los ingenieros agrónomos. Desarrollar la aerotecnia a todos los niveles educativos, en centros de investigación y experimentación.
Alentar la costumbre generalizada de que los estudiantes produzcan en las escuelas. Desde estancias infantiles, y los primeros grados, hasta la educación superior, cosechar el agua de lluvia en escuelas, instituciones, unidades habitacionales para que se cuente con lo necesario para la irrigación, impulsando la agroecología sostenible.
Fomentar la producción de hongos, insectos, espirulina, maguey, nopal, maíz. De alimentos nutritivos y naturales. Para lo que necesitamos desarrollar la agricultura orgánica. Impulsar el alimento sano, orgánico, usar plantas plaguicidas, sin pesticidas ni fertilizantes químicos para desarrollar una agricultura ecológica. Con manejo ecológico de los suelos y de las plagas.
De manera decisiva urge impedir la comercialización de productos nocivos que dañan la salud. Que se venden por los químicos y saborizantes que contienen y no por su calidad. Que usan trucos publicitarios, propaganda subliminal y anuncios mentirosos para crear adicción entre los consumidores.
La soberanía alimentaria es la gran solución para muchos de nuestros problemas. Nos ayudará a disminuir la dependencia externa, propiciará una sociedad sana, personas capaces de desarrollarse física y mentalmente, dará empleo, mejorará el medio ambiente y los efectos del cambio climático, llevará a la disminución de transporte de largas distancias con las consecuencias que trae el uso excesivo de energéticos. Nos dará un mejor desarrollo cultural y fortalecerá nuestra identidad y autoestima.
Es una meta perfectamente alcanzable, sólo hace falta voluntad política de todo un pueblo que dé la espalda a la dependencia y el consumismo, al actual sistema depredador, para asumir su soberanía y encontrar las alternativas que ya se vislumbran y que nos dará una vida mejor.
Pablo Moctezuma Barragán**
*Este artículo es producto de las reflexiones en el Foro Alternativa Democrática del Congreso de la Soberanía
**Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social

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