Joe Arpaio y el TLCAN

 
PROCESO 
 
WASHINGTON.– El perdón presidencial que dio Donald Trump al exalguacil racista del Condado de Maricopa Joe Arpaio, debió prender la alarma en Los Pinos para decidir si tiene caso seguir renegociando con Washington el Tratado de Libre Comercio de America del Norte (TLCAN).
El indulto a Arpaio es una confirmación más de que Trump va a hacer todo lo necesario para cumplir sus promesas de campaña porque quiere ser reelegido a costa de lo que sea y de quienes sean.

El presidente de Estados Unidos vive con la obsesión de cumplir todo lo que le prometió al 34% del electorado ultraconservador que le entregó las llaves de la Casa Blanca. A Trump no le importa el voto popular porque ya demostró que sin ese se puede ser presidente.
A poco más de siete meses de un mandato de cuatro años, quiere amarrar la plataforma electoral que se impuso en el Colegio Electoral, instrumentando acciones radicales y abusando del poder constitucional que tiene.
Arpaio, un acérrimo enemigo de los inmigrantes indocumentados, fue acusado formalmente el pasado 31 de julio por un juez federal del delito de desacato. La acusación se sustenta en la orden que recibió hace dos años el exalguacil de Maricopa, Arizona, de poner el alto a su persecución inconstitucional de inmigrantes indocumentados. Arpaio no solo desobedeció la orden de la Corte Federal, sino que persiguió a los indocumentados con mayor ahínco. La acusación contra el exalguacil lo condenó por arrestar de forma discriminatoria a personas que él consideraba como posibles indocumentados, por su perfil racial.
La discriminación racial es un acto violatorio de la Constitución de los Estados Unidos. El próximo 5 de octubre, Arpaio iba a ser sentenciado a por lo menos seis meses de prisión. Trump lo salvó.
El derecho a indultar a criminales es una prerrogativa que le da la Constitución de Estados Unidos al presidente.
El caso de la exoneración de Arpaio es especial porque Trump se interpuso a un juez federal que pretendía cumplir con el mandato constitucional en materia de derechos civiles.
Lo que hizo Trump con Arpaio sienta un precedente negativo para la libertad y defensa de las garantías individuales y para la integridad constitucional.
Para la sociedad conservadora y racista que llevó a Trump a la Casa Blanca, Arpaio es un héroe por criminalizar a los inmigrantes indocumentados. Trump ya es más que un héroe, es el salvador de los supremacistas blancos.
El martes 22 de agosto, durante un evento de campaña en Phoenix, Colorado, Trump anticipó que perdonaría a Arpaio pese al costo político y a las controversias que desataría esa decisión. En ese mismo evento, el presidente estadunidense dio a entender que, aunque ya inició la renegociación del TLCAN, al final terminará anulando el acuerdo comercial con Canadá y México.
A los tres días del evento en Phoenix, Trump indultó al Arpaio.
El presidente Enrique Peña Nieto y su canciller Luis Videgaray, deben tener esto muy presente. Trump no se anda por la ramas.
¿Para qué seguir negociando con Estados Unidos y gastando el dinero del erario en organizar la segunda ronda de renegociaciones en la Ciudad de México (del 1 al 5 de septiembre), o pagando los viajes y viáticos al equipo de la Secretaría de Economía para viajar a Canadá y octubre a Washington? Trump le va a cumplir a su base electoral, lo demostró con el caso de Arpaio.
Idelfonso Guajardo, secretario de Economía, dijo hace unos días que con respecto al TLCAN, Videgaray es el integrante del gabinete que “tiene toda la película”. Este martes y miércoles, Videgaray estará en Washington. Esperamos que consulte a Jared Kushner, yerno de Trump, para que por fin haga algo que evite una vergüenza mayor en el sexenio del hijo predilecto de Atlacomulco.
La amenaza de Trump al TLCAN es la primera gran prueba que debe pasar Videgaray en su etapa como aprendiz de canciller.

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