Si no se anula la elección del primero de julio México será un Estado canalla

Si no se anula la elección del primero de julio México será un Estado  canalla
Sin embargo, para la mafia en el poder lo único importante es que Peña Nieto tenga ya en sus manos la constancia que lo acreditara como presidente electo


Guillermo Fabela - Opinión EMET


Estamos ante la última oportunidad de evitar la total bancarrota de la “democracia” que aún conserva su fachada. Si no se anula la elección del domingo primero de julio, el país será otro en adelante, pero no para bien de la sociedad sino todo lo contrario. El Estado canalla será el referente sociológico para caracterizar a México, la nación latinoamericana que más cerca estuvo de establecer un sistema político moderno, una verdadera democracia participativa, luego del triunfo de la Revolución Mexicana en el sexenio del Presidente Lázaro Cárdenas.
            La oligarquía al servicio de intereses extranjeros, y el grupo en el poder, están obstinados en sentar a Enrique Peña Nieto en la silla presidencial, de manera fraudulenta como lo demuestran las pruebas aportadas por la coalición Movimiento Progresista. Dice Jesús Murillo Karam, operador de la defensa priísta, que sería un “daño terrible” para la democracia, si se cometiera un fraude de la dimensión estimada por el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Entonces, lo razonable sería despejar todas las dudas existentes y esperar que las autoridades electorales concluyan que los comicios fueron legales y apegados a lo que asienta el artículo 41 constitucional.
            Esto explica la prisa que tienen, tanto el PRI como el Instituto Federal Electoral (IFE), en que ya termine el proceso y se reconozca el “triunfo” de Peña Nieto. Suponen que, como dice el dicho, “palo dado ni Dios lo quita”. Pero sería el equivalente a un golpe de Estado técnico, y por lo tanto estaríamos nuevamente ante un “presidente” espurio, a cuyo partido le importa un bledo el sentir de los ciudadanos. Se entiende la prisa porque cada día que pasa, las pruebas del proceder ilegal de la coalición PRI- Partido Verde se hacen más evidentes y abundantes, crece la conciencia entre los ciudadanos de que se violentó la legalidad para imponer en el poder a una camarilla, la salinista, deseosa de continuar medrando y dañando a la nación.
            El jueves, la coalición Compromiso por México demandó al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que expida cuanto antes la constancia de presidente electo, pues anular la elección, “redundaría en agravio a la voluntad expresada a través del sufragio de los ciudadanos mexicanos”. El fondo del asunto es que la voluntad expresada en las urnas fue comprada, como lo demuestran las pruebas presentadas de uso indebido de recursos por parte del PRI. El agravio para los ciudadanos mexicanos sería si no se anulara la elección presidencial, ya que se estaría desconociendo el sufragio mayoritario, que sí fue emitido voluntariamente, sin recibir nada a cambio.
            Sin embargo, para la mafia en el poder lo único importante es que Peña Nieto tenga ya en sus manos la constancia que lo acreditara como presidente electo, sin que le importe el grave daño a la sociedad. Incluso da por hecho que así será y se apresta a superar los problemas que se presenten para la toma de posesión. Manlio Fabio Beltrones afirma que Peña Nieto no tendrá problemas para rendir protesta en San Lázaro, como sí los tuvo Felipe Calderón. Incluso,  el PRI  tiene lista una iniciativa para modificar el artículo 83 constitucional, a fin de acortar el lapso entre las elecciones y el acto protocolario de toma de protesta.
            De acuerdo con Beltrones, con la reforma política que pronto empezará a operar, los mandatarios no tendrán que pasar el bochorno que sufrió Calderón al rendir la protesta, pues lo podrán hacer “ante el Congreso, las mesas directivas de ambas cámaras, la Comisión Permanente o ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el lugar que así se señale”. Así como quieren los salinistas, bien podría hacerlo hasta en su propia casa particular, y luego brindar cómodamente con los cuates hasta la madrugada.
            Cabe observar la total falta de respeto al pueblo de parte del grupo en el poder, y el menosprecio a una oposición que considera útil cuando es manejable. A la que no lo es quisiera extirparla de la faz de la Tierra, por estorbosa y molesta. Podrá evitar ser aniquilada si hoy cierra filas en torno al objetivo fundamental de evitar la imposición de Peña Nieto. Lograrlo será una victoria histórica que abrirá amplias posibilidades de progreso a la nación, al frenarse un programa de “gobierno” absolutamente antidemocrático, injusto en grado extremo, tal como lo demuestran las acciones puestas en marcha en España por el régimen conservador de Mariano Rajoy.
Se trata de un mismo programa, delineado en los más altos círculos de poder trasnacional, con el fin de prolongar la vigencia del neoliberalismo en el mundo, aunque con ello se ponga en grave riesgo la paz mundial. México tiene recursos naturales todavía muy apetecibles, y una economía que operada desde Washington puede todavía rendir cuantiosos dividendos a los grandes monopolios. Estamos a tiempo de evitar esta debacle que anularía el futuro de las nuevas generaciones.

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