La infamia de los falsos “independientes”
Aun cuando muchas de las firmas sean legítimas y suficientes para obtener el registro que otorga el Instituto Nacional Electoral (INE), los tres incurrieron en la vileza de tratar de hacer pasar por buenas casi dos millones de firmas ciudadanas apócrifas.
¡Dos millones de firmas falsas! Es una sinvergüenzada que no puede quedar impune. Si no tienen la honradez básica de renunciar a su aspiración, que los exhibe sin calidad moral, entonces el INE no debe otorgarles el registro. Hacerlo no sólo deja impune un comportamiento deleznable, sino que abre el camino para otros análogos en el futuro.
De por sí los tres no tienen nada de independientes y nunca fue creíble su respectiva prédica contra la partidocracia de la que formaron parte toda su vida, hasta que repentinamente se les cerraron los caminos en sus respectivos partidos.
El que más firmas falsificó fue el gobernador con licencia de Nuevo León, el expriista conocido con el alias de “El Bronco”: De las dos millones 34 mil 453 firmas, el 40.5% son irregulares. Es decir, 824 mil 484.
Le sigue el senador experredista Ríos Piter, conocido con el apodo de “El Jaguar”, que tiene entre sus promotores principales al canciller Luis Videgaray: Del millón 765 mil 754 firmas que consiguió, el 34.3%, es decir, 606 mil 240, son irregulares, de acuerdo con el INE.
Y Zavala Gómez del Campo, la esposa de Felipe Calderón, que renunció al PAN por no haber podido ser su candidata presidencial, entregó al INE más de medio millón de firmas irregulares: Un total de 511 mil 603, equivalentes al 32.4% del millón 578 mil 783 firmas totales.
No se vale: Casi dos millones de firmas irregulares entre estos tres aspirantes, dizque independientes, a la Presidencia de la República que exponen todo tipo de argucias para justificar las trampas.
La mayor prueba de que los tres actuaron de manera corrupta es María de Jesús Patricio “Marichuy”, quien observó un marginal número de firmas irregulares, aunque no obtuvo las suficientes para llegar a la boleta.
El INE, entonces, no debe convalidar esta infamia, salvo que quiera beneficiar al PRI.
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