Jubilados que intentaban ingresar al Congreso fueron frenados a golpes
Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de diciembre de 2017, p. 25
Miércoles 13 de diciembre de 2017, p. 25
Buenos Aires.
Ejerciendo una violencia inusitada, miembros de la seguridad del
Congreso intentaron impedir a golpes y empujones el ingreso de jubilados
para asistir al debate sobre la reforma previsional que reducirá
gravemente sus haberes, afectará las asignaciones universales por hijos,
las pensiones de discapacitados, a los ex combatientes de Malvinas y a
otros sectores vulnerables, en momentos en que encuestas determinan que
la pobreza alcanza a más de 13 millones 500 mil personas y la indigencia
a más de 2 millones 300 mil, lo que evidencia que se agravó la crisis
social, superando todas las cifras anteriores.A la tensión en el Congreso se añadió la provocación durante una marcha contra la reunión de la Organización Mundial de Comercio en esta capital. La manifestación no pudo avanzar porque la zona estaba sitiada por centenares de policías. Cuando los contingentes se retiraban unos 10 encapuchados arrojaron piedras a los reporteros de televisión en la zona céntrica cercana al Obelisco.
Esto fue seguido de un operativo con una cantidad nunca vista de camionetas y camiones hidrantes. Decenas de moticicletas con policías ocuparon en menos de media hora la tradicional calle Corrientes, desde el Obelisco hasta casi llegar al Congreso.
Una militarización como nunca habíamos visto antes, más de 10 cuadras de la calle Corrientes, dijeron los dirigentes de la movilización.
Inevitablemente se recordó a la dictadura militar (1976-1983). La policía realizó una especie de cacería de personas, hiriendo con balas de goma y gases a manifestantes que actuaron pacíficamente, y abogados intentaban la liberación de detenidos que no tuvieron nada que ver con la agresión del grupo provocador, señalado por los manifestantes como
policías infiltrados.
Desde los años 90 en que comenzaron las marchas ante las medidas por la privatización de las jubilaciones y las rebajas que llevaron a la crisis de diciembre de 2001, no se había visto una manifestación como la de este martes.
Agentes de seguridad del Congreso intentaron impedir a los
jubilados, a empujones y golpes, el ingreso a la Comisión de Presupuesto
y de Previsión de la Cámara de Diputados, donde se debatía el tema de
las pensiones. La situación provocó momentos de tensión, y fue el jefe
del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, quien logró
detener el ataque de los elementos de seguridad del Congreso.
Luego se permitieron intervenciones de representantes gremiales que criticaron el proyecto de reforma previsional, señalando que se trata de un
El secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, advirtió que
A todo esto se añadió la decisión del ministro de Defensa, Óscar Aguad, de suspender a dos jefes de la Armada, el comandante de Adiestramiento y Alistamiento, contralmirante Luis López Mazzeo, y el comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío Claudio Villamide, por el asunto del submarino ARA San Juan desaparecido el 15 de noviembre con 44 tripulantes, cuando aún prosigue la búsqueda sin ningún resultado.
López Mazzeo es el tercero en la cadena de mandos de la Armada. Las suspensiones provocaron una seria crisis y colegas y subordinados solicitan su retiro en protesta. El malestar alcanza a la Fuerza Aérea de la Armada y la inquietud se nota en la Fuerza Aérea y en el ejército.
Fuente
Luego se permitieron intervenciones de representantes gremiales que criticaron el proyecto de reforma previsional, señalando que se trata de un
saqueoy una
estafaa los trabajadores y futuros jubilados.
El secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, advirtió que
en Argentina se roba a los más pobres para que los más ricos tengan más plata, y explicó la grave incidencia que tendría esta reforma, que el gobierno del presidente Mauricio Macri quiere que salga antes de fin de año y sin modificaciones.
A todo esto se añadió la decisión del ministro de Defensa, Óscar Aguad, de suspender a dos jefes de la Armada, el comandante de Adiestramiento y Alistamiento, contralmirante Luis López Mazzeo, y el comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío Claudio Villamide, por el asunto del submarino ARA San Juan desaparecido el 15 de noviembre con 44 tripulantes, cuando aún prosigue la búsqueda sin ningún resultado.
López Mazzeo es el tercero en la cadena de mandos de la Armada. Las suspensiones provocaron una seria crisis y colegas y subordinados solicitan su retiro en protesta. El malestar alcanza a la Fuerza Aérea de la Armada y la inquietud se nota en la Fuerza Aérea y en el ejército.
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