3.8 millones de personas sin agua en el Valle de México
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Autor:
José Reyez
La falta de agua potable desvela niveles de marginación y segregación social de la población en la Zona Metropolitana del Valle de México, cuyas viviendas se ubican en zonas urbanas irregulares, paupérrimas, pero también en zonas privilegiadas del centro de la ciudad
Más de 3.8 millones de habitantes
carecen de agua en viviendas de la Zona Metropolitana del Valle de
México (ZMVM) debido al crecimiento urbano periférico paupérrimo, lo que
representa el 18.31 por ciento de la población que padece este flagelo y
que se agudiza con los desarrollos inmobiliarios sin control y el alto
costo para traer el líquido a la región.
La ZMVM, una de las ciudades más grandes
del mundo por la concentración de población, actividades productivas,
servicios, comercios, actividades culturales, educativas y de
organización territorial, ocupa el espacio de 16 delegaciones de la
Ciudad de México (CDMX), 59 municipios del Estado de México y un
municipio de Hidalgo (Mapa 1).
De esta aglomeración urbana, integrada
por 20 millones 892 mil 724 habitantes (17 por ciento de la población
total del país), el 18.31 por ciento de la población carece de agua. El
Estado de México es el más afectado, con 23.63 por ciento de viviendas
sin acceso al vital líquido (Tabla 1).
La mayoría de la población que carece de
agua potable se localiza en los municipios de Ecatzingo, Hueypoxtla,
Villa del Carbón y Atlautla, donde el porcentaje de viviendas sin acceso
al recurso supera el 60 por ciento, así como en Atenco, Chiconcuac,
Chimalhuacán, y en las delegaciones Xochimilco, Iztapalapa, Álvaro
Obregón y Gustavo A. Madero, más recientemente, en Cuauhtémoc, Benito
Juárez, Miguel Hidalgo.
Esta zona evidencia factores asociados
con la falta de acceso al agua potable en las viviendas; pues a pesar de
sus condiciones económicas, políticas y sociales, presenta deficiencias
que podrían colapsar la ciudad, advierten especialistas en Economía
Agrícola por la Universidad Autónoma Chapingo (UACH), expertos en
gestión y conflictos del agua de la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (Flacso) y del Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav)
Agua y desigualdad social
El acceso al agua y su calidad es un
problema de desigualdad social en su distribución, tanto en municipios
conurbados como en delegaciones de la ciudad, que ya colapsó la vida
social del Valle de México, alerta la doctora María Luisa Torregosa,
profesora investigadora de tiempo completo en la Flacso y coordinadora
de la Red de Agua de la Academia Mexicana de Ciencias.
“Acaso no es colapso que haya colonias
donde el agua llega una vez a la semana por seis horas, que corten el
agua por tres meses, que se acaben espacios como Xochimilco, cuyos
manantiales se tienen que cubrir con agua reciclada, que haya
precariedad en Benito Juárez, donde antes pensar en un tandeo era
complicado y ahora el agua llega a determinadas horas del día”, indica.
Señala que incluso en Paseo de la
Reforma hay edificios donde el 40 por ciento del agua que llega es por
la red y el resto por pipa en edificios de lujo, y aun así se siguen
autorizando construcciones en zonas que ni por tráfico ni servicios
básicos hay capacidad de respuesta del gobierno y asomo de corrupción
institucional entre autoridades y constructoras.
Torregosa ha realizado estudios de
conflicto social por agua en la Zona Metropolitana de la Ciudad de
México y sostiene que el problema del agua ha llevado a que gente tome
el problema en sus manos, demande y exija cubrir esta necesidad al
gobierno a través de luchas y confrontaciones cada vez más frecuentes en
el Valle de México.
En entrevista, señala que hay un cambio
importante en los últimos 10 años en la manera como se comporta la lucha
social por el agua. “Primero se orientaba a tener agua, ahora la gente
lucha porque el agua se distribuya de manera más equitativa y por los
usos del agua”.
Por ejemplo, mucho antes de que inicie
el periodo de estiaje de este año, habitantes de las delegaciones de
Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Tlalpan,
Benito Juárez e Iztapalapa, bloquearon vialidades en protesta por la
falta de suministro de agua potable.
La catedrática de la Flacso alerta de la
intención de las instituciones de gobierno de la Zona Metropolitana, al
proponer una Ley de Aguas que considera un uso económico más rentable,
que se oriente el agua para uso privado e industrial, lo cual puede
llevar a crecer el problema del agua en la Ciudad de México.
Su contraparte, dice María Luisa
Torregosa, está en la ley alternativa de Agua para Todos, organización
que aglutina académicos, sindicatos, colonos, campesinos e indígenas que
propone que el agua se distribuya con criterios distintos.
La primera es una ley que plantea
privatizar el agua, la segunda plantea su uso racional, no solo como
derecho humano sino como patrimonio de la Biósfera, es decir, contiene
un valor más amplio, no solo económico y mercantilista, considera la
autora del libro El conflicto del agua. Política, gestión, resistencia y demanda social (Flacso 2017).
Sin agua, población de menores ingresos
En la tesis de maestría “Características
asociadas con el no acceso al agua potable dentro de las viviendas de
la Zona Metropolitana del Valle de México en 2015”, Stephanie González
Flores, ingeniero en Economía Agrícola por la Universidad Autónoma
Chapingo (UACH), determinó factores sociodemográficos y socioeconómicos
asociados con la población sin acceso al agua potable.
Señala que no tener acceso al agua
incide de manera desproporcionada en los sectores con menores ingresos,
debido a las condiciones de las viviendas y la provisión inadecuada de
servicios básicos como drenaje, salud, recolección de basura,
electricidad.
“Existe un porcentaje de viviendas que
no tiene acceso a la red pública y, por otro lado, hay un problema de
mala calidad y cantidad del agua distribuida a las viviendas que tienen
agua entubada, debido a factores como crecimiento poblacional,
asentamientos irregulares, infraestructura, localización, ambientales,
políticos, entre otros”, señala la especialista.
La también maestra en Población y
Desarrollo por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(Flacso), indica que al analizar la ubicación de viviendas como un
factor asociado con la falta de acceso al agua, la académica divide el
crecimiento urbano por medio de contornos, con base en el modelo de
zonas concéntricos de Burguess, que propone que al expandirse las
ciudades se forman anillos concéntricos alrededor del centro urbano,
compuestos por distintos municipios y delegaciones. (Mapa 1)
De esa manera, la catedrática de la
Flacso observa que si bien la mayoría de los municipios de la ZMVM (Mapa
2) se localizan en el cuarto contorno, lo cual, sin embargo, llama la
atención el municipio de Atenco ubicado en el segundo contorno, puesto
que en teoría las peores condiciones en servicios fundamentales suelen
encontrarse en la periferia.
Además, hay varios municipios y
delegaciones con porcentajes arriba del 40 por ciento sin acceso al
agua, ubicados tanto en el contorno 2 como en el 3. “En otras palabras,
aunque los municipios o delegaciones se encuentren cerca de la región
central de la ciudad, donde existen las mejores condiciones para
garantizar los servicios públicos básicos, no necesariamente esto se
cumple”, apunta González Flores.
Por esta razón, la académica de la
Flacso encontró que las viviendas que se localizan en el primer contorno
de la ZMVM tienen 1.4 veces mayor riesgo de no contar con acceso al
agua en comparación con las viviendas que se encuentran en la región
central.
En el segundo contorno solo aumenta el
riesgo en 1.7 veces, mientras que las viviendas que están localizadas en
el contorno 3 y 4 aumentan el doble (2.2 y 2.3 veces, respectivamente)
de riesgo de no contar con acceso al agua en la vivienda, comparado con
las ubicadas en la región central.
La explicación de este fenómeno –apunta
González Flores- se debe a niveles de marginación y segregación social
de la población, ubicada en zonas urbanas apartadas. Sin embargo, se
nota que el riesgo de no acceder al agua no solo se presenta en la
periferia de la ZMCM, sino que en todos los contornos alejados de la
región central.
Asimismo, agrega que entre los factores
que se asocian a la falta de acceso al agua potable en las viviendas,
destacan las características particulares de los jefes de la vivienda
(menor nivel educativo, dependientes económicos), la situación económica
(menores ingresos, recibir algún apoyo), las malas condiciones en la
vivienda, además de su ubicación en la periferia de la ZMVM.
Así, de acuerdo con las características
de las condiciones de la vivienda, la académica concluye que los
resultados varían, al señalar que en viviendas en situación de
hacinamiento aumenta más del doble (2.5 veces) el riesgo de no contar
con acceso al agua respecto a las viviendas que enfrentan esta
condición, debido a su vulnerabilidad, que se ve reflejado en la falta
de acceso al servicio de agua.
El piso de cemento o firme en las
viviendas disminuye en 53.11 por ciento el riesgo de no contar con
acceso al agua en comparación con las viviendas con piso de tierra. Y
las viviendas con piso de mosaico, madera u otro material reducen en
mayor medida (90.76 por ciento) el riesgo de no contar con agua,
comparado con las viviendas con piso de tierra.
En las viviendas donde no hay tinaco
aumenta en 1.8 veces el riesgo de no tener agua y en las que no tienen
cisterna de igual forma aumenta 1.15 veces el riesgo, en comparación con
las viviendas que cuentan con tinaco y cisterna.
La falta de drenaje está relacionada
también con no tener acceso al agua; no tener este servicio aumenta en
más del triple (3.8 veces) la oportunidad de no contar con acceso al
agua en la vivienda, respecto a las viviendas que tienen drenaje.
“Estas variables sobre las condiciones
de las viviendas se relacionan fuertemente con no tener acceso al agua,
ya que son un reflejo del nivel de ingresos de los habitantes, lo cual
se traduce en que si las viviendas no cuentan con ingresos suficientes,
no pueden costear la inversión en infraestructura”, considera la
especialista.
Gabriela Rosales Cristalinas, analista
del Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav), indica por su parte
que ha sido evidente la presión del Banco Mundial para la privatización
del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), a pesar de que el
jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera niegue estas negociaciones.
Explica que desde septiembre de 2016, a
través del proyecto “Ciudades Resilientes” se develó cómo Mancera
negoció con el Banco Mundial inversiones para “la gestión de 320 pozos,
16 manantiales, 16 entregas de agua en bloque, 17 presas, 26 plantas de
bombeo, 26 tanques, 90 estaciones de transferencia, 52 estaciones de
presión, 13 líneas de conducción y el equipamiento de 1 mil 174 sistemas
de telemetría, así como la construcción y rehabilitación de plantas
potabilizadoras”, de acuerdo con solicitudes de acceso a la información.
Además anunció que el ‘Fondo del Agua’,
que tendrá injerencia en los sistemas de abastecimiento, sería manejado
por fundaciones formadas por empresas con fuertes intereses en el
sector, como la Fundación Femsa (refresqueras) y Fundación Kaluz
(Mexichem), sin contar con mecanismos de legítima participación
ciudadana.
Rosales Cristalinas señala que en
páginas web de empresas trasnacionales Suez y Veolia se observa el
anunció que el 17 febrero de 2017 firmaron nuevas concesiones con Sacmex
para la gestión del manejo de la base de datos, medición, facturación,
cobro, potabilización, almacenaje, distribución, reemplazo y manejo de
líneas primarias y secundarias, recolección y tratamiento de aguas
residuales, con vigencia a cinco años.
“Así, en cumplimiento con las
necesidades de dichas empresas, se busca aprobar una nueva Ley de Aguas
de la ciudad que permitiría que Sacmex fije tarifas sin revisión pública
o legislativa, cortar el servicio al acumular dos bimestres sin pago,
por ejemplo”, indica la analista del Cesnav.
Agua como factor de exclusión social
Linda Yáñez Pérez, maestra en Política y
Erick Aguilar Obregón, doctorante en Ciencias Sociales en la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), consideran que el
discurso nacionalista y de justicia social que pesaba sobre recursos
como el agua ha quedado en el olvido y el hídrico ha continuado su
tránsito hacia la diferenciación y exclusión social.
En entrevista, Aguilar Obregón precisa
que “la disponibilidad de agua establece una clara delimitación entre la
pertenencia a un grupo social que goza de satisfactores, ingresos
económicos decorosos y servicios públicos, y otro grupo social marginado
no sólo económica, sino cultural y ambientalmente”.
Subraya que el agua corre el riesgo de
convertirse en el bien emblemático, cuyo suministro y calidad se enfoca
en un primer momento a los habitantes de mayores ingresos económicos o
que habitan zonas de mayor plusvalía. “Se ha llegado incluso al extremo
de dejar sin agua a comunidades que tradicionalmente poseen un
yacimiento para hacer uso del mismo en pos de explotarlo a favor de
ciudadanos de elite y aún más dejar sin agua a la comunidad de donde el
agua es originaria”.
El mal uso y la deficiente gestión del
agua en México han creado figuras perversas de ciudadanos de primera y
segunda clase, donde el bienestar de los primeros es inapelablemente
preferible al de los segundos. Haber incluido el derecho humano al agua
en la Constitución abonó en favor de ejercer justicia social, de vivir
en un vero estado de derecho de dejar en claro que todos los ciudadanos
son iguales ante la ley y ante la infraestructura pública.
José Réyez
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