HISTORIA NEGRA DEL SINDICALISMO EN MÉXICO

Cómo fue que los anarcosindicalistas de la Casa del Obrero Mundial decidieron matar a zapatistas y villistas 

Tomado del libro: Orígenes e Historia del Movimiento Obrero en México.
Autor: Jacinto Huitrón


Hace 105 años ocurrió un hecho negro en la historia de la clase obrera en México y que debemos guardar en la memoria para que no se vuelva a repetir.
PROHIBIDO OLVIDAR que el 8 y 9 de febrero de 1915 los dirigentes anarcosindicalistas de una organización que se llamó Casa del Obrero Mundial, cuyo fin era acabar con la acumulación de riqueza basada en la explotación de los trabajadores por parte de la clase capitalista, acordaron hacer un pacto para fortalecer al ejército armado de quienes debían combatir, para aniquilar a quienes debían ser sus aliados naturales: las fuerzas revolucionarias de Emiliano Zapata y Francisco Villa.
El general Álvaro Obregón del Ejército Constitucionalista en persona, realizó los primeros contactos y negociaciones con los dirigentes anarcosindicalistas de la Casa del Obrero Mundial, explicó Jacinto Huitrón en su libro testimonial Orígenes e Historia del Movimiento Obrero en México.
Pero fue el pintor y escultor, Gerardo Murillo, quien formaba parte de un sindicato en Puebla, mejor conocido como doctor ATL, el que entregó 26 mil pesos a un grupo de 66 dirigentes para convencerlos de formar parte de los denominados "batallones rojos", al mando del Ejército Constitucionalista, que comandaba Venustiano Carranza a cuyo servicio estaba también Obregón, para matar a los milicianos zapatistas y villistas.
Emiliano Zapata y Francisco Villa, acababan de firmar la declaración de Xochimilco, en donde se comprometían a no rendirse, a mantenerse levantados en armas en distintos estados del norte centro y sur de México, hasta que se cumplieran sus demandas de reparto agrario entre los trabajadores del campo y de progreso social para todos los mexicanos. Acusaban a Venunciano Carranza, erigido presidente de México y jefe del Ejército Constitucionalista, de proteger los intereses de los ricos capitalistas y de los terratenientes, le decían canalla y mentiroso. Eso ocurrió dos meses antes, el 04 de diciembre de 1914.
Jacinto Huitrón, fue el encargado de la campaña propagandística de los "batallones rojos" y fue uno de fundadores de la Casa del Obrero Mundial. Detalló en su libro que cuando entró el Ejercito Revolucionario de Emiliano Zapata a la Ciudad de México, el 6 de diciembre de 1914, sus compañeros y él fueron a darle la bienvenida, declamando poesía y cantando loas a su victoria. Paradójicamente tres meses después estaban armados y dispuestos a matarlos.
Villa y Zapata en la capital del país se sentaron en la silla presidencial, pero se negaron a tomar el poder político y así como llegaron se fueron a principios de enero de 1915, dejando en su lugar a un administrador a cargo, pero sin ningún respaldo armado. Este administrador se puso al servicio del general Álvaro Obregón, en cuanto entró con el Ejército Constitucionalista y se declaró jefe del gobierno de la Ciudad de México.
Una de las primeras acciones de Álvaro Obregón fue expropiar la telefónica sueca Ericson, el 15 de enero de 1915, y otorgó su dirección a un dirigente anarcosindicalista de la Casa del Obrero Mundial. Por esa razón, explicó Huitrón, creyeron que con eso demostraba que era su aliado en su objetivo de que los obreros tomaran el poder de las empresas, para distribuir entre los trabajadores la riqueza que generan.
La otra acción que consideron como una prueba de su alianza fue que el 8 de febrero de 1915, el doctor Atl entregó 26 mil pesos a los líderes de la Casa del Obrero Mundial, para canjearlos por billetes del mismo monto que les otorgó Francisco Villa, pero que al salir de la capital, ya no valían. Tambien les dio llaves de la iglesia de Santa Brígida, para que se reunieran 66 delegados anarcosindicalista, de la Federación de Sindicatos de la Casa del Obrero Mundial y acordaran sumarse a las fuerzas constitucionalista del entonces presidenteVenustiano Carranza, según lo que escribió Jacinto Huitrón.
El día 8 de febrero de 1915, el doctor Atl "entregó 15 mil pesos a la casa del Obrero Mundial para canjear las sábanas villistas por los billetes constitucionalistas…El doctor Atl nos dio otros once mil pesos proporcionados por las autoridades constitucionalistas…. se acordó a las seis de la mañana (66 delegados reunidos) sumarse al constitucionalismo"
Por la noche se reunieron 66 delegados de la Federación Sindicalista de la Casa del Obrero Mundial, en la iglesia de Santa Brígida y tomaron en consideración que algunos gobernadores al mando del presidente Carranza ya estaban implementando en Puebla y Tlaxcala, el pago de 1 peso de salario mínimo y la jornada laboral de 8 horas, además de que en Veracruz se había implementado una ley laboral, "se acordó a las seis de la mañana sumarse al constitucionalismo". Era el amanecer del 9 de febrero de 1915.
Este acuerdo dio paso a la formación de los llamados "batallones rojos" formado por zapateros, costureras, sombreros, tranviarios, trabajadores de tiendas comerciales y de otros pequeños talleres, todos miembros de la corriente anarcosindicalista de la Casa del Obrero Mundial. Fueron armados para matar a campesinos revolucionarios levantados contra Carranza a quienes el presidente y Álvaro Obregón llamaban “bandidos”.
Firmaron un pacto, para lo cual se trasladaron a Veracruz con el objetivo de que Venustiano Carranza estuviera en persona, pero el presidente ni siquiera se presentó y nunca les dio la mano.
En ese acuerdo se comprometía a pagar un salario a los integrantes de los batallones rojos, por operar al servicio del ejército constitucionalista y combatir a las milicias zapatistas y los villistas, también prometió crear casas del Obrero Mundial en todas las plazas que tomaran, aprobar el pago de salario mínimo e imponer la jornada laboral de 8 horas diarias, así como crear una ley para los trabajadores, entre otros beneficios laborales.
Carranza, cumplió momentáneamente con ese pacto, mientras estaban activas las fuerzas armadas de los "batallones rojos" para matar a zapatistas y villistas, pero cuando lograron el objetivo para el cual fueron creadas y regresaron a la Ciudad de México, en febrero de 1916, desmanteló todos los logros laborales obtenidos y quedó a deber el pago prometido a los anarcosindicalistas.
Los trabajadores anarcosindicalistas Inmediatamente reclamaron con mítines y paros lo prometido, ante lo cual Venustiano Carranza ordenó encarcelarlos y cerrar definitivamente las puertas de la Casa del Obrero Mundial.

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