Cumple electricista 57 días en huelga de hambre; ofician misa en el plantón
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Lunes 21 de junio de 2010, p. 47
Este domingo, el ingeniero Cayetano Cabrera Esteva cumplió 57 días en huelga de hambre, en el campamento que mantiene el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en el Zócalo capitalino.
El Día del Padre lo pasó en el campamento con sus hijas, Gladys y Raquel, su esposa y su suegra, quien se trasladó desde Oaxaca para verlo, y aunque describe como un “día maravilloso” haber podido festejar en esta lucha del SME, hubo un momento muy difícil cuando les dijo a ellas que se mantendrá en esta huelga, que sí está dispuesto a llegar “hasta las últimas consecuencias”, hasta ofrendar su vida.
“Si el gobierno quiere un muertito para que nos haga caso, para que se haga justicia a los trabajadores, lo va a lograr, yo ya me siento muy mal, pero yo me voy al final, no me paro”, dijo Cabrera Esteva, quien para estar en esta huelga pidió un permiso sin goce de sueldo en su trabajo como maestro del Politécnico.
Sus últimos análisis clínicos señalan que Cayetano ya entró en la etapa en la que su organismo está consumiendo masa muscular. Ya tiene moretones en el cuerpo, no puede caminar más que lo indispensable. Tiene dolor de cabeza permanente, náuseas y, lo más grave, es que la miel que toma la vomita: “ya no la retiene mucho mi cuerpo. Ya estoy agotado”. Los doctores le han propuesto irse al hospital a hacerse un chequeo médico, pero el dice que vino a esta protesta a “darlo todo”.
Gladis Cabrera, su hija mayor es ingeniera electricista, a ella y sus otros familiares les dijo: “me duele mucho que me pueda pasar algo, que las pudiera dejar, pero ya no hay de otra, tenemos que luchar hasta el final” porque les regresen su trabajo en Luz y Fuerza del Centro, el cual, dijo, les arrebató este gobierno.
Fue un día difícil, porque sus familiares están muy preocupados por su salud, pero “también sonreímos un momento, se me olvidó un momento la problemática en que estamos, estuve con mi familia unida, festejando de otra forma, inolvidable, en una huelga de hambre por la injusticia que el gobierno ha cometido contra los electricistas, pero también contra todos los mexicanos”.
Dice que su lucha ya no es sólo del SME, sino de todos los trabajadores del país, porque el gobierno de Felipe Calderón ha tomado acciones contra todos los obreros del país. “Mi coraje contra este gobierno es lo que me mantiene en esa lucha, mi meta es por lograr que los que nos gobiernan volteen a ver lo que nos están haciendo, a que nos den una solución, a que haya un acuerdo para que nos devuelvan el trabajo; dejé mi otro empleo, mi familia, me voy hasta las últimas consecuencias. Ya siento piquetes a la altura del hígado, del riñón, pero voy a seguir acá, no es posible que haya tanta injusticia en el país”.
Señala que sus palabras le dolieron a sus familiares, pero que él no está ahí porque quiera, que “esto no es un juego” como lo ha querido hacer ver el gobierno y algunos medios.
En el campamento del Sindicato Mexicano de Electricistas en el Zócalo hubo una misa por los trabajadores que siguen en la huelga de hambre, por los obreros en general, la cual ofició el sacerdote Carlos Rodríguez, del Centro de Reflexión y Acción Laboral, y como la realizada a Cayetano se multiplicaron las visitas a los ayunantes de parte de sus hijos.
Fuente
Periódico La Jornada
Lunes 21 de junio de 2010, p. 47
Este domingo, el ingeniero Cayetano Cabrera Esteva cumplió 57 días en huelga de hambre, en el campamento que mantiene el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en el Zócalo capitalino.
El Día del Padre lo pasó en el campamento con sus hijas, Gladys y Raquel, su esposa y su suegra, quien se trasladó desde Oaxaca para verlo, y aunque describe como un “día maravilloso” haber podido festejar en esta lucha del SME, hubo un momento muy difícil cuando les dijo a ellas que se mantendrá en esta huelga, que sí está dispuesto a llegar “hasta las últimas consecuencias”, hasta ofrendar su vida.
“Si el gobierno quiere un muertito para que nos haga caso, para que se haga justicia a los trabajadores, lo va a lograr, yo ya me siento muy mal, pero yo me voy al final, no me paro”, dijo Cabrera Esteva, quien para estar en esta huelga pidió un permiso sin goce de sueldo en su trabajo como maestro del Politécnico.
Sus últimos análisis clínicos señalan que Cayetano ya entró en la etapa en la que su organismo está consumiendo masa muscular. Ya tiene moretones en el cuerpo, no puede caminar más que lo indispensable. Tiene dolor de cabeza permanente, náuseas y, lo más grave, es que la miel que toma la vomita: “ya no la retiene mucho mi cuerpo. Ya estoy agotado”. Los doctores le han propuesto irse al hospital a hacerse un chequeo médico, pero el dice que vino a esta protesta a “darlo todo”.
Gladis Cabrera, su hija mayor es ingeniera electricista, a ella y sus otros familiares les dijo: “me duele mucho que me pueda pasar algo, que las pudiera dejar, pero ya no hay de otra, tenemos que luchar hasta el final” porque les regresen su trabajo en Luz y Fuerza del Centro, el cual, dijo, les arrebató este gobierno.
Fue un día difícil, porque sus familiares están muy preocupados por su salud, pero “también sonreímos un momento, se me olvidó un momento la problemática en que estamos, estuve con mi familia unida, festejando de otra forma, inolvidable, en una huelga de hambre por la injusticia que el gobierno ha cometido contra los electricistas, pero también contra todos los mexicanos”.
Dice que su lucha ya no es sólo del SME, sino de todos los trabajadores del país, porque el gobierno de Felipe Calderón ha tomado acciones contra todos los obreros del país. “Mi coraje contra este gobierno es lo que me mantiene en esa lucha, mi meta es por lograr que los que nos gobiernan volteen a ver lo que nos están haciendo, a que nos den una solución, a que haya un acuerdo para que nos devuelvan el trabajo; dejé mi otro empleo, mi familia, me voy hasta las últimas consecuencias. Ya siento piquetes a la altura del hígado, del riñón, pero voy a seguir acá, no es posible que haya tanta injusticia en el país”.
Señala que sus palabras le dolieron a sus familiares, pero que él no está ahí porque quiera, que “esto no es un juego” como lo ha querido hacer ver el gobierno y algunos medios.
En el campamento del Sindicato Mexicano de Electricistas en el Zócalo hubo una misa por los trabajadores que siguen en la huelga de hambre, por los obreros en general, la cual ofició el sacerdote Carlos Rodríguez, del Centro de Reflexión y Acción Laboral, y como la realizada a Cayetano se multiplicaron las visitas a los ayunantes de parte de sus hijos.
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