Afiliados, otro gran fracaso del PAN

Madero. El gesto de la indolencia. Foto: Germán Canseco
Madero. El gesto de la indolencia.
Foto: Germán Canseco 

MÉXICO, D.F. (apro).- El desplome de un millón y medio de militantes, 80% del total de su padrón, es una expresión más del gran fracaso que ha representado el Partido Acción Nacional (PAN).
La justificación de Gustavo Madero, el anodino presidente del PAN, es que el millón 868 mil inscritos en realidad nunca existieron y que los 368 mil que refrendaron su militancia son los únicos auténticos.
El fracaso del PAN no es sólo la caída de su membresía a un número casi igual al que tenía en el 2000, que revela por lo menos ineptitud para generar la pertenencia a un proyecto, sino por qué y cómo llegaron a formar parte del padrón cientos de miles de ciudadanos con nombre y apellidos.
Y las respuestas tienen que ver, fundamentalmente, con la corrupción del propio PAN y sus dirigentes, desde los más modestos hasta la cúpula.
En el PAN todo mundo lo sabe: Las afiliaciones han estado ligadas, desde antes del 2000, con las candidaturas a puestos de elección popular y a cargos directivos.
“Sólo está vencido el que ha dejado de afiliar”, es la frase, torcida, de aquella que proclama que sólo está derrotado el que ha dejado de luchar y que, con cinismo, pronuncian entre risas dirigentes panistas que se han especializado en afiliaciones corporativas.
En 2005, en la contienda interna por la candidatura presidencial, el padrón era un problema muy serio por las afiliaciones masivas, con métodos clientelares, pero nadie quiso hacer nada.
El problema creció porque, la lógica facciosa, hizo que se integraran autoridades que toleraban la afiliación con datos falsos, simulación de cursos de capacitación, compra e intercambio de votos y otras conductas que ni los priistas habían sido capaces de innovar.
Las elecciones y decisiones internas se llevaron a cabo con prácticas y definiciones trampeadas que en buena medida explican por qué el PAN es, con mucho, el partido más litigioso de todos.
¿Se terminará el problema con la depuración del padrón o excluyendo a los “adherentes”, como adelantó hoy Madero? No, el problema es más hondo: Está arraigada ya en el PAN la subcultura del fraude, de la trampa, del engaño, del ejercicio de lo opuesto a la dignidad de la persona, que es fundamentalmente lo que infló exponencialmente el padrón.
El grupo de Madero, integrado por personajes de prácticas fraudulentas y hasta delincuenciales, y el de Felipe Calderón, que de eso también sabe mucho, no tiene ningún incentivo para cambiar de comportamiento.
El PAN se sigue hundiendo…
Comentario: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado

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