Impacto de reguladores en las políticas energéticas

 

Pemex

La independencia de los reguladores de energía es primordial para proporcionar certidumbre al mercado

Victor Ureta
Director de Operaciones y Riesgos en Acclaim Energy

Parece que los reguladores de energía de México han cedido a los deseos de la actual administración; y están dispuestos a tomar las medidas necesarias para favorecer a Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a Petróleos Mexicanos (Pemex). Si se confirma dicha conclusión, representará noticias decepcionantes para México y sus inversionistas; especialmente en medio de la crisis financiera y social que incitó la pandemia.

Se supone que los reguladores de energía son órganos independientes cuyos principales objetivos son: fomentar el desarrollo eficiente de la industria energética; promover la competencia en el sector y proteger los intereses de los usuarios finales.

Desafortunadamente, favorecer a CFE y Pemex no solo impedirá que los reguladores de energía cumplan con estos objetivos, sino que también pondrá en riesgo miles de millones de dólares de inversión y amenazará al medio ambiente. Esto porque los proyectos de generación renovable probablemente se detendrán en favor del diésel, combustibles y generación por carbón. Significa mayores costos para los consumidores y un impacto negativo para el medio ambiente.

Incertidumbre tambalea mercados

La independencia de los reguladores es primordial para proporcionar certidumbre a los participantes actuales y futuros del mercado; así como a los inversionistas dentro y fuera de México. Si hay una falta de independencia de los reguladores, entonces las organizaciones nacionales e internacionales se reservarán significativamente de invertir en México. El departamento de Estado de los Estados Unidos planteó recientemente, el papel de los reguladores como uno de los principales riesgos de inversión.

Seamos claros. México corre seriamente el riesgo de perder las inversiones necesarias sin organismos reguladores fuertes e independientes. Sin inversión no hay impulso económico y sin impulso económico no hay recuperación posible en un escenario posterior al COVID-19.

El país necesita atraer inversiones sostenidas para fomentar la recuperación económica. Los países del mundo han identificado las inversiones en el sector energético como un elemento vital para promover la recuperación económica. Estas  no solo se centran en proyectos de generación renovable, sino que también se centran en facilitar la transición energética a un modelo de suministro eléctrico descentralizado con menor dependencia de los combustibles fósiles. Lamentablemente, no parece ser el enfoque en México actualmente.

¿Apostar por Pemex?

Apostar por el rescate de Pemex con la esperanza de que la compañía petrolera severamente endeudada sea la locomotora de la economía de México parece poco estratégico. Se espera que la demanda de petróleo alcance su punto máximo y luego disminuya en los próximos años, ya que más vehículos eléctricos utilizan nuestras carreteras y además se combina con la creciente presión para reducir las emisiones de carbono del sector del transporte.

Una menor demanda combinada con un superávit de oferta sin duda resultará en una caída de los precios del petróleo que tendrá un impacto en las finanzas de Pemex y en el presupuesto fiscal de México. Además, el uso de CFE como salida para el combustible y el diésel de Pemex no debería proporcionar muchos beneficios a los usuarios finales, ya que todavía tendrán que pagar un alto precio por su electricidad sin ningún beneficio ambiental.

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Finalmente, México enfrenta muchos desafíos, desafortunadamente parece ser el momento adecuado para estas posiciones, ya que todos sabemos que CFE y Pemex no están actualmente en condiciones de soportar el peso del mercado energético de México y no estarán en condiciones de hacerlo en un futuro próximo.

Nuestra esperanza es que los reguladores retomen su independencia, y a su vez, su papel principal para garantizar mercados eficientes y competitivos con el fin de avanzar en el objetivo general de promoveer nuevas inversiones, ayudar a reducir los costos para los usuarios finales y cumplir con los compromisos de sostenibilidad de México. Después de todo, «Non progredi est regredi» (”No avanzar, es retrodecer”).

 

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