Adiós a Vicente Leñero (1933-2014)

Vicente Leñero en un retrato de 2001. Foto: Joaquín Cato
Vicente Leñero en un retrato de 2001.
Foto: Joaquín Cato
MÉXICO, D.F. (apro).- Uno de los más destacados y entrañables hombres de las letras nacionales, Vicente Leñero (Guadalajara, 9 de junio de 1933), pilar fundador del semanario Proceso del cual fue subdirector y era aún vicepresidente del consejo de administración, falleció esta mañana de cáncer pulmonar a los 81 años en su casa de San Pedro de los Pinos en esta ciudad, a las 7:56 horas.
Con estudios de ingeniería en la UNAM, estudió periodismo en la Escuela Carlos Septién García, más atraído por las letras, donde incursionaría en el cuento, la novela, el teatro y el guionismo de televisión y cine. Saltó a la palestra literaria con una novela que lo situaría en la escena mexicana e internacional, Los albañiles, con la cual obtuvo en 1963 el Premio Biblioteca Breve Seix Barral otorgado en España. De hecho, fue el primer narrador mexicano en llevarse una presea a nivel mundial.
Fue becario del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid en 1956 y, a finales de la década siguiente, del Centro Mexicano de Escritores y de la Fundación Guggenheim.
Además de ser designado miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, se le distinguió con innumerables reconocimientos hasta alcanzar la mayor presea mexicana, el Premio Nacional de Letras, en 2001.
Destacan sus libros, además de Los Albañiles, Estudio Q (1965), El garabato (1967), Redil de ovejas (1972), Los periodistas (1978), El evangelio de Lucas Gavilán (1979), Asesinato (1985) y La vida que se va (1999).
Su carrera periodística comenzó en la revista católica Señal, y fue director de la revista Claudia entre 1969 y 1972, con un equipo integrado por escritores de su generación como José Agustín, Gustavo Sáinz e Ignacio Solares; de ahí, Julio Scherer García, director de Excélsior, lo invitó a conducir la revista más antigua de nuestro país, Revista de Revistas, a cuyo frente permaneció de 1973 a 1976, dejando una huella notable en la generación emergente de narradores y cronistas. Pues fue del género de la crónica uno de sus baluartes, con algunos de los textos clásicos del oficio recogidos en Talacha periodística y republicados este año en Conaculta la colección periodismo cultural como Periodismo de emergencia.
En al ámbito del teatro no lució menos, sus obras trocaron la realidad con un lenguaje dirigido a la actualidad como no había conocido la dramaturgia mexicana; primero con Ignacio Retes y más tarde con Luis de Tavira integró una mancuerna formidable en puestas como La mudanza, Nada sabe nada, La noche de Hernán Cortés y El martirio de Morelos.












Para la pantalla grande trabajó con los mejores directores de México, llevando sus guiones a películas imborrables como Los albañiles, Los de abajo, El callejón de los milagros y El crimen del Padre Amaro.
Desde una perspectiva católica heterodoxa cuestionó las posturas de la Iglesia y se acercó a la Teología de la Liberación, sobre todo en su novela (luego llevada al teatro) El evangelio de Lucas Gavilán. Se interesó en esa misma línea por los movimientos liberadores en el cristianismo contemporáneo al testimoniar las luchas de Gregorio Lemercier y Sergio Méndez Arceo.
En 1976, Vicente Leñero condenó el llamado golpe a Excélsior asestado por el gobierno de Echeverría contra la dirección de Excélsior que, con Julio Scherer García al frente, había iniciado un periodismo crítico de enorme rigor. El 8 de julio de ese año Leñero fue uno de los más de 200 miembros de la cooperativa Excélsior que respaldó a Scherer, quien de inmediato se alistó para responder al régimen con una nueva publicación: la revista Proceso.










Su recuento de aquellos sucesos los plasmó en la novela de no-ficción Los periodistas dos años más tarde. En Proceso llegaría a realizar trabajos de primer nivel, y su entrevista con el comandante Marcos alcanzó difusión internacional en 1994, no sólo por ser la primera sino por su impecable trabajo informativo y como un testimonio de crónica acuciosa.
Desde su puesto como subdirector general del semanario, verdadero brazo derecho de Julio Scherer durante 20 años, animó su sección cultural con ahínco y experiencia singular, impulsando la información de ese territorio al mismo nivel que el de las noticias de política y economía.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de las Bellas Artes (INBA) rendirán mañana a las 12 horas un homenaje al escritor jalisciense, cuyos restos serán cremados esta tarde en una ceremonia privada de la familia Leñero Franco: Su esposa, Estela y sus cuatro hijas Estela, Isabel, Eugenia y Mariana.
Desde mayo se supo de su enfermedad. Se hallaba escribiendo el tercer volumen de una trilogía de cuentos entre la realidad y la ficción, cuyos dos títulos fueron Gente así y Más gente así.

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