La política energética, motivo de controversia
Erróneo, apostar sólo al aumento de la extracción de crudo: expertos
Julio Gutiérrez
Periódico La Jornada
Lunes 1º de julio de 2019, p. 19
Lunes 1º de julio de 2019, p. 19
Ha pasado un año de las elecciones en que resultó
triunfador Andrés Manuel López Obrador y la política para el sector
energético es motivo de polémica y objeto de críticas internas y de
instancias financieras del extranjero, como las agencias calificadoras
de deuda. El nuevo gobierno sostiene que las bases para la recuperación
de la producción y el saneamiento financiero de Petróleos Mexicanos
(Pemex) están sentadas. Además, que en los meses transcurridos de la
administración se redujo a una mínima cantidad el robo de gasolinas.
Gonzalo Monroy, director de la consultora GMEC, especialista en temas
energéticos, explica que si bien la crisis que enfrenta Pemex viene de
administraciones anteriores, poner a revisión, como ha hecho el nuevo
gobierno, los contratos de participación privada derivados de la reforma
energética –impulsada por el gobierno anterior–, de proyectos a largo
plazo, detona falta de confianza de inversionistas y calificadoras, las
cuales que han fijado su mirada en la petrolera.Si bien la situación financiera de Pemex era complicada, se contaba con la confianza de los mercados internacionales de capital. La nueva administración ha dinamitado esa certidumbre en todos los niveles posibles, al no entender el proceso en que se encontraba Pemex, que estaba encaminado a reducir pérdidas, pues los contratos de la reforma energética eran para mejorar a la empresa con miras a largo plazo.
El experto considera que uno de los errores más graves de la nueva administración es perseguir el aumento de la producción, sean crudo o refinados, a cualquier costo.
Casi con total certeza eso incrementará las pérdidas de Pemex, llevándola de una situación complicada a una crítica, indica.
Las cifras de la petrolera a mayo pasado indican que la producción de petróleo cayó 10.10 por ciento anual, a un millón 663 mil barriles diarios. En la primera quincena de junio, según cifras de Octavio Romero Oropeza, director general de Pemex, la extracción se incrementó a un millón 680 mil. De acuerdo con el funcionario, a finales de año estará en un millón 829 mil barriles.
Fluvio Ruiz, analista de energía y ex integrante del consejo de administración de Pemex, considera que el energético es un sector en transición, pues si bien el gobierno ha intentado cambiar algunas cuestiones en materia de política pública, no se ha buscado una variación en el régimen institucional de la empresa.
Hay algunas contradicciones, pero debemos ver que el sector está ligado actualmente a las políticas de la administración anterior. Diría que hace falta no un cambio de discurso, sino modificar la institucionalidad de Pemex y no sólo fijarse en los temas de producción. También en los de exploración, detalla.
Precisa:
Es un sector en transición y repensado en las nuevas políticas. Las instituciones están en una etapa de contradicciones porque la dinámica es distinta, pero debe renovarse la institucionalidad.
Aunado a eso, que el gobierno mande señales de que los órganos reguladores del sector, como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE), pierdan fuerza o autonomía no da certeza, pues la función que tienen es mantener orden en ese campo.
La CNH mantiene su enfoque técnico y hace lo que puede dentro del marco legal vigente. Por eso no ha sido tan atacada. La CRE, por su parte, está en total y completo desmantelamiento de sus capacidades técnicas, que viró de ser árbitro imparcial, garante de un piso parejo para la inversión, a un abierto promotor de los intereses de las empresas del Estado, especialmente Pemex, destaca Monroy.
No obstante, Fluvio Ruiz expresa que esos organismos se encuentran administrando bajo las regulaciones del sector pasado, por lo que es necesario que el gobierno los deje trabajar, ya que velan por el interés del país por encima del de la iniciativa privada.
Uno de los documentos mencionados podría cambiar para bien o para mal la visión de los mercados financieros y de las calificadoras. Es la presentación del plan de negocios de Pemex, aunque preocupa a los expertos que el gobierno se enfoque en revertir la caída de la producción a corto plazo y no la crisis a futuro.
El plan de negocios quizá venga con el enfoque errado, precisamente por partir del diagnóstico equivocado. Se sigue pensando que Pemex está en esa situación por la falta de inversión, pero no es el caso. La actual administración considera que el problema de Pemex es de dinero, pero la realidad es otra. Ha tenido dinero de sobra y los resultados simplemente no están ahí. Debería buscar otra cosa que no sea sólo producción, añade Gonzalo Monroy.
Por su parte, Fluvio Ruiz agrega que si bien el plan de negocios quizá se enfoque en aumentar la producción, los mensajes de que no se invertirá en la exploración de aguas profundas –como ha anticipado Pemex al señalar que su estrategia se centrará en extraer petróleo en tierra y aguas someras– son negativos.
Inversiones
En medio de ese panorama, la CNH se ha encargado de
aprobar inversiones superiores a 10 mil millones de dólares para que la
petrolera explore campos. Además, que empresas privadas puedan realizar
esas actividades. Aunque aún falta que los contratos se firmen, a futuro
esos planes podrían rendir frutos.
En la medida en que los contratos están vigentes se debe cumplir. Hay compromisos de los programas que fueron autorizados por la administración pasada. Entonces, que siga la inversión es bueno para Pemex, empresa que tiene todo el potencial de ser autosuficiente, puntualiza Fluvio Ruiz.
La reacción de las agencias calificadoras de riesgo hacia la petrolera dependerá de la presentación del plan de negocios. Si bien Moody’s cambió la perspectiva de estable a negativa y Fitch Ratings le redujo la nota y dejó sin grado de inversión, ambas mencionan que dicho documento cambiará el rumbo sobre las decisiones.
El cambio en las políticas públicas de un gobierno de izquierda sí provoca que las calificadoras vean con recelo lo que se hace. El gobierno tampoco debe desatenderse de ellas, porque éstas esperan que se cumplan lo que se promete, cuestionan los riesgos en las políticas, pero hay que darles la vuelta, señala Fluvio Ruiz.
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