2010, el año de la decepción

* Por: Israel Pérez Valencia
* 31-Diciembre-2010
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Estamos a unas horas de terminar el 2010, un año que para los mexicanos resultará para el olvido a pesar de que hubo muchas oportunidades de hacerlo grande y memorable. Por desgracia la violencia, el escándalo y el panorama económico pudieron más que las celebraciones nacionales, la cuales también causaron la decepción que implica las expectativas no cumplidas. Por una parte, en este 2010 se agregaron 10 000 muertos más a la guerra contra el narcotráfico, conflicto que ya superó, por mucho, el número de bajas ocurridas en otros momentos históricos de nuestro país, como la Independencia, la Reforma o la llamada “guerra sucia” emprendida en los setentas por el gobierno en contra de los líderes sociales y grupos guerrilleros de la época. En este año resultó verdaderamente lamentable que el número de víctimas inocentes (llamados oficiosamente “daños colaterales” por el presidente Felipe Calderón) aumentó significativamente, desde familias asesinadas en los retenes, migrantes y todos aquellos que les tocó la mala fortuna de estar en algún fuego cruzado. Lo peor del caso es que al parecer, la guerra contra el narco no tendrá fin en un corto plazo; la información filtrada por Wikileaks respecto a los errores de cálculo del presidente Calderón, la desconfianza y falta de organización entre el Ejército y la Policía Federal, así como las revelaciones de Anabel Hernández en su libro “Los Señores del Narco”, pusieron en evidencia el alcance real del gobierno en una organización de mil cabezas en la que algunas autoridades y delincuentes hacen trabajar esa maquinaria llamada “crimen organizado”. En este 2010, la justicia en México fue noticia más por sus escándalos que por su efectividad. Personajes como la niña Paulette Gevara, Salvador Cabañas, Julio César Godoy Toscano, Isabel Miranda de Wallace, Diego Fernández de Cevallos la fallecida Marisela Escobedo, los Legionarios de Cristo, Martín Esparza del Sindicato Mexicano de Electricistas y el desenlace del llamado “michoacanazo”, exhibieron no sólo las carencias que tenemos en materia de justicia, sino también la corrupción e ineficacia de los cuerpos de seguridad pública y persecución del delito en todos los niveles a nivel nacional; esto a pesar de los grandes presupuestos destinados por el congreso al gobierno federal, los estados y la Suprema Corte de Justicia, lo que ha dejado un mal sabor de boca en la ciudadanía. En materia económica, el 2010 fue un año inclinado hacia la decepción, el desempleo aumentó respecto del año pasado y el poder adquisitivo de las familias mexicanas se vio mermado gracias al aumento de precios y los impuestos. Aunque el gobierno federal anunció con bombo y platillo durante el año que el sexenio calderonista es en el que más créditos a la vivienda ha otorgado en la historia, la falta de empleo ha generado que muchos mexicanos no tengan los recursos para seguirla pagando, lo que los ha llevado a perder ese patrimonio. 2010, fue el año de la decepción política, las alianzas entre el PAN y el PRD, partidos de ideologías completamente enfrentadas son la muestra de que en México se persigue el poder por el poder mismo, y que en el congreso los diputados y senadores de todos los partidos practican el deporte legislativo por excelencia, que se llama “tortuguismo político”, este año que termina es en el que más iniciativas de ley quedaron en la congeladora, muchas de ellas indispensables para el progreso del país en materia de salud, reforma política y fiscal. La decepción en este 2010 también vino de las desviaciones institucionalizadas en las que el mexicano desahoga sus pesares cotidianos. Los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución se quedaron muy cortos en referencia a los sucesos históricos que se conmemoraban. Se gastaron más de 500 millones de pesos en espectáculos estilo Cirque du Solei que ciertamente les dio espectacularidad, pero poco valor histórico. Por si fuera poco, la Selección Mexicana de Fútbol fracasó rotundamente en el Mundial Sudáfrica 2010, a pesar de las grandes expectativas sembradas por el director técnico Javier Aguirre, quien se quiso convertir en un estandarte del éxito y el cambio de actitud. ¿Cuáles son las expectativas del 2011? Este año quedó en evidencia que la solución a los retos en materia económica, política y social dependen más de la ciudadanía que de los políticos y los hombres del poder, por lo que las expectativas de cambio deben venir más del corazón de los mexicanos que de la cámara de diputados o la residencia oficial de Los Pinos. Se requiere retomar el espíritu de los hombres y mujeres del 85, el recuperar el alcance de la sociedad civil comprometida y exigente con sus autoridades, de otra manera, el 2011 será parte del espiral descendente que se ha convertido el sistema político que actualmente gobierna este país. Que este 2011 esté lleno de logros y satisfacciones para todos ustedes.

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