La dictadura del número

La dictadura del  número
Se viene trabajando históricamente en dos movimientos: por un lado la declinación de las formas de autoridad (padre, gobernante, sacerdote, maestro, etc.)


@CamiloRamirez_

“Ser objeto de negociación no es, sin duda, para un sujeto humano, una situación insólita, pese a la verborrea sobre la dignidad humana y los Derechos del Hombre.  Cada cual, en cualquier aprehensión, tanto y en todos los niveles, es negociable, ya que cualquier aprehensión un tanto seria de la estructura social nos revela el intercambio. El intercambio en cuestión es intercambio de individuos, es decir, de soportes sociales que son, además, lo que se llama sujetos, con todo lo que ello entraña de derechos sagrados a la autonomía, según dicen.  Todos saben que la política consiste en negociar, y en su caso al por mayor, por paquetes, a los mismos sujetos. Llamados ciudadanos por cientos de miles.[1] 
Jacques Lacan


La historia occidental también podría ser vista como el pasaje y las transformaciones de la idea al número, a su desplazamiento en la mirada de Dios, bajo el dominio de la iglesia, para luego transitar por “el camino”  (método) científico como vía para descifrar el lenguaje de la naturaleza, a fin de, posteriormente, explotarla haciendo serie de ella; hasta finalmente despojar – se pensará- del lastre ideológico (político, económico, religioso, etc.) a lo humano, mediante el sometimiento de las vidas bajo el imperio del número que busca fijar y cifrar lo humano y su subjetividad al mecanismo de la bio-estadística ($) 1, 2, 3, 4....
Se viene trabajando históricamente en dos movimientos: por un lado la declinación de las formas de autoridad (padre, gobernante, sacerdote, maestro, etc.) que otrora funcionaran como referentes sociales, y por el otro, estableciendo un orden aparentemente más amable y puro: el del bios. Cuyo efecto es el de des-subjetivizar la existencia para que ésta tenga otras lógicas y coordenadas en la línea de la homologación animal de lo humano, por sus implicaciones de uso y ganancia para el mercado. De ahí que, por ejemplo, se proponga la “calidad de vida” como única forma que los humanos deberíamos adoptar  para vivir la salud, el trabajo y la presencia/ausencia de enfermedades, así como también la gestión y distribución del placer y el goce, mediante una especie de moral-goce que busca imponerse mediante estrategias de explotación de lo sensible, donde la sensación toma la forma de la verdad (La paz, la alegría, etc.) así como la imagen desplaza al discurso, intentando dejar al sujeto cada vez más desprovisto de recursos discursivos para hacer frente al embate del imperio de lo sensible. Por ello no es extraño que las soluciones que se proponen desde ese mismo lugar del biopoder sean en la misma línea que las causas: atragantar el cuerpo, callar lo imposible de decir mediante el hartazgo por el goce ofreciendo un objeto aparentemente “bueno” (comida, bebida, medicinas, etc.) cuyo efecto es calmar la tensión que experimental el cuerpo, mediante un objetivo velado, pero implacable: que el consumo consuma, desaparezca, mate, pero no a sí mismo, el consumo en sí, sino a quien es tocado por su vorágine.


[1] Lacan, J. El seminario 11: los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Clase 1, 15 enero 1964.
Camilo Ramírez Garza - Opinión EMET
 

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