Carlos Slim va tras contrato colectivo de trabajo y pensiones de telefonistas
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Autor:
Martin Esparza
Pertenecer a una de las decenas de empresas del hombre más rico de México
y clasificado por Forbes entre los 10 multimillonarios del planeta, no
es garantía de un empleo estable, buen sueldo y, mucho menos, un futuro
promisorio; por el contrario, Carlos Slim es el prototipo del capitalista neoliberal que paga bajos salarios a sus más de 70 mil empleados directos y 500 mil indirectos.
Afecto a las outsourcings y al
uso de sindicatos “fantasma” para escamotear derechos laborales a sus
trabajadores, el acaudalado hombre de negocios que inició su despegue en
la época en que Carlos Salinas entregó a precios de ganga empresas
públicas como Telmex, ha tenido desde hace tiempo en la mira al Contrato
Colectivo de Trabajo (CCT) de los 30 mil agremiados al Sindicato de
Telefonistas, en donde ahora pretende quitar jubilaciones para empleados
de nuevo ingreso, bajo el argumento de que la empresa se ha mantenido
en número rojos luego de que en el sexenio pasado el Instituto Federal
de Telecomunicaciones (IFT) declarara a Teléfonos de México agente
preponderante.
Una de sus firmas que conforman Grupo
Carso, la cadena de restaurantes Sanborn´s, se ha hecho famosa por
despedir a sus empleados sin miramiento alguno; en las juntas de
conciliación hay demandas de meseras que por el solo hecho de haberles
faltado 100 pesos en su cuenta son separadas de su empleo, amén de
obligarlas a pagar el faltante.
La lucha de los telefonistas no ha sido
fácil ante un gigante del capitalismo global que, en aras de la máxima
ganancia, pretende birlar el derecho a la jubilación a las nuevas
generaciones de telefonistas –1 mil 942 nuevas vacantes–, bajo el
argumento de que la mayor parte de las ganancias de Telmex son
absorbidas por los costos del pasivo laboral. Además, los aumentos a
sueldos y prestaciones ofrecidos por sus directivos, 1,75 por ciento al
salario y 0.5 por ciento en prestaciones, no corresponden al efecto
inflacionario del país.
Y ahora con el tema de la pandemia, los
directivos de la empresa tratan de presionar a los sindicalizados de no
echar mano de su legítimo derecho de huelga, señalando que el servicio
que prestan es básico para actividades como las clases en línea que
reciben millones de alumnos en el país, pero olvidan que ha sido gracias
al esfuerzo de sus trabajadores como la empresa ha logrado tener un
valor de más de 6 mil millones de dólares.
En este contexto de tensas relaciones
contractuales sale a cuadro un tema que debe ser revisado a conciencia
por la 4T, sobre lo que el Sindicato de Telefonistas califica como una
“regulación intrusiva emitida por el IFT”, que desde el gobierno pasado
dispuso la partición de la empresa y de sus trabajadores, poniendo en la
mesa de discusión la diferencia de salarios y prestaciones entre unos y
otros empleados como actualmente ocurre con los de América Móvil
(Telcel), que tienen un exiguo contrato colectivo en comparación con el
Sindicato de Telefonistas.
Si bien los funcionarios de Telmex
vienen esgrimiendo que los cambios operados en la Reforma a las
Telecomunicaciones de Enrique Peña Nieto los dejó en desventaja ante la
competencia, al negarle la opción el triple play, como ocurre con otras
firmas, al declarar a la empresa como agente preponderante también lo es
que las aparentes pérdidas de Telmex han sido compensadas, y con
creces, por las ganancias de América Móvil.
En el terreno neoliberal, Carlos Slim y
sus directivos buscan emplear la división de activos en sus empresas
para reducir gastos y responsabilidades laborales, disparando sus
ganancias a costa de mermar el nivel de vida de sus trabajadores.
Apostando a la desmemoria, ahora el magnate quiere borrar de la mente de
los telefonistas y de las autoridades laborales que fue precisamente
Telmex la empresa insignia de donde salieron los abundantes recursos
para fundar su imperio.
La intención por ir minando el CCT y las
pensiones de los telefonistas no es producto de una generación
espontánea o coyuntural; tenemos entendido que hace ya varios años, y de
manera irresponsable, la empresa dejó de aportar lo que por ley le
corresponde al Fondo de Jubilaciones y Pensiones.
Telmex amenaza que de no aceptarse los
cambios al sistema de jubilaciones podría declararse en quiebra
económica, liquidando el Contrato Colectivo, pero no es difícil intuir
que la intención de eliminar la cláusula 149 del CCT referente al tema
es imponer de manera encubierta otros cambios y propuestas como el
aceptar que parte del pago de estas jubilaciones, tanto para los
trabajadores ya en retiro como para los activos, sea a través de la
entrega de acciones, dependiendo la antigüedad y salario del trabajador,
bajo el espejismo de que obtendrá mayores beneficios.
Jugarse en la Bolsa de Valores y el
mercado bursátil el futuro de su vejez sería para miles de telefonistas
como echar un volado con el merenguero de la esquina, pudiendo ganar o
perder, trastocando de paso el verdadero sentido de la seguridad social
que implica una pensión digna y segura, porque perderlo todo en la
tercera edad es condenarse a la miseria.
Dentro del nuevo marco de conciliación,
las autoridades laborales deben aplicar la transparencia para que
sindicatos y trabajadores conozcan cuales son los montos de ganancia de
las empresas, acostumbradas a regatear en tres décadas de neoliberalismo
sueldos decorosos y prestaciones sociales a sus empleados, siempre bajo
la excusa de enfrentar situaciones financieras adversas cuando sus
ganancias han ido al alza.
La oposición de grupos empresariales para que en el Congreso se elimine la figura del outsourcing
o se ubique dentro de un verdadero marco regulatorio que imponga
sanciones a las empresas que han abusado de esta figura, es entendible,
porque como en el caso de multimillonarios como Slim, les ha permitido
acrecentar sus fortunas a costa de la pobreza de miles y miles de
asalariados
Resulta vergonzoso que Jeff Bezos,
considerado el hombre más rico del mundo y dueño de Amazon, y que en
medio de la pandemia está ganando 11 mil dólares por segundo (unos 264
mil pesos mexicanos), haya contratado otros 175 mil empleados a través
del outsourcing para poder despedirlos en el momento que se le venga en gana.
El multimillonario acumula una fortuna
de 201 mil millones de dólares, pero es incapaz de otorgar a sus miles
de empleados en el mundo salarios justos, que les permitan un nivel de
vida decoroso; situación parecida a la de Carlos Slim, que con sus más
de 60 mil millones de dólares en la bolsa persiste en aniquilar el CCT
de los telefonistas y su régimen de jubilaciones. Bezos prohíbe en sus
empresas la existencia de sindicatos y el poderoso dueño de Grupo Carso
quiere ir por el mismo camino, solo que los sindicalizados de Telmex
están en pie de lucha y van a pelear por sus derechos con la ley y la
razón en la mano.
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