Chavela Vargas, grave; permanece en terapia intensiva por bronconeumonía

De la Redacción y agencias
 
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de agosto de 2012, p. 43 

Hasta el cierre de esta edición, la cantante Chavela Vargas, de 93 años de edad, permanecía internada en una sala de terapia intensiva del Hospital Inovamed de la ciudad de Cuernavaca, Morelos, debido a una bronconeumonía, informó el martes una fuente del nosocomio.
Chavela Vargas está en terapia intensiva por bronconeumonía, dijo un funcionario administrativo del hospital Inovamex de Cuernavaca, adonde fue ingresada el lunes al mediodía.
Algunos familiares y amigos cercanos a la cantante nacida en Costa Rica en 1919, pero mexicana por adopción, han llegado al hospital privado en medio de un fuerte hermetismo sobre su estado de salud, indicó el funcionario, quien pidió guardar el anonimato.
La artista había regresado la semana pasada de España donde presentó su disco La luna grande, dedicado al poeta Federico García Lorca. En la ciudad de Madrid debió ser hospitalizada para someterla a exámenes.
La intérprete de Un mundo raro, La Llorona y Paloma negra, entre muchas otras, cuya ronca voz se convirtió en símbolo de la música de México, llegó a vivir a este país en la década de 1930, cuando apenas era adolescente, e inició su carrera cantando acompañada de su guitarra en las calles de la capital.
La cantante, destacada en el género de la ranchera y pionera en la interpretación femenina de boleros, decidió establecer su residencia en Tepoztlán, Morelos.
Isabel Vargas Lizano, conocida artísticamente como Chavela Vargas, construyó una vida de leyenda por su relación con figuras relevantes de la cultura mexicana del siglo XX, como José Alfredo Jiménez, Frida Kahlo y Diego Rivera y, más recientemente, con el cineasta español Pedro Almodóvar, y su compatriota, el cantautor Joaquín Sabina.
En la década de los 90, tras varios años sumida en el alcoholismo, Chavela Vargas volvió a los grandes escenarios con una gira por España y nuevas grabaciones de los temas que se hicieron clásicos en su particular voz, como Piensa en mí, Cruz de olvido y El último trago, con los que llenó míticos escenarios como el Olimpia de París y el Carnegie Hall de Nueva York.
Yo creo que a mí me odian los dioses porque sigo aquí; quién sabe qué comí, pero no me muero, dijo en tono de broma en marzo pasado al presentar el disco en homenaje a García Lorca en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México, acompañada en el escenario por la mexicana Eugenia León, la española Martirio y la sobrina del poeta, Laura García Lorca.
A Chavela Vargas siempre le ha gustado recordar en el escenario cómo José Alfredo Jiménez y su esposa la descubrieron cantando, cuando era casi una niña, en una esquina de la avenida Insurgentes, una de las vías principales de la ciudad de México.
A partir de entonces, José Alfredo y la cantante se convirtieron en amigos inseparables hasta el día en que el compositor murió, dejándola en una soledad extraña, según declaró Chavela en 2009, cuando la capital mexicana organizó un homenaje para declararla Hija Distinguida.
Chavela supo vivir como le dio la gana, en una época en la que a nadie sabía darle la gana, apuntó entonces el escritor Carlos Monsiváis (1938-2010), quien la acompañó sobre el escenario del legendario Teatro de la Ciudad durante las casi dos horas que duró la celebración.

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