Viven capitalinos dos días de histeria y miedo

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Negocios cerrados se observaron ayer en la delegación Iztapalapa por el rumor de que grupos violentos arremeterían contra la poblaciónFoto Alfredo Domínguez
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Calles vacías se observaron ayer en la delegación Iztapalapa por el rumor de que grupos violentos arremeterían contra la poblaciónFoto Alfredo Domínguez
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Escuelas cerrados se observaron ayer en la delegación Iztapalapa por el rumor de que grupos violentos arremeterían contra la poblaciónFoto Jesús Villaseca
Mirna Servín
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de septiembre de 2012, p. 36
El miedo se propagó ayer como epidemia en calles de la delegación Iztapalapa, en los límites con el estado de México. El terror era real. Tan real, que avenidas enteras se veían solas y con las cortinas de los negocios cerradas. Decenas de escuelas suspendieron clases y padres de familia regresaron a sus casas a guardar los temores de su familia tras una puerta cerrada.
Desde la noche del miércoles, los habitantes de las zonas limítrofes del Distrito Federal empezaron a sufrir la conmoción de rumores que pronto, a través de redes sociales, de voz en voz, derivaron en consecuencias reales. Transportistas del paradero de Pantitlán se negaron a dar servicio hacia el estado de México, ante la especie de que comandos armados rafagueaban comercios, casas con propaganda perredista o incluso, decían, a la población.
El origen de una violencia extendida derivó de un conflicto ocurrido el miércoles entre transportistas de diferentes organizaciones que se disputaban rutas en San Vicente Chicoloapan, donde se reportaron dos muertos y 35 heridos.
La incertidumbre no paró ahí. Se extendió a colonias de la delegación Iztapalapa, como Santa Cruz Meyehualco, San Sebastián, San Miguel Teotongo, Ejército de Oriente, Santa María Aztahuacán, Tepalcates y Lomas Estrella, entre otras, al igual que en varias colonias de las delegaciones Iztacalco y Tláhuac. El temor, de acuerdo con los testimonios recogidos, ya no sólo era sobre antorchistas (grupo afín al PRI) que venían muy violentos, saqueando, incediando autos y golpeando personas, sino que se llegó a asegurar que había grupos criminales como Los Zetas y La Familia Michoacana.
Norma, vecina de San Sebastián, corrió por sus hijos a la escuela ante los rumores. La gente lloraba y corría para recoger a sus hijos. ¿Cómo me dice que no está pasando nada? Es que los medios tratan de ocultar la realidad. Este miedo es de verdad, comentó. Sin embargo, al insistir en preguntarle sobre lo que había visto, contestó irritada: ¿Es usted policía?, porque está dale y dáae con que si yo lo vi.
Gran parte de las escuelas del oriente, incluso el CCH, suspendieron actividades o registraron gran ausentismo, debido al temor.
Los papás no paraban de llamarnos para ver qué estaba ocurriendo, hasta que cerramos, explicó un maestro de la escuela primaria Roberto Gayol, turno vespertino.
Otro factor que inmovilizó a la población de esa zona fue el transporte, ya que muchos choferes dejaron de dar servicio ante la idea de que ocurrirían disturbios. Las personas llamaban a sus familiares para que las recogieran. Se extendió por la ciudad la certeza de que algo ocurría.
“En un auto, alguien pasó gritando que nos metiéramos a nuestra casa, luego, otros vecinos dijeron que porros estaban robando en el tianguis de San Lorenzo Tezonco. No sabemos qué ocurre en realidad”, relató Georgina, vecina. Poco después ella misma confirmaría, al salir de su casa, el supuesto lugar donde ocurrían las agresiones, que sólo eran rumores.

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