Hasta en un mitin organizado por el PRI aparecieron las protestas en contra de Peña

Rosa Elvira Vargas
Enviada
Periódico La Jornada
Viernes 25 de mayo de 2012, p. 9
Querétaro, Qro., 24 de mayo. Por primera vez desde el inicio de su campaña, el pasado 29 de marzo, Enrique Peña Nieto fue increpado en un acto masivo organizado por su partido, el Revolucionario Institucional (PRI). En el estadio municipal de futbol, dos jóvenes se colocaron en lugares separados y mostraron sendas cartulinas donde podía leerse: No te queremos EPN, mientras en el ala norte del campo deportivo unos siete muchachos treparon una barda de cerca de tres metros y desplegaron grandes mantas con leyendas como Atenco no se olvida y No más basura, no más censura, muerte a la teledictadura.
En respuesta y luego de que sus seguidores corearan Peña, Peña y Yo sí le voy, le voy al PRI, el candidato mudó el eje original de su discurso sobre su Manifiesto por una Presidencia Democrática (a cuyo cumplimiento se comprometería más tarde con firma ante notario). Entonces, reiteró su respeto a las voces que rechazan su propuesta, pero también solicitó la misma actitud cuando están aquí quienes respaldan el proyecto que quiere un cambio para México.
Sobre la avenida Gonzalo Río Arronte y previo al inicio del encuentro priísta, un par de jóvenes habían hecho alarde de habilidad para trepar la barda del estadio que da hacia esa arteria. Desde esa altura, una muchacha blandió fugazmente una manta y luego descendió. Ya en pleno mitin, otros siete sacarían a relucir sus telas; una de ellas pertenecía a la propaganda oficial priísta y llevaba, grande, la fotografía del candidato a diputado al por el cuarto distrito, Juan José Ruiz Rodríguez. Sobre ésta se había escrito con grandes letras: Yo soy ratero de Querétaro.
En medio y casi sin percatarse, la estructura priísta queretana y los integrantes del área juvenil traídos de varias entidades, recibían con las acostumbradas porras y ovaciones a su candidato a la Presidencia, y él respondía con, también, sus tradicionales saludos subido en una escalerilla o en la base de las vallas metálicas con las cuales se contiene a quienes acuden a sus mítines.
Cuando se inició el discurso de Roberto Loyola, candidato a la alcaldía de Querétaro, desde el ala izquierda de la muchedumbre surgieron los gritos de censura a los muchachos que, en solitario y sin inmutarse, habían logrado colar y en ese momento mostraban sus cartulinas de rechazo a Peña Nieto. Se las arrebataron. Una era Valeria Martínez, estudiante de la Universidad Autónoma de Querétaro. Cuando fue despojada de su cartel permaneció impertérrita ante los reclamos e insultos y después, rodeada de priístas, algunos en actitud hostil y otros con la intención de protegerla, salió.

Al mismo tiempo, en el portón metálico –también en el sector norte– por donde ingresan al estadio las ambulancias, varios manifestantes empujaban tratando de hacerlo ceder. Y ante ello, raudos, elementos de seguridad de Peña Nieto colocaron, para reforzarlo, rejas metálicas y hasta una camioneta.
Mientras tanto, Luis Videgaray, coordinador de campaña de Enrique Peña Nieto, subía presuroso al templete y decía algo al oído del mexiquense. Una vez en el micrófono y luego de arengar él mismo a sus huestes con el estribillo de ¡Vamos a ganar, vamos a ganar!, el candidato hizo los saludos de rigor para, de inmediato, insistirles en no caer en la provocación de los adversarios, quienes se muestran con mayor desesperación y a veces alientan el encono y la división que no queremos los mexicanos.
La actual, aseguró, es una democracia viva, que no pertenece a los partidos políticos. En el tiempo que resta a la campaña, dijo también, seguramente habremos de ver distintas expresiones: unas como las que están aquí presentes, de apoyo al proyecto que encabeza un servidor (...) y otras, de quienes en un legítimo derecho también se oponen...
Y tras explicar y defender su manifiesto, volvió al tema: No permitamos que las expresiones contrarias al proyecto que encabezo, realmente propicien división y enfrentamiento entre los mexicanos. Aquellas, dijo, tienen derecho a expresarse, pero les quiero pedir que no propicien espacios de encuentro y de desencuentro (...) no hagamos que este espacio de competencia democrática de partidos y candidatos genere encono en el pueblo de México. Ya lo hemos visto en el pasado: hemos tenido las experiencias por diferencias, algunas legítimas y otras alentadas.
Y reiteró: Les pido a quienes siguen este proyecto, no caigamos en la provocación. No demos espacio a quienes vienen a un encuentro como éste a querer enfrentarse con quienes están aquí dándonos respaldo.
Por último, se comprometió con los queretanos a ampliar la carretera estatal a la Sierra Gorda, ampliar también el Paseo de la República, de Juriquilla a la desviación de San Miguel de Allende; dotar de agua potable a habitantes de las zonas La Gloria, Tres Lagunas, San Vicente, Peña Miller, Adjuntos de Guillén y San Francisco; apoyar el transporte escolar, y respaldar el proyecto del tren rápido entre Querétaro y el Distrito Federal.
La salida de Enrique Peña no estuvo exenta de tensión. Algunos manifestantes se abalanzaron sobre una camioneta negra que, según se supo, había sido colocada como señuelo por su equipo de seguridad, mientras el priísta dejaba el lugar sin contratiempos en otro vehículo.

Fuente

Comentarios